Nivel de manejo del médico general: Derivar a especialista

Introducción

La depresión es el trastorno psiquiátrico más frecuente en los ancianos. Los síntomas depresivos y las alteraciones del estado de ánimo pueden encontrarse hasta en el 20% de los varones y el 40% de las mujeres. Tiene importantes repercusiones sobre la calidad de vida, la situación funcional y cognitiva. Prolonga las estancias hospitalarias y es fuente de numerosas consultas, ingresos y tratamientos. Pese a que sigue siendo más frecuente entre las mujeres, con la edad esta diferencia se reduce.

El diagnóstico de depresión es eminentemente clínico; se puede realizar a través de la entrevista, insistiendo en acontecimientos vitales desencadenantes y la observación de detalles, como la forma de caminar, actitud, aspecto, aseo y tono de voz del anciano. Los criterios DSM-IV se desarrollaron utilizando sujetos jóvenes y no siempre son aplicables a personas mayores.

Es más frecuente la presentación en el anciano con síntomas somáticos, como pérdida de peso e irritabilidad, ansiedad o deterioro en la capacidad funcional en lugar de humor triste y astenia. La ansiedad es, junto con la depresión, uno de los principales síntomas afectivos en la tercera edad, y constituye un estado emocional de malestar y aprensión desproporcionada al estímulo que la desencadena. Tiene repercusiones sobre la calidad de vida, el rendimiento en funciones cognoscitivas, agrava los cuadros depresivos y molestias físicas. En el anciano es más frecuente la ansiedad como síntoma que como enfermedad.

Diagnóstico

Al igual que los síndromes depresivos, la ansiedad es difícil de detectar en el anciano, dado que se puede presentar mediante síntomas localizados en cualquier órgano o sistema, planteando un amplio abanico de diagnósticos diferenciales, como la cardiopatía isquémica, la insuficiencia cardiaca, el hipertiroidismo, etc.

A la hora de explorar la esfera afectiva, debemos interrogar acerca de:

  • Estado anímico.
  • Labilidad emocional.
  • Anhedonia/hipohedonia.
  • Trastorno del apetito.
  • Trastorno del sueño.
  • Signos de ansiedad.
  • Ideación de muerte.
  • Ideación o tentativas autolíticas.
  • Quejas somáticas.
  • Para valorar la esfera afectiva, contamos con:
  • Escala de depresión geriátrica de Yesavage (Geriatric Depressión Scale, GDS).
  • Inventario de depresión de Hamilton.
  • Inventario de depresión de Beck.
  • Escala de Zung.
  • Escala de Cornell de depresión en la demencia.
  • Escala de depresión y ansiedad de Goldberg.

Para la utilización de estas escalas, habría que seleccionar a aquellos ancianos con factores de riesgo, que pueden desencadenar un episodio grave de depresión: historia personal de trastornos del estado de ánimo, con múltiples patologías, con síntomas físicos inexplicables, dolor crónico o consultas reiteradas, acontecimientos vitales desencadenantes, como el fallecimiento del cónyuge, problemas económicos o de relación con los familiares, la enfermedad aguda, la hospitalización actual o reciente y, sobre todo, la institucionalización.

Escala de depresión de Yesavage

Fue diseñada por Brink y Yesavage en 1982  específicamente para el anciano. Compuesta en principio de 30 ítems, de los que ninguno es de tipo somático, sus respuestas son sí o no. Puede aplicarse entre cinco y siete minutos. Para puntuaciones de 5 o superiores, presenta una sensibilidad del 85,3% y una especificidad del 85% . La versión reducida, que incluye 15 preguntas, es la escala recomendada por la British Geriatrics Society para evaluar la depresión en los ancianos. Evita los síntomas somáticos, focalizando la atención en la semiología depresiva y calidad de vida. Sus aplicaciones son:

• Screening de depresión.

• Evaluación de la severidad del cuadro depresivo.

• Monitorización de la respuesta terapéutica.

Para la interpretación de esta escala, el punto de corte se sitúa en 5/6; una puntuación de 0 a 5 puntos indica normalidad; entre 6 y 9 puntos indica depresión probable, y una puntuación igual o superior a 10, depresión establecida.

ESCALA DE HAMILTON – HAMILTON DEPRESION RATING SCALE  (HDRS)

La escala de valoración de Hamilton para la evaluación de la depresión (Hamilton  depresión rating scale (HDRS)) es una escala, heteroaplicada, diseñada para ser  utilizada en pacientes diagnosticados previamente de depresión, con el objetivo de  evaluar cuantitativamente la gravedad de los síntomas y valorar los cambios del paciente  deprimido. Se valora de acuerdo con la información obtenida en la entrevista clínica y  acepta información complementaria de otras fuentes secundarias.

Si bien su versión original constaba de 21 ítems , posteriormente se realizó una  versión reducida con 17 ítems , que es la recomendada por el Instituto Nacional de  Salud Mental de los Estados Unidos. La validación de la versión castellana de esta escala  se realizó en 1986 por Ramos-Brieva . Diferentes evaluaciones han permitido  comprobar la validez discriminante, la fiabilidad y la sensibilidad al cambio, tanto en  poblaciones hospitalizadas  como ambulatorios .

Cada cuestión tiene entre tres y cinco posibles respuestas, con una puntuación de 0-2 ó  de 0-4 respectivamente. La puntuación total va de 0 a 52. Pueden usarse diferentes  puntos de corte a la hora de clasificar el cuadro depresivo. La Guía de Práctica Clínica  elaborada por el NICE , guía con una alta calidad global en su elaboración y una  puntuación de «muy recomendada» según el instrumento AGREE, recomienda emplear  los siguientes puntos de corte:

No deprimido: 0-7

Depresión ligera/menor: 8-13 

Depresión moderada: 14-18 

Depresión severa: 19-22 

Depresión muy severa: >23 

Para la evaluación de la respuesta al tratamiento se ha definido como respuesta una  disminución mayor o igual del 50% de la puntuación inicial de la escala, respuesta parcial  como una disminución entre el 25-49% y una no respuesta como una reducción de menos del 25%. La remisión se ha considerado con una puntuación menor o igual a 7, aunque hay resultados que apoyan que este punto de corte debería de tener un valor más bajo.

Otras escalas de evaluación

El inventario de depresión de Hamilton es la escala más utilizada para estimar la severidad y establecer el pronóstico de la depresión2. La escala de Zung se utiliza fundamentalmente en la investigación geriátrica. Ambas presentan como inconveniente el resaltar demasiado los síntomas somáticos. La escala de Cornell de depresión en demencia valora el humor, las alteraciones de conducta, los signos físicos, las funciones cíclicas y la alteración de las ideas. La escala de depresión y ansiedad de Goldberg, breve, sencilla y de fácil manejo, se desarrolló en 1988 con la finalidad de lograr una entrevista de cribaje de los trastornos psicopatológicos más frecuentes, la ansiedad y la depresión.

 

 

 

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