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Biblioteca – Todos los Artículos

Hipercalcemia

Nivel de manejo del médico general: Diagnóstico: Sospecha. Tratamiento: Inicial. Seguimiento: Derivar.

 

Aspectos esenciales

  • Emergencia oncológica
  • Trastorno metabólico más frecuente
  • El 80% de los casos no presentan metástasis óseas
  • Tumores que más frecuentemente la provocan son cánceres de mama, pulmón y el mieloma múltiple.
  • Síntomas poco específicos, que pueden coincidir o traslaparse con el tratamiento de base
  • Se debe corregir el calcio sérico con la albúmina
  • Tratamiento: Hidratación más bifosfonatos
  • Factor de mal pronóstico 

 

Caso clínico tipo

Paciente de 75 años de edad con antecedentes mórbidos de tabaquismo suspendido y cáncer de pulmón con último TAC que muestra metástasis hepáticas, actualmente en quimioterapia y utiliza morfina para manejo del dolor. Presenta cuadro de tres semanas de evolución de fatiga, pérdida del apetito, náuseas, estreñimiento, poliuria y desorientación ocasional. Al examen físico se encuentra con signos vitales normales, deshidratada, adelgazada y leve deterioro cognitivo. Se decide tomar exámenes de sangre donde destacan glicemia de 90 mg/dL, nitrógeno ureico de 20 mg/dL, creatinina 1 mg/dL, sodio de 120 mEq/L, potasio 3 mEq/L, calcio 10 mg/dL y albúmina de 1,5 g/gl.

 

Definición

Corresponde a una emergencia oncológica metabólica. Resulta cuando la entrada de calcio en la circulación excede la excreción de calcio en la orina o deposición en los huesos y por lo tanto la concentración sérica de calcio supera los 10,5 mg/dl (VN: 8,5- 10,5 mg/dl). Se considera leve si es < 12 mg/dl, moderada entre 12 y 14 mg/dl y severa > 14 mg/dl.

Si se mide calcio iónico se considera hipercalcemia si > 1,32 mmol/L (VN: 1,16-1,32 mmol/L).

 

Etiología-epidemiología-fisiopatología

  • Etiología: entre los tumores que más frecuentemente la provocan encontramos los cánceres de mama, pulmón y el mieloma múltiple.
  • Epidemiología: la hipercalcemia está presente en hasta un 30% de los enfermos con cáncer.

La presencia de hipercalcemia tiene un significado pronóstico, particularmente cuando hay elevación de del PTHrP (proteína relacionada con PTH). Entre un 10 a 30% de los enfermos con hipercalcemia están vivos un año después.

  • Fisiopatología: existen tres mecanismos de producción de hipercalcemia (Tabla 2):
  1. Hipercalcemia osteolítica local: el más evidente es la destrucción local de hueso con aumento de la actividad de osteoclastos y liberación de citoquinas. Este mecanismo da cuenta de un 20% de las hipercalcemias. Es visible cuando existe osteolisis importante, como en los casos de mieloma múltiple o en tumores sólidos como mama o pulmón. Las citoquinas más identificadas con el problema son el TNF, la interleuquina 1 y 6 y son las que activan los osteoclastos. 
  2. Hipercalcemia humoral de malignidad: un segundo mecanismo es el «humoral», con presencia de PTH-rP, que es una sustancia secretada por los tumores y que es análoga a la PTH (tiene concordancia en los 13 primeros aminoácidos), con una acción similar, produciendo aumento de la reabsorción ósea de calcio y aumento de la absorción a nivel de túbulo distal. Este mecanismo es responsable de cerca de un 80% de los casos de hipercalcemia.
    Mecanismo de hipercalcemia humoral de malignidad: La acción de la PTH-rP, secretada a la sangre o en forma paracrina, promueve la expresión del ligando del receptor activador del factor nuclear kappa B (RANKL) en el hueso. el RANKL contribuye a la hipercalcemia uniéndose a RANK en la superficie de los precursores de octeoclastos, llevando a la activación de estos.  
  3. Linfomas secretores de calcitriol: por último, algunos tumores secretan calcitriol (1,25 hidroxi vitamina D), que produce hipercalcemia, este mecanismo es diagnosticado en presencia de hipercalcemia con persistencia de niveles elevados de vitamina D. Esto es más frecuente en los linfomas no Hodgking, observándose la formación  de 1,25 hidroxi vitamina D por los linfocitos o macrófagos neoplásicos. Este mecanismo también está presente en enfermedades granulomatosas como la sarcoidosis.  

 

Diagnóstico

Los síntomas de hipercalcemia son inespecíficos, dentro de ellos están los síntomas neurológicos, letargia y confusión, síntomas digestivos náuseas, anorexia y constipación.

Hay síntomas generales como la fatiga.

Son remarcables la presencia de poliuria, polidipsia y aparición de hipovolemia, que puede ser profunda, contribuyendo a un deterioro agudo de la función renal.

El diagnóstico se hace con la medición de calcio iónico o el calcio total en sangre, en este último caso de debe aplicar una fórmula para corregir la calcemia.

El calcio iónico es el catión bioquímicamente activo. En la sangre el calcio va unido en 40% de albúmina, en un 50% va ionizado y en un 10% va unido a iones complejos. Cambios en los niveles de albúmina, llevan cambios en la concentración de calcio iónico.

Como aproximación es útil la fórmula: 

En las imágenes, serán visibles las lesiones osteolíticas cuando las hay; la presencia de PTH baja en el contexto de hipercalcemia y ausencia de lesiones líticas, hace sospechar la existencia del mecanismo humoral, explicándose el fenómeno por la supresión de la PTH por su símil. En la práctica clínica es posible la medición y monitoreo de la PTH-rP.

Diagnóstico diferencial:

  • Hiperparatiroidismo primario: habitualmente se presenta con hipercalcemia asintomática, crónica. Calcio sérico y PTH sérica aumentada.

 

Tratamiento

El primer punto a decidir es si vamos a hacer una terapia activa (reducción de los niveles de calcemia) o no, pues el tratamiento activo puede ser adecuado si existe un pronóstico favorable y si tenemos más terapias para ofrecer, sin embargo, no será necesario en un paciente que está cerca del fin de su vida.

El tratamiento comprende de :

  1. Hidratación vigorosa con solución salina: el primer objetivo es la reposición de volumen, tratando de llevar al paciente a euvolemia. La forma más rápida de iniciar la reducción de la calcemia es el aporte de fluido, aún cuando su utilidad está limitada por la necesidad de aportar varios litros de soluciones intravenosas. Una clara limitante de esta estrategia la vemos en pacientes con insuficiencia cardiaca o renal, que no pueden tolerar sobrecargas de volumen.
  2. Diuréticos de asa (Furosemida): promueve la calciuria y acentúa el efecto de la hidratación. Deben utilizarse con precaución, una vez corregida la hipovolemia y con atención a los desbalances hidroelectrolíticos potenciales.
  3. Bifosfonatos (análogos inorgánicos de pirofosfato): corresponde al estándar actual, estos actúan impidiendo la acción reabsortiva de los osteoclastos. Su acción es relativamente rápida con un peak cerca del tercer o cuarto día. Los bifosfonatos disponibles son Pamidronato (en dosis única de 60 a 90 mg EV, en 4 horas), o Zolendronato (en dosis única de 4 mg EV, en 15 minutos) o Ibandronato (en dosis única de 4-6 mg EV, en 2 horas). Utilizar con precaución en la insuficiencia renal. Existe riesgo de osteonecrosis mandibular.   
  4. Calcitonina (SC o EV): es eficaz, aunque de utilidad muy limitada (unas 48 horas) por taquifilaxis.
  5. Corticoides: tienen efecto en la reducción de secreción de la vitamina D3 por linfocitos o macrófagos. Este efecto tiene lugar entre 2 a 5 días del inicio. Son particularmente útiles en las neoplasias hematológicas. Las dosis de 40 a 60 mg de prednisona al día son eficaces en estos casos.  

 

Seguimiento
Derivar.

Lupus eritematoso sistémico

Nivel de manejo del médico general: Diagnóstico: sospecha. Tratamiento: inicial. Seguimiento: derivar.


Aspectos esenciales

  • Es más frecuente en mujeres en edad reproductiva.

  • La artritis es poliarticular no erosiva y no deformante en la mayoría de los casos.

  • Clínica junto a ANA (+) es altamente sensible para diagnóstico.

 

Caso clínico tipo
Mujer de 22 años consulta por cuadro febril de una semana de evolución, artralgias, astenia y adinamia. Al examen físico ausencia de murmullo pulmonar en base pulmonar derecha.
Hemograma con Hb: 10,6, Hcto: 31%, VCM: 92.5, GB 3700, linfocitos 40% y plaquetas 130.000.
ANA (+), DNA (+) e hipocomplementemia.

 

 


Definición
Enfermedad inflamatoria crónica de patogenia desconocida y etiología autoinmune. Se caracteriza por la formación de autoanticuerpos, inmunocomplejos y un heterogéneo compromiso multiorgánico, en el cual los tejidos y células experimentan lesión mediada por autoanticuerpos fijadores de tejido y complejos inmunitarios.

Epidemiología
La incidencia en EEUU es de 1,8-7,6 x 100.000 habitantes y la prevalencia de 40-50 x 100.000 habitantes. Es más frecuente en mujeres, presentando una relación de 9-12:1 respecto a los varones. La edad promedio de aparición en mujeres blancas es de 37 años. Es más frecuente en raza negra y el antecedente de familiar de primer grado con LES implica un aumento en 3,3-9,1 veces el riesgo de presentar la enfermedad.

Etiología

La etiología es desconocida, pero se presume la participación de componentes genéticos, ambientales y hormonales. Estos últimos generarían una disfunción en las células T y una producción anormal de citokinas que conllevarían a una activación de linfocitos B. Dicha activación está directamente relacionada con la formación de autoanticuerpos que, ya sea daño directo o mediante la formación de inmunocomplejos, generarán el daño multisistémico de la enfermedad.
Dentro de los autoanticuerpos, vale destacar los antinucleares (ANA) como los más sensibles para LES. Un ANA (+) es sólo la punta del iceberg, pues se debe determinar si esos anticuerpos se dirigen contra estructuras proteicas no histonas (ENA) o contra el DNA (anticuerpos antiDNA), los cuales son altamente específicos para LES. Además es posible que factores relacionados con las hormonas sexuales, genéticos y ambientales posean relevancia en la patogenia.

Diagnóstico
Criterios clínicos e inmunológicos: Se requiere de 4 de 11 criterios para clasificar a un paciente como LES (ACR 1997).

  • Eritema malar: Representa la clásica erupción eritemoescamosa en región malar y nasal. Se presenta en aproximadamente el 30-40% de los pacientes.

  • Eritema discoide: Lesiones solevantadas, descamativas, de borde irregular y que pueden desencadenar una cicatriz atrófica. Generalmente están ubicadas en mejillas y detrás de las orejas.

  • Fotosensibilidad: Luego de la exposición al sol se genera la aparición de nuevas lesiones, la exacerbación de lesiones antiguas o el empeoramiento del proceso sistémico. Este fenómeno en mayor o menor grado ocurre en cerca de la mitad de los pacientes.

  • Úlceras orales: Se pueden localizar en mucosa del paladar ginguival, labial e incluso lengua. Pueden ser dolorosas o asintomáticas. Ocurre en aproximadamente el 25% de los pacientes.

  • Artritis no erosiva que comprometa 2 o + articulaciones periféricas: Manifestación muy frecuente, se encuentra desde el 53-95% según las distintas series. La gran mayoría son poliartritis no erosiva no deformante. Las articulaciones más afectadas son la IFP, rodillas, muñecas y MCF. Entre el 10-50% de los casos puede encontrarse deformaciones similares a AR pero no erosivas, fenómeno denominado Artropatía de Jaccoud.

  • Serositis: Pleuritis (historia de dolor pleurítico o frote auscultado, o evidencia de derrame pleural) o pericarditis documentada por ECG o frote o evidencia de derrame pericárdico.

  • Enf. renal: Proteinuria persistente mayor a 0,5 g/día o mayor de +++ si no hizo cuantificación o cilindros celulares (puede abarcar compromiso glomerular (lo más frecuente), túbulointersticial y vascular). Las anormalidades de orina van de hematuria asintomática a proteinuria en rango nefrótico. Se caracteriza por positividad de anticuerpo anti DNA y disminución del complemento.

  • Enf. Neurológica: Convulsiones o psicosis en ausencia de medicamentos o condiciones que pudieran provocarla (las manifestaciones neurológicas no son extrañas en el LES, si bien tanto la psicosis como las convulsiones no son manifestaciones frecuentes, distintos grados de disfunción cognitiva pueden ocurrir en hasta el 66% de los pacientes con LES).

  • Alt. hematológica: Anemia hemolítica con reticulocitosis o leucopenia menor 4.000 x mm³ o linfopenia menor de 1.500 x mm³ o trombocitopenia menor de 100.000 x mm³, pudiendo esta última ser la primera y única manifestación de la enfermedad (uno de los hallazgos más frecuentes, pero que no forma parte de los criterios diagnósticos, es la anemia normocítica normocrómica de enfermedad crónica).

  • Alt. Inmunológica: Anti DNA (+) (presente en 40-70% de los LES, y generalmente se asocia a enfermedad renal con hipocomplementemia), o anti Sm (+) (sólo en 15-30% de los pacientes con LES, pero es el anticuerpo dentro de los ENA, más específico) o prueba serológica para sífilis falso (+) por 6 meses como mínimo o anticuerpos antifosfolípidos (anticoagulante lúpico, anticardiolipina o anti β2-glicoproteína I).

  • Anticuerpos antinucleares (ANA): Presentes en el  95-99% de los pacientes con LES, pero de baja especificidad debido a su positividad en otras patologías reumatológicas (EMTC 100%, esclerodermia 60-90%, Sjögren 40-70%, artritis reumatoide 50-60% y en otras enfermedades no reumatológicas (hepatitis crónica, tiroiditis de Hashimoto y miastenia gravis). Existen nuevos criterios de LES publicados el año 2012 (criterios SLICC), los cuales aún no son de uso masivo, pero que cumplen con aumentar la sensibilidad mediante la consideración de manifestaciones antes no incluidas como la alopecia, la hipocomplementemia, alteraciones neurológicas como la mononeuritis múltiple y la mielitis. Requiere también 4 o más criterios para ser clasificado como LES, con al menos 1 criterio clínico y 1 inmunológico. Incluye además, la presencia de una biopsia renal compatible con nefropatía lúpica asociada a ANA o antiDNA (+) como criterio en sí mismo para el diagnóstico, sin necesidad de otras manifestaciones.

Criterios clínicos:

  • Lupus cutáneo agudo, incluyendo lupus rash malar, lupus rash fotosensible, etc.

  • Lupus cutáneo crónico, incluyendo lupus discoide y otras.

  • Úlceras orales.

  • Alopecia.

  • Sinovitis involucran 2 o más articulaciones o sensibilidad en dos o más articulaciones y por lo menos con 30 minutos de rigidez matinal.

  • Serositis.

  • Compromiso renal: proteinuria (≥500 mg proteínas/24 horas) o hematuria.

  • Compromiso neurológico (por ejemplo, convulsiones, psicosis, neuritis, neuropatía, etc.).

  • Anemia hemolítica.

  • Leucopenia o linfopenia.

  • Trombocitopenia

  • Criterios inmunológicos

    • ANA nivel por encima del rango de referencia de laboratorio.

    • Anti-dsDNA de anticuerpos nivel por encima del rango de referencia de laboratorio (o mayor de 2 veces el rango de referencia en caso de prueba de ELISA).

    • Anti-Sm: Presencia de anticuerpos contra el antígeno Sm nuclear.

    • Anticuerpos antifosfolípidos positivos.

    • Complemento bajo.

    • Resultado positivo de Coombs directo.

 

Tratamiento
Medidas generales como disminución de factores de riesgo cardiovascular y fotoprotección.

  • Corticoides son piedra angular en el tratamiento, colaborando con la resolución de las manifestaciones inflamatorias. Las altas dosis de prednisona o los pulsos de metilprednisolona, están reservadas para situaciones con compromiso de órganos vitales o riesgo de muerte.

  • Antimaláricos (hidroxicloroquina): Inmunomoduladores efectivos en síntomas leves y moderados. Resultan muy útiles en manifestaciones cutáneas y articulares, con efecto protector en nefropatía lúpica y de uso seguro y necesario en embarazo.

  • Inmunosupresores: Ciclofosfamida, azatioprina, micofenolato, utilizados ante compromiso orgánico severo.

Seguimiento
Derivar a especialista

 

Bibliografía

1. Rev. Chilena Dermatol. 2015; 31 (3) : 230 – 237. Puntos de encuentro entre la dermatología y la reumatología. Jara I.

2. Derivation and validation of the Systemic Lupus International Collaborating Clinics classification criteria for systemic lupus erythematosus. Arthritis Rheum. 2012 Aug;64(8):2677-86.

3. Petri M. Review of classification criteria for systemic lupus erythematosus. Rheum Dis Clin North Am. 2005 May;31(2):245-54.

4. Lupus eritematoso sistémico, artritis reumatoide y otras enfermedades del tejido conjuntivo – Capítulo 169. Harrison. Manual de medicina. 18º edición. Editorial McGraw Hill.

Coagulopatía congénita sangrante

Nivel de manejo del médico general: Diagnóstico Sospecha Tratamiento Inicial Seguimiento Derivar

Aspectos esenciales
Situación de urgencia.
Al momento de iniciar el tratamiento la estabilización hemodinámica es lo cardinal.
Una vez estabilizado se debe trasladar a un centro terciario.

Caso clínico tipo
Hombre de 25 años con antecedentes de Hemofilia A. Acude al SU por un cuadro de 1 día de evolución de aumento de volumen rodilla asociado a impotencia funcional, se habría desencadenado luego de un traumatismo. Al examen físico se encuentra pálido con FC de 120 lpm, destaca aumento de volumen de rodilla derecha asociado a rigidez articular.

Definición
Cualquier tipo de sangrado en paciente con coagulopatia.

Etiología-epidemiología-fisiopatología
Su frecuencia es variable y dependerá de la frecuencia de las coagulopatias en la población donde nos desempeñemos, asi como el control que lleven los pacientes de esta. Según el tipo de coagulopatía congénita es donde se presentarán los sangrados con mayor frecuencia. En la enfermedad de Von Willebrand (cualquiera de sus tipos) predominará el sangrado de mucosas (gingivorragia, menometrorragia, etc). Mientras que en las hemofilias predominarán los sangrados de tipo articular, desencadenados principalmente después de un traumatismo.

Diagnóstico
La sospecha es clínica dado el antecedente y el sitio de sangrado (ya mencionado anteriormente).

El examen físico debe evaluar el estado hemodinámico, la presencia de petequias y hematomas en cualquier localización.

Los exámenes de laboratorio que presentan utilidad son el recuento de plaquetas y la pruebas de coagulación, principalmente para determinar el trastorno subyacente. Como toda hemorragia aguda, el Hto y la Hb, tienen una utilidad clínica menor, frente al examen físico.

Tratamiento
Se debe realizar el manejo en urgencias comenzando con el ABC habitual. Las indicaciones de trasfusión de hematíes, plaquetas y plasma se deben realizar con precaución y según la etiología. Si no se conoce la etiología de la coagulopatia, lo mejor es evitar transfusiones, recordar que en los pacientes con hemofilia, un mayor número de transfusiones, implica disminución de efectividad de estas a largo plazo.

Seguimiento
Derivación a nivel secundario.

Coagulación intravascular diseminada

Nivel de manejo del médico general: Diagnóstico Sospecha Tratamiento Inicial Seguimiento No requiere

Aspectos esenciales
Proceso sistémico con el potencial para causar trombosis y hemorragia.
La CID aguda es secundaria a cuadros de inflamación sistémica la mayoría de las veces. La crónica es secundaria a neoplasias.
El diagnóstico es clínico y de laboratorio, con base en los hallazgos de la coagulopatía y/o fibrinólisis.
El tratamiento es el de la enfermedad de base.

Caso clínico tipo
Paciente que presenta un cuadro de sepsis con hemorragia digestiva alta. En los exámenes de laboratorio se aprecia: plaquetas bajo 100.000, TP prolongado, fibrinógeno bajo 100 mg/dL y dimero-D elevado.

Definición

La coagulación intravascular diseminada (CID, también llamada coagulopatía de consumo) es un proceso sistémico con el potencial para causar trombosis y hemorragia. Se puede presentar como una emergencia aguda que amenaza la vida o un proceso crónico, subclínico, dependiendo del grado y el ritmo del proceso y la contribución de morbilidades. La identificación de CID y la condición subyacente responsable son fundamentales para un manejo adecuado.

Etiología-epidemiología-fisiopatología
La CID aguda y crónica representan dos extremos de un equilibrio entre factores de coagulación, el consumo de plaquetas y su producción.

La CID se inicia con la activación de la cascada de coagulación. Se produce exposición de factor tisular desde endotelio dañado o macrófagos activados, lo que lleva a la activación del factor VII. Esto genera una cascada enzimática que concluye con la generación de trombina lo que permite la formación de fibrina con trombos intravasculares con consumo agudo de factores de coagulación y agregación plaquetaria (lo que produce trombocitopenia). A su vez se produce activación de plasmina que degrada en forma masiva a la fibrina generada, lo que aumenta el riesgo de sangrado, y produce elevación de productos de degradación como PFD y dímero D. Finalmente todos estos fenómenos llevan al daño de diferentes órganos tanto por isquemia como hemorragia.

La CID aguda generalmente se observa en pacientes con una historia de sepsis, cáncer (leucemia promielocítica aguda), o transfusión de sangre ABO incompatible.

La CID crónica generalmente se observa en pacientes con una historia de malignidad, especialmente de origen pancreático, gástrico, de ovario o tumores cerebrales, tromboembolismo venoso o arterial.

Diagnóstico
El primer paso es evaluar al paciente y buscar enfermedades que predisponen a ella.

Luego se realizan los exámenes de laboratorio. No hay una sola prueba de laboratorio que pueda confirmar o eliminar el diagnóstico con precisión.

Clínica: además del trastorno basal que predispone a la aparición de la CID, se presenta con manifestaciones hemorrágicas y/o trombóticas, disfunción hepática, lesión renal aguda y síndrome de dificultad respiratoria aguda.

En los exámenes de laboratorio se puede apreciar trombocitopenia, dimero-D elevado, prolongación del TP/TTPa y disminución del fibrinógeno, elevación de productos de degradación del fibrinógeno.

Diagnostico diferencial: déficit de vitamina K, dilución de factores y plaquetas, púrpura trombótica trombocitopénica, falla hepática aguda y hiperfibrinólisis primaria.

Tratamiento
La principal medida en estos pacientes es tratar la enfermedad de base, de lo contrario cualquier medida para tratar la CID no tendrá efecto.

Dentro del tratamiento de la CID, se puede usar para la hemorragia: transfusión plaquetaria y de factores coagulación (plasma fresco congelado, crioprecipitados). Para la trombosis: anticoagulación con heparina no fraccionada. También puede usarse Proteína C activada, ácido tranexámico y factor VIIa recombinante.

Para los pacientes que no están sangrando, no se utiliza rutinariamente transfusión de plaquetas y factores de coagulación, siempre y cuando el recuento de plaquetas sea ≥10.000/microlitro. Sin embargo, el tratamiento se justifica en pacientes con hemorragia grave, con alto riesgo de sangrado, o que requieren procedimientos invasivos.

En contraste, la administración de agentes antifibrinolíticos, como el ácido tranexámico (TXA), ácido épsilon aminocaproico, o aprotinina, están generalmente contraindicados.

Seguimiento
No requiere.

Trombofilias

Nivel de manejo del médico general: Diagnóstico: Sospecha. Tratamiento: Inicial. Seguimiento: Derivar.

Aspectos esenciales
Estado de hipercoagulabilidad.
Causa hereditaria más frecuente: factor V Leiden.
Al factor hereditario se le suma otro gatillante.
Se presenta con trombosis venosa o embolia pulmonar.
Laboratorio necesario para precisar etiología.
Tratamiento en la fase aguda es con HBPM.

Caso clínico tipo
Paciente sexo femenino, 37 años, con antecedentes de aborto a las 10 semanas y de TVP distal hace 3 años, un mes post cirugía de rodilla (meniscectomía endoscópica). Dos de sus hermanas tienen infertilidad primaria sin antecedentes de TEV.

Definición

Alteración hereditaria, adquirida o mixta del balance entre factores procoagulantes y anticoagulantes, resultando en un estado de hipercoagulabilidad, aumentando el riesgo trombosis venosa, arterial o ambas.

 

Etiología-epidemiología-fisiopatología

La etiología del síndrome de hipercoagulabilidad es multifactorial (factores hereditarios, adquiridos o mixtos).

Existe un gran número de personas con trombofilia que nunca presentan una trombosis y en otros será recurrente desde su juventud. Por lo tanto, la existencia de una trombofilia no puede considerarse una enfermedad per se.

Estados de hipercoagulabilidad hereditarios: Factor V Leiden, Alteración protrombina G20210A, Deficiencia Antitrombina III, Deficiencia Proteína S, Deficiencia Proteína C.

La trombofilia hereditaria más frecuente es por mutación del gen del factor V de la coagulación (factor V Leiden), que le da resistencia a la acción proteolítica de la proteína C activada, con una prevalencia del 3-7% en la población general y 20% en pacientes con trombosis. La sigue en frecuencia la mutación G20210A del gen de protrombina, que aumenta la cantidad de protrombina circulante con una prevalencia del 1-3% en la población general y 6% en pacientes con trombosis.

 

Diagnóstico
Cuadro clínico: Aparición de trombosis venosa y/o episodio de embolia pulmonar (en menor proporción, asociado a hiperhomocisteinemia y sd. antifosfolípido). La incidencia de defectos trombofílicos heredados es muy variable y éstos interactúan con los factores de riesgo adquiridos en forma sinérgica.

Los elementos clínicos que apoyan una trombofilia hereditaria son: Historia familiar de trombosis (1er. grado), trombosis en paciente joven (<50 años), trombosis sin causa etiológica conocida, trombosis recurrente, trombosis en el embarazo, trombosis en sitios inusuales (portal hepático, mesentérico, axilar, cerebral), trombosis arterial y venosa, y necrosis cutánea inducida por cumarínicos.

Importante investigar los factores que precipitaron este episodio y descartar cáncer (páncreas, gástrico, vejiga, útero, renal, pulmón y mieloma múltiple). Antecedentes de aborto o mortinatos hacen sospechar síndrome antifosfolípido, al examen físico se podría observar livedo reticularis.

Laboratorio: hemograma completo con reticulocitos, recuento de plaquetas y observación del frote sanguíneo, estudio basal de coagulación, perfil bioquímico, hepático, función renal y orina completa.

Ante sospecha de trombofilia hereditaria y síndrome antifosfolípido deben realizarse un mínimo de exámenes:

• PCR Factor V (Factor Leiden).

• Mutación G 20210 A Gen de la Protrombina.

• Proteína C.

• Proteína S Libre.

• Anticoagulante Lúpico.

• Antitrombina.

• Resistencia a la Proteína C Activada.

 

Tratamiento
El tratamiento del evento trombótico agudo es más o menos similar en todas las trombofilias y no difiere del tratamiento inicial de una trombosis, sin embargo el manejo a largo plazo, la profilaxis de la enfermedad tromboembólica y la morbilidad asociada, varía según el tipo de trombofilia, el número de eventos trombóticos, los sitios comprometidos y la presencia de otros factores de riesgo.

Para el manejo inicial: la anticoagulación debe iniciarse de inmediato ya que un retraso aumenta el riesgo de embolización y la muerte. Se debe evaluar el riesgo de hemorragia antes de la anticoagulación. La mayoría de los médicos están de acuerdo en que la anticoagulación debe ser administrado a pacientes con bajo riesgo de hemorragia y evitar en los de alto riesgo.

Las opciones de tratamiento para la anticoagulación inicial son los siguientes: heparina de bajo peso molecular (HBPM), fondaparinux, heparina no fraccionada (HNF), el factor Xa oral y los inhibidores directos de la trombina.

En general para la mayoría de los pacientes, se sugiere heparina de BPM. El fondaparinux es una alternativa aceptable para las pacientes no embarazadas. Para los pacientes con insuficiencia renal grave (por ejemplo, aclaramiento de creatinina <30 ml/min), o para pacientes en los que hay una alta probabilidad de tener que interrumpir de forma aguda la anticoagulación se sugiere HNF.

La anticoagulación completa debe garantizarse durante la transición de la terapia inicial a la terapia de mantenimiento.

Actualmente se recomienda el inicio conjunto de HBPM y anticoagulante oral (como la warfarina) desde el primer día, y la heparina se continúa durante un mínimo de cuatro a cinco días hasta que la Ratio Normalizada Internacional (INR) esté dentro del intervalo terapéutico (2 a 3; apuntar 2,5) durante un mínimo de 24 a 48 horas.

En la suspensión del TACO debe considerarse la trombosis residual por eco-Doppler venoso y el Dímero D.

Existen condiciones en las cuales se recomienda la anticoagulación indefinida:

– Dos o más trombosis espontáneas.
– Una trombosis espontánea en: pacientes con deficiencia de antitrombina o síndrome antifosfolípido, presencia de riesgo vital, en un sitio inusual (vena cerebral), en presencia de más de un defecto genético tromboembólico.

Seguimiento
Derivar a especialista.

 

Bibliografía

1. Gustavo Kiekebusch H., Ernesto Perucca P. Trombofilias hereditarias. REV CHIL OBSTET GINECOL 2003; 68(5): 424-429.
2. Vergara I. Estudio de trombofilias – Análisis molecular de algunos factores relacionados con la alteración en la hemostasia. REV. MED. CLIN. CONDES – 2007; 18(4) 394 – 398.

Síndromes mieloproliferativos crónicos

Nivel de manejo del médico general: Diagnóstico: Sospecha. Tratamiento: Inicial. Seguimiento: Derivar.

Aspectos esenciales
Trastornos de las células germinales hematopoyéticas.
LMC es el más frecuente.
Dependiendo de la serie serán las manifestaciones del paciente.
Tratamiento depende de la serie celular afectada.

Caso clínico tipo
Paciente que a la anamnesis refiere episodios recurrentes de cefaleas y baja de peso. Al examen físico presenta rubicundez de piel y mucosas.

Definición
Panmielopatías clonales en las que una mutación de la célula germinal pluripotencial causa la proliferación excesiva, dando un incremento de las series hematopoyéticas, habitualmente con predominio de una. En función de la célula predominante, existe la policitemia vera (eritrocitos), leucemia mieloide crónica (leucocitos), trombocitosis esencial (plaquetas) y mielofibrosis agnogénica (fibrosis medular con mieloptisis).

Etiología-epidemiología-fisiopatología
– Alteraciones génicas recurrentes: mutación de tirosina quinasa JAK2, gen de fusión BCR-ABL1 y receptor de trombopoyetina.

– En Policitemia vera predomina la proliferación de serie roja y cursa con un proceso bifásico constituido por una primera fase de mieloproliferación a expensas de la serie roja y luego una segunda fase con formación de tejido fibroso en la médula (mielofibrosis con metaplasia mieloide).

– En la LMC (la más frecuente) predomina la serie blanca y ocurre principalmente en hombres de 50-60 años, en el 95% se encuentra presente la alteración citogenetica t(9,22), conocida como cromosoma Philadelfia.

– En la Trombocitosis Escencial predomina la serie megacariocítica.

– La Mielofibrosis con metaplasia mieloide cursa con fibrosis de la médula, provocando un patrón mieloptísico con emigración de las células hematopoyéticas a hígado y bazo.

Diagnóstico
– Policitemia vera: aumento del número de eritrocitos, con valores normales o bajos de eritropoyetina (lo que la diferencia de otras poliglobulias). Este aumento de GR provoca hiperviscosidad de la sangre, lo que provoca los síntomas: rubicundez, cefaleas, vértigo, parestesias, claudicación de EEII, trastornos neurológicos, baja de peso y sudoración nocturna. Frecuentes son también el prurito y la eritromelalgia (dolor urente en dedos, manos y pies). Al examen físico se puede objetivar HTA, flebitis, esplenomegalia, Hb>18.5 g/dl (en hombres) o 16.5 g/dl (en mujeres). El 95% de ellas presenta una mutación Jak2 (+).

– Trombocitosis esencial: es un diagnóstico de exclusión, se deben descartar el resto de causas de trombocitosis, como las infecciones. Asintomático en la mitad de los casos. Síndromes trombóticos y/o hemorrágicos. Eritromelalgia por isquemia de extremidades. Recuento plaquetario mantenido ≥ 450.000/dl.

– Leucemia mieloide crónica: 20-40% asintomáticos. Suele aparecer entre las 3ª-6ª décadas, asociada a cromosoma Filadelfia. Como síntomas se presenta: hipermetabolismo, gran esplenomegalia (incluso provocando saciedad precoz y dolor por infarto esplénico), síndrome anémico progresivo. Incremento de los glóbulos blancos en todas sus etapas madurativas. Tras un período variable de 3-4 años de clínica insidiosa ocurre la fase blástica, cuando evoluciona como leucemia aguda.

– Mielofibrosis agnogénica: debido a la hematopoyesis extra medular se encuentra gran esplenomegalia e incluso hepatomegalia. Suele presentar anemia e hipermetabolismo. En la médula ósea se encuentra fibrosis medular y mieloptisis. Característico son los dacriocitos o eritrocitos en forma de lágrima.

Tratamiento
– Policitemia vera: el tratamiento depende de la sintomatología. Con poca sintomatología basta con flebotomías, para alcanzar hematocritos <45% en hombres y <42% en mujeres. En caso de gran sintomatología, flebotomía y ASS asociado con tratamiento mielosupresor: hidroxiurea. Interferón en <50 años y mujeres en edad fértil.

– Trombocitosis esencial: No precisa tratamiento en pacientes de bajo riesgo asintomáticos y <60 años. En alto riesgo y sintomáticos, el tratamiento es mielosupresor con hidroxiurea, plaquetoféresis o Interferón alfa o anagrelida en jóvenes.

– Leucemia mieloide: tratamiento inicial con hidroxiurea, imatinib o busulfán. Trasplante alógeno de precursores hematopoyéticos.

– Mielofibrosis agnogénica: trasplante alógeno de precursores hematopoyéticos en jóvenes. En casos en que no se puede realizar trasplante se pueden utilizar transfusiones o eritropoyetina.

Seguimiento
Derivar a especialista.

 

Bibliografía

1. Jerry L. Spivak and Richard T. Silver. The revised World Health Organization diagnostic criteria for polycythemia vera, essential thrombocytosis, and primary myelofibrosis: an alternative proposal. Blood 2008 112:231-239.
2. Manual de Hematología. 8° edición. Grupo CTO. CTO Editorial.

Síndromes mielodisplásicos

Nivel de manejo del médico general: Diagnóstico: Sospecha. Tratamiento: Inicial. Seguimiento: Derivar.

Aspectos esenciales
Se sospecha en ancianos con citopenias inexplicables.
La mayoría son idiopáticos, el resto se relaciona con quimio o radioterapia.
El diagnóstico incluye evaluación de la sangre periférica, aspirado de médula ósea y biopsia de hueso.
Hay 2 clasificaciones (FAB y OMS).
El tratamiento definitivo es el trasplante alogénico de precursores hematopoyéticos.

Caso clínico tipo
Mujer de 75 años, sin antecedentes de importancia, consulta por fatiga generalizada desde hace unos meses. El hemograma muestra una anemia (Hb: 8,5g/dl) macrocítica (VGM: 108 fL). La paciente no presenta ni deficiencia de vitamina B12 ni de ácido fólico.

Definición
Grupo de enfermedades clonales de la célula madre hematopoyética, caracterizadas por citopenia(s), displasia en una o más líneas celulares, hematopoyesis ineficaz y un riesgo elevado de leucemia mieloide aguda.

Etiología – Epidemiología – Fisiopatología
Más frecuentes en varones y en ancianos. Con respecto a la etiología, en el 90% pueden ser idiopáticos, que corresponden a los síndromes mielodisplasicos primarios. El 10% restante son los síndromes mielodisplasicos secundarios, que pueden ser adquiridos (alquilantes, antraciclinas, radiaciones) o hereditarios (anemia de Fanconi). Tienen una elevada frecuencia de transformación hacia Leucemia Aguda.

Diagnóstico
Se debe sospechar SMD en citopenias inexplicadas que no responden al tratamiento, o en anemias, con VCM normal o aumentada, exceso de hierro en sangre y aumento de la saturación de transferrina, que no responden a otros tratamientos. Clínicamente, puede haber visceromegalias o síntomas relacionados con las citopenias o el exceso de hierro. Se realiza un aspirado de médula ósea y una biopsia de hueso con tinción de hierro. La médula ósea es en general hipercelular (o hipo o normocelular), con displasias.

Clasificación de la FAB:

– Anemia refractaria simple
– Anemia refractaria con sideroblastos en anillo
– Anemia refractaria con exceso de blastos
– Anemia refractaria con exceso de blastos en transformación
– Leucemia mielomonocítica crónica

Clasificación de la OMS:

– Citopenias refractarias con displasia unilinaje
– Anemia refractaria con sideroblastos anillados
– Citopenias refractarias con displasia multilinaje
– Anemia refractaria con exceso de blastos-1
– Anemia refractaria con exceso de blastos-2
– Síndrome mielodisplásico inclasificable
– Síndrome mielodisplásico asociado a deleción(5q) aislada

Tratamiento
El único tratamiento definitivo es el trasplante alogénico de precursores hematopoyéticos, y solo para pacientes menores de 60 años. Otras alternativas son: transfusiones asociadas a deserroxamina, quimioterapia y radioterapia. Más raro son las anemias sensibles a la vitamina B6, a andrógenos, esteroides y ciclosporinas.

Seguimiento
Por especialista

 

Bibliografía

1. Manual de Hematología. 8° edición. Grupo CTO. CTO Editorial.

Síndrome paraneoplásico

Aspectos esenciales
Cualquier manifestación clínica atípica en un paciente canceroso obliga a descartarlos.
Muchas veces son hallazgos en exámenes de laboratorio, previos al diagnóstico de la enfermedad neoplásica.
Suelen ser asintomáticos
Requiere manejo por especialista

Caso clínico tipo
Paciente de 65 años, tabáquico, con diagnóstico de cáncer microcítico de pulmón hace 4 meses. Hace 1 mes presenta letargia, náuseas y confusión. El perfil bioquímico impresiona con una hiponatremia moderada. Al interrogar dirigidamente al paciente, refiere no tener sed durante el día, y haber tenido un episodio de convulsiones.

Definición
Los síndromes paraneoplásicos (SP) son un grupo de síndromes endocrinológicos, dermatológicos, hematológicos y/o neurológicos causados por los efectos a distancia de un tumor, y pueden afectar cualquier órgano blanco. Dicha sintomatología, no se explica por el compromiso de la infiltración tumoral en dicho órgano, sino por ser causada por diferentes factores, hormonas, citoquinas, interleuquinas o respuestas inmunes contra antígenos tumorales que tienen una reacción cruzada con antígenos, y su identificación nos permite sospechar la existencia de un tumor en alguna parte del organismo. La mayoría de estos procesos preceden el diagnóstico del cáncer, por lo que la identificación de ellos permite descubrir el cáncer en fases tempranas, cuando es más posible su curación o tratamiento. La importancia de reconocerlos radica en que pueden ser la primera manifestación temprana de malignidad, como así también pueden complicar el tratamiento y empeorar el pronóstico del paciente con cáncer.

Etiología – Epidemiología – Fisiopatología
a) Síndromes Endocrino-Hematológicos:

  • Hipercalcemia por producción ectópica de PTHrP: Más frecuente en cáncer de pulmón, mamas, cabeza y cuello. Suele ser asintomática.
  • Sd SIADH: más común en cáncer microcítico de pulmón, carcinoides y en lesiones del SNC. Generalmente hiponatremia asintomática.
  • Síndrome de Cushing por secreción ectópica de ACTH: la causa más común es el cáncer de células pequeñas de pulmón. Suele ser asintomático.
  • Eritrocitosis: por secreción ectópica de EPO. Suele ser asintomática.
  • Granulocitosis: casi siempre asintomática y no hay desviación izquierda.
  • Trombocitosis: 35% de las trombocitosis poseen una enfermedad neoplásica subyacente.
  • Eosinofilia
  • Tromboflebitis: TVP y TEP son las formas de presentación más frecuentes. Un 15% de los pacientes con TVP o TEP tienen un diagnóstico de cáncer. Más común en cáncer de pulmón, páncreas y tubo digestivo.

b) Síndromes Neurológicos: por distintos mecanismos. Son complejos y variados, principalmente relacionados con mecanismos inmunológicos; causados no sólo por neoplasias del SNC. Su mecanismo de producción no está relacionado con metástasis del cáncer, apoplejía, trastornos metabólicos, infecciosos, o por efectos secundarios de la terapia del cáncer. En el 60% de los casos, las manifestaciones neurológicas preceden el diagnóstico de cáncer.

c) Síndromes Gastrointestinales

  • Enteropatía pierde-proteínas
  • Anorexia y caquexia

d) Síndromes Renales

e) Síndromes Cutáneos

  • Enfermedad de Paget
  • Enfermedad de Bowen
  • Acantosis Nigricans
  • Dermatomiositis
  • Ictiosis adquiridas
  • Eritema necrolítico migratorio
  • Eritema gyratum repens
  • Otros

Diagnóstico
La historia clínica y el exámen físico son esenciales para el diagnóstico sindromático y etiológico. Un 60% de los pacientes con Síndrome Paraneoplásico (SP) presentan signos antes de ser diagnosticados como portadores de una malignidad. Antes de afirmar el origen paraneoplásico de cierto cuadro, es necesario descartar cualquier otra causa, y luego pensar en la posibilidad de asociación maligna, por eso el diagnóstico de un síndrome paraneoplásico es por exclusión. Tras la sospecha de un SP se indica comenzar la búsqueda del cáncer, para esto se deben realizar estudios de imagen altamente sensibles y detección en suero de marcadores tumorales de manera periódica. El diagnóstico se confirma tras el hallazgo del cáncer asociado. En aquellos pacientes ya diagnosticados con cáncer y que presentan signos a distancia, es indispensable antes de hacer el diagnóstico de un SP descartar otras causas mucho más frecuentes como son metástasis, efectos medicamentosos, etc.

Tratamiento
El tratamiento está sujeto a especialistas dada la complejidad y amplia gama de síndromes paraneoplásicos. Dependiendo del síndrome, el tratamiento de la causa subyacente suele ser suficiente. En otros casos, el síndrome debe ser tratado de forma primaria también.

Seguimiento
Debe ser un seguimiento multidisciplinario por especialistas.

Bibliografía

1. Alfonso Yubero Esteban. Boletín 16: Síndromes paraneoplásicos (parte 1°). Boletín Oncológico Teruel.
2. Dalmau J, Rosenfeld M. Síndromes neurológicos paraneoplásicos, cap. 101. Harrison. Principios de medicina interna. 18° edición. McGraw Hill.

Vendajes e inmovilizaciones con férulas

Nivel de manejo del Médico General: Derivar a especialista

Resumen

La inmovilización de segmentos corporales cumple numerosas funciones en la medicina: manejo del dolor, permite estabilizar lesiones, ayuda a recobrar funcionalidad, es parte de procesos de recuperación de lesiones de elementos estructurales, así como de quemaduras y heridas en general, corregir posiciones viciosas, etcétera.

Vendajes: procedimiento ampliamente utilizado en medicina para cubrir o envolver una zona (lesiones cutáneas u osteoarticulares) utilizando distintos materiales con el objetivo de aliviar el dolor y proporcionar el reposo necesario para favorecer la cicatrización a través de la inmovilización.

Férulas: dispositivo formado por una estructura rígida (ej: madera) o moldeable (ej: metales como aluminio), con el objetivo de inmovilizar de manera más estable un segmento corporal.

Existen numerosos tipos de vendaje y férulas, dependiendo de la zona del cuerpo que se quiera inmovilizar, además, una mala inmovilización puede generar lesiones crónicas y otros trastornos como degeneración articular, por lo cual una inmovilización definitiva la realiza el médico especialista.

Indicaciones

Vendajes:

  • Mantener un apósito o medicamentos tópicos en posición sobre una herida.
  • Comprimir una zona de hemorragia y favorecer la hemostasia.
  • Limitar movimiento y otorgar mayor estabilidad a una articulación o segmento (esguinces, luxaciones reducidas).
  • Mejorar retorno venoso.
  • Proporcionar apoyo a un miembro
  • Controlar inflamación y edema al comprimir
  • Fijar férulas impidiendo que se desplacen
  • Promover la absorción de líquidos tisulares
  • Proteger la piel de erosiones por roce
  • Moldear zonas del cuerpo (ej muñón).
  • Facilitar el sostén de alguna parte del cuerpo
  • Fijar en su sitio los aparatos de tracción

Férulas:

  • Estabilizar lesiones óseas.
  • Favorecer procesos de consolidación ósea.
  • Corregir o prevenir deformaciones.

Contraindicaciones

Absolutas:

  • Como tratamiento definitivo de una lesión sin diagnosticar o en lesiones osteoarticulares graves (ej: fracturas, esguince grado III, roturas musculo-tendinosas completas, roturas capsulo-ligamentosas completas).
  • Reumatismo agudo en fase inflamatoria

Relativas:

  • Insuficiencia venosa periférica o trastornos de la circulación importantes
  • Alergia a los componentes del vendaje
  • Heridas complicadas en la zona a vendar
  • Quemaduras importantes en el segmento  a vendar

Tipos de vendaje

  • Blando o contentivo: para mantener en su posición un material de cura o apósito
  • Compresivo: usado para generar una compresión progresiva de distal a proximal en una extremidad, con el objetivo de favorecer el retorno venoso, limitar movimiento.
  • Rígido: inmovilizar completamente el segmento, vendaje de yeso.
  • Suspensorio: sostener escroto o mama.
  • Funcional: permite mantener cierto grado de funcionalidad de la zona vendada sin perjuicio de la misma en consideración de la lesión, el cual se puede realizar mediante técnicas elásticas, inelásticas o una combinación de ambas.

Complicaciones

  • Síndromes de compresión (secundario a la alteración en la circulación e inervación se puede presentar cianosis y frialdad distal, edema, hipoestesia, otros)
  • Escara por decúbito (generalmente en la aplicación de vendajes rígidos con un almohadillado insuficiente en zonas de prominencia ósea y presión, también puede ocurrir en vendajes de sostén y compresivos por arrugas).
  • Maceramiento cutáneo (aplicación de vendaje sobre zonas de piel húmedas o potencialmente húmedas sin una protección adecuada).
  • Mal alineamiento (por posicionamiento inadecuado de la extremidad al inmovilizar, desarrolla molestias por mayor tensión muscular, al retiro puede presentar alteración de la movilidad).
  • Edema de ventana: ocurre al dejar una ventana de piel descubierta entre dos vueltas de venda, o al abrir un yeso para evaluar la herida cubierta, al quedar una zona de menor presión esta desarrolla un edema hacia afuera.

Materiales o insumos necesarios

  • Vendas (algodonada, elástica adhesiva, elástica, de gasa orillada o malla hidrofílica, impregnadas en materiales como el enyesado o tubulares)
  • Algodón/apósito
  • Férulas.
  • Tela adhesiva.

 

Preparación

  • Lavado de manos antes y después de cada vendaje
  • Identificar el área afectada, junto con el objetivo de la inmovilización y el método más apropiado.
  • Impedir el contacto entre zonas dérmicas, aislándolo con gasas
  • Proteger eminencias óseas con algodón, y heridas con apósitos.
  • Elegir la venda más adecuada según los objetivos
  • Colocar en posición funcional la zona a inmovilizar:
    • Hombro: Brazo adosado al cuerpo (adducción), rotación interna y codo a 90º.
    • Codo: Flexión de 90º y posición neutra de muñeca.
    • Muñeca: Ligera flexión, se le dice al paciente que adopte la posición que tendría al coger un vaso.
    • Dedos de la mano: En ligera flexión.
    • Rodilla: Flexión de 15 a 20º.
    • Tobillo: Posición a 90º.
    • Dedos del pie: En extensión

Procedimiento

Vendaje

  1. Iniciar sosteniendo el rollo de la venda en una mano y el extremo inicial con la otra mano.
  2. No iniciar ni finalizar el vendaje directamente sobre una herida o área de presión.
  3. De distal a proximal, fijar el cabo inicial con un par de vueltas y avanzar hacia proximal; cuidando que vueltas y cruces se adapten a la forma de la región. Se debe vendar de manera uniforme y firme, cubriendo 2/3 del ancho de la vuelta anterior, manteniendo constante tensión y presión.
  4. En caso de haber usado apósito este se debe cubrir con el vendaje prolongando unos cms más en cada extremo.
  5. Dejar libre el extremo distal del segmento vendado para evaluar vascularización, movilidad y sensibilidad.
  6. Evaluar la tensión del vendaje con la perfusión distal del segmento y la percepción del paciente.
  7. Eminencias óseas pueden ser protegidas con algodón previo al vendaje.

Férulas

Similar metodología, cuidado de mantener segmentos y articulaciones en posición lo más funcional posible, cercana a la actitud anatómica. Elegir tipo y material para la inmovilización de acuerdo al segmento corporal lesionado y al tipo de lesión.

Confección y aplicación de una férula a partir de venda yeso:

  1. Se pliega sobre sí misma una venda enyesada
  2. Se debe medir la longitud directamente sobre la zona a inmovilizar.
  3. El grosor debe ser alrededor de 0,5cm (6 a 8 capas)
  4. Habitualmente la férula se posiciona en el miembro superior en la cara dorsal y en el inferior en la cara posterior.
  5. Previamente a la aplicación del vendaje se debe proteger la piel con un vendaje tubular, vendaje algodonado o algodón en rollo, protegiendo especialmente las prominencias oseas.
  6. La férula debe ajustar exactamente al contorno del miembro, no deben quedar rugosidades
  7. Finalmente se fijará la férula con venda.

Traslado del traumatizado

Nivel de Manejo del Médico General: Realizar

Resumen

El traslado del traumatizado debe ser lo más rápido posible al sitio más cercano y apropiado, de preferencia a un centro especializado en trauma, sin descuidar la reanimación y monitorización del paciente.

Indicaciones

Durante la fase de evaluación primaria y reanimación el médico que se encuentra en el sitio del suceso obtiene información suficiente como para indicar la necesidad de traslado de los pacientes a otros centros según sus necesidades. Esto se puede realizar en paralelo mientras se realiza evaluación adicional y se toman medidas de reanimación. Una vez decidido el traslado es vital que el médico remitente se comunique con el médico receptor.

  • Cuando se requiere de evaluación y manejo de lesiones.
  • Politraumatizados

Pacientes inestables deben ser trasladados al hospital más cercano capacitado para la reanimación y eventual manejo quirúrgico de aquellas lesiones que signifiquen un riesgo inmediato para la vida del paciente. Otros pacientes deberán ser trasladados según las necesidades específicas de cada patología.

Deben ser trasladados desde el sitio del suceso en móviles avanzados que cuenten con elementos necesarios para una reanimación cardiopulmonar avanzada, manejo avanzado de la vía aérea, acceso vascular, soporte farmacológico, monitorización y / o desfibrilación. Se debe considerar traslado aéreo cuando el tiempo estimado de traslado por tierra sea mayor a lo que se requiere en base a la condición del paciente o si por condiciones ambientales es imposible un adecuado acceso por tierra.

Durante el traslado se debe monitorear ECG, SaO2, Presión arterial no invasiva.

Contraindicaciones

  • Paciente fallecido

Materiales necesarios

  • Recursos humanos: Chofer, paramédico y un médico.
  • Móvil: Ambulancias asistenciales, helicóptero.
  • Insumos: Vías venosas, fuente de oxígeno y dispositivos para manejo de vía aérea (Laringoscopio con hoja, tubos orotraqueales, cánulas traqueotomía, mascarillas, bolsa-válvula-mascarilla (Ambu), máscara laríngea si se dispone, aspirador), fármacos básicos en reanimación avanzada, suero fisiológico, monitor cardioventilatorio (monitor ECG, PA no invasiva), desfibrilador, oximetría de pulso, medicación vasoactiva, medicación para RCP.

Preparación

  • Cuando es necesario coordinar un traslado a un centro secundario el sistema prehospitalario debe estar organizado para realizar la notificación al hospital que recibirá al paciente antes de que sea evacuado del sitio del suceso. Se deben entregar los datos suficientes para que los esperen preparados y se hagan los ajustes necesarios para contar con todo el personal e insumos que puedan ser necesarios para responder a los requerimientos. Y en caso de ser necesario que envíen ambulancias u otro transporte (helicóptero) dependiendo de la distancia del sitio del suceso.
  • Dependiendo de si disponemos de medios hay diversas técnicas a utilizar para el traslado en el lugar del suceso del traumatizado:

             -Arrastre (Cuando es necesario retirar a la víctima del área de peligro),

             -Muleta humana (Sirve cuando la víctima tiene movilidad y fuerza en extremidades superiores o cuando puede ir dando pequeños saltos con la pierna sana),

            -Traslado con una frazada o sábana, en silla de rueda o camillas.

  • Es necesario seleccionar a los pacientes según triage y necesidad de traslado inmediato, en caso de accidente con múltiples víctimas.
  • Al momento de planificar el traslado se debe considerar la distancia a recorrer, estado de las carreteras, duración y momento de  transporte, el paciente y su patología a trasladar, equipo de transporte necesario y disponible.

Procedimiento

  1. Se recomienda estabilizar lo mayor posible la condición clínica previo al traslado, realizando el ABCDE del paciente, monitorizar los signos vitales e ir reevaluando periódicamente durante el traslado (hemodinamia, oximetría y ventilación, nivel de conciencia y gasto urinario). Paralelamente realizar manejo del dolor y calmar al paciente. Además de consignar en la hoja pre hospitalaria las condiciones iniciales del paciente y el manejo de las patologías hechas durante el traslado, incluyendo dosis de fármacos administrados y cantidad de volumen.
  2. En cuanto al transporte, se recomienda trasladar al paciente en un móvil (asistencial de soporte vital básico o avanzado) adaptado para la camilla, con monitoreo cardiorrespiratorio, insumos, fármacos y fluidos básicos para una reanimación cardiopulmonar. Se debe informar al equipo de transporte sobre las lesiones, potenciales complicaciones que pueda presentar, pauta terapéutica, monitorización y procedimientos específicos necesarios durante el traslado.
  3. En relación al traslado, se debe transportar al paciente inmovilizado a una velocidad moderada, evitando los cambios bruscos de velocidad ya que las aceleraciones y desaceleraciones tienen efectos cardiovasculares en el paciente. Cambios en la presión atmosférica (transportes aéreos) incrementan la presión intracraneana, pueden empeorar u originar un neumotórax. Asegurarse de mantener una temperatura óptima en el traslado (Importante en quemados y recién nacidos). La posición del paciente es muy importante, en casos de traumatismo encéfalocraneano se debe mantener la cabeza alineada y con cabecera en 30º, en caso de shock hipovolémico la posición recomendada es en trendelemburg.
  4. Se debe ir reevaluando continuamente al paciente, por si presenta compromiso ventilatorio, hemodinámico o caída del Glasgow. Asegurarse de iniciar adecuadamente el manejo inicial del trauma.
  5. Una vez que se llega al centro secundario se debe entregar al paciente con un informe pre hospitalario.