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Síndrome hemolítico urémico

Síndrome Hemolítico Urémico (SHU)

Nivel de manejo del médico general: Diagnóstico Específico Tratamiento Inicial Seguimiento Derivar

Aspectos generales

El síndrome hemólitico urémico es una microangopatía trombótica frecuente en edades pediátricas. 

Se caracteriza por la triada de anemia hemolítica, trombocitopenia y daño renal agudo.

La etiología más frecuente es debido a la infección por E. Coli productora de toxina Shiga.

El diagnóstico es clínico, con apoyo de exámenes de laboratorio.

Debido a la mortalidad y secuelas de este cuadro, debe ser hospitalizado, y posteriormente realizar seguimiento por especialista. 

Introducción

Caso clínico

Paciente de 3 años, sexo masculino, con antecedente de cuadro disentérico hace 10 días, traido por su madre que consulta hoy por cuadro de 3 dias de evolución caracterizado por decaimiento y palidez. Se realizan exámenes de laboratorio generales que destacan Hb 10, plaquetas 100.000, bilirrubina total 2, con predominio indirecto, y LDH 650.

 

Definición, epidemiología y etiología

El síndrome hemolítico urémico (SHU) es una microangiopatía trombótica  frecuente entre las edades de 2-5 años (aunque también existente en adolescentes y adultos), caracterizada por la triada clásica de anemia hemolítica microangiopática, tombocitopenia y daño renal agudo, pudiendo afectar otros órganos como sistema nervioso central, corazón, hígado, entre otros.

En Chile existe una incidencia de 3,4 por 100.000 niños menores de 15 años, con una mortalidad del 2-5%, y causante del 12% de enfermedad renal crónica pediátrica y 7% de niños portadores  de trasplante renal. En USA y Europa la incidencia de SHU por E.Coli productora de toxina Shiga es de 2-3 por 100.000 niños menores de 5 años.

Clasificación

Tradicionalmente este síndrome se ha divido en diarrea positivo o típico, y diarrea negativo o atípico, siendo más frecuente el primero grupo, que describe la principal etiología: el daño causado por la toxina Shiga, producida primariamente por E.Coli productora de toxina Shiga, y que causa el 90% de los casos pediátricos. Por otro lado el SHU atípico, se refiere a toda causa distinta a la toxina Shiga. Debido a la frecuencia del primero, enfocaremos el artículo en este.

Otra clasificación es:

Primarias: mutaciones genéticas del complemento, anticuerpos antifactor H

Secundarias:

  • Infecciosas: E.Coli productora de toxina Shiga, S.Pneumoniae, VIH
  • Defecto de cobalamina
  • Daño por drogas
  • Trastornos autoinmunes
  • Otros

Fisiopatología

Como ya se mencionó, el 90% de los casos pediátricos son debido al daño producido por la toxina Shiga. Está compuesta por la subunidad aaa y 5 subunidades B. La primera produce muerte celular al inhibir la síntesis de proteínas, y las subunidades B se unen a receptores Gb3 en intestino, endotelio renal y cerebro, desencadenando edema, daño celular, liberación de sustancias vasoactivas y factores inflamatorios, estimulando a su vez, coagulación y liberación de plaquetas, llegando a microangiopatía trombótica.

La fisiopatología del SHU atípico va variando según la causa, por ejemplo mutaciones en genes reguladores del complemento, que equivalen al 60% de los pacientes con SHU atípico, y que alteran la modulación de la acción del complemento en los tejidos  responsables de su activación.

Diagnóstico

El diagnóstico se basa en demostrar la presencia de anemia hemolítica microangiopática, tombocitopenia y daño renal agudo.

Clinica

El cuadro clínico típico presenta un pródromo de 1 a 2 semanas, caracterizado por diarrea, frecuentemente disentérica, y otros síntomas como dolor abdominal, distensión, vómitos y /o fiebre. Posterior a esto se instala el cuadro caracterizado por:

  • Anemia hemolítica: astenia, palidez intensa, ictericia leve y coluria.
  • Trombocitopenia: petequias, equimosis o púrpura.
  • Disfunción renal: oligoanuria, hipertensión arterial (HTA), hematuria (sólo un 30% es macroscópica), proteinuria.
  • Gastrointestinal: esofagitis, aumento enzimas hepáticas, perforación intestinal, prolapso rectal.
  • Sistema nervioso central: somnolencia, irritabilidad, convulsiones.
  • Otros sistemas afectados: cardiovascular (CV), pulmonar, etc.

El cuadro atípico se debe sospechar con las siguientes características:

  • Ausencia de pródromo gastrointestinal.
  • De inicio más insidioso.
  • No respeta una estacionalidad del año.
  • Evolución prolongada previo a presentar la disfunción renal.
  • Falla renal progresiva y de difícil tratamiento.
  • HTA severa.
  • Presencia de recaídas.
  • Antecedentes familiares.

Laboratorio

  1. Hemograma: anemia con signos de hemólisis, anisocitosis, poiquilocitosis, policromatofilia, hematíes fragmentados o esquistocitos, trombocitopenia y leucocitosis variable.
  2. Perfil bioquímico: BUN y crea elevados, hiperbilirrubinemia, hiperglicemia, LDH elevada (hemólisis y necrosis celular), hipocalcemia, hiperfosfatemia, hiperuricemia.
  3. ELP: hiponatremia (por exceso de agua), hipercalcemia, acidosis metabólica con anión gap elevado, aumento del potasio
  4. OC: en no anúricos hay hematuria, proteinuria, cilindruria y/o leucocituria.
  5. Otros: TP y TTPK suelen ser normales, complemento normal o bajo, cultivo de heces, coprocultivo.

TRATAMIENTO

CRITERIOS DE gravedad/ HOSPITALIZACIÓN

Debido a la mortalidad y secuelas que presenta este cuadro, siempre debe ser hospitalizado.

MANEJO

El tratamiento de este síndrome es de soporte, orientado a evitar las complicaciones de la insuficiencia renal aguda (IRA), los trastornos hidroelectrolíticos, la HTA, la anemia y afecciones extrarrenales.

  • Manejo de IRA y trastornos hidroelectrolíticos: si no responde el manejo conservador, se utiliza la diálisis peritoneal.
  • Manejo HTA: suele responder a manejo de la sobrecarga hídrica, pero en caso de no hacerlo se pueden utilizar antagonistas del calcio o hidralazina.
  • Manejo anemia: pacientes con Hb < 6 se debe transfundir 3-5 cc/kg de glóbulos rojos.
  • No se deben administrar fármacos antidiarreicos, ya que aumentan la posibilidad de complicaciones sistémicas, como el megacolon tóxico.
  • A pesar de que aún está en discusión el uso de antibióticos como factor de riesgo en la generación de este síndrome, actualmente hay consenso que la antibioterapia está contraindicada en la sospecha o confirmación de E.Coli productora de toxina Shiga.

Seguimiento

El seguimiento se enfoca principalmente en evaluar función renal y secuelas, por lo que se debe realizar derivación oportuna a especialista en caso de sospecha de insuficiencia renal.

REFERENCIAS

  1. Jean Grandy H. Síndrome hemolítico urémico. Guías de práctica clínica en pediatría HCSBA VII edición. 2013. p404-406
  2. Agustín Remesal Camba, Equipo CTO Chile. Síndrome Hemolítico urémico. Manual CTO de medicina y cirugía. 1° edición Chile Pediatría. 2015. P95-96
  3. Uptodate: Overview of hemolytic uremic syndrome in children, disponible en: https://www.uptodate.com/contents/overview-of-hemolytic-uremic-syndrome-in-children?search=hemolytic%20uremic%20syndrome&usage_type=default&source=search_result&selectedTitle=1~150&display_rank=1
  4. Josep M. Campistol a,∗ , Manuel Arias b , Gema Aricetac , Miguel Blasco a , Laura Espinosad , Mario Espinosae , Josep M. Grinyóf , Manuel Macíag , Santiago Mendizábal h , Manuel Pragai , Elena Románh , Roser Torraj , Francisco Valdés k , Ramón Vilaltac y Santiago Rodríguez de Córdobal. Actualización en síndrome hemolítico urémico atípico: diagnóstico y tratamiento. Documento de consenso. Revista de la sociedad española de nefrología. 2015;35(5):421–447
  5. Marta Lidia Monteverde. Síndrome urémico hemolítico. Nefrología, Diálisis y Trasplante 2014; 34 (1) Pág. 27- 41
  6. Romina j. Fernández-brando, leticia v. Bentancor, maria pilar mejías, analía c. Panek, gabriel g. Cabrera, ramón a. Exeni, marina s. Palermo. Actualización en el tratamiento del síndrome urémico hemolítico endémico. Patogénesis y tratamiento de la complicación sistémica más grave de las infecciones por escherichia coliproductor de toxina shiga. Medicina (b. Aires) vol.71 no.4 ciudad autónoma de buenos aires, 2011

Demodicidosis

Demodicidosis (Demodicosis)

 Definición

Enfermedad inflamatoria de la unidad pilosebácea de la piel producida por la infestación y proliferación del ácaro demodex spp.; principalmente en cara y cuero cabelludo. Se caracteriza por eritema persistente y lesiones típicas de rosácea, pero con una distribución asimétrica y presencia de descamación; por lo que debe plantearse siempre como diagnóstico diferencial, sobre todo cuando no hay buena respuesta al tratamiento inicial.

Etiología – Epidemiología

El ácaro de démodex es un ectoparásito obligado. En el humano se pueden encontrar las especies d. folliculorum y d. brevis, siendo comensales habituales de la piel. Las localizaciones más frecuentes del ácaro incluyen: la nariz, mejillas, frente, barbilla, pestañas, cejas, orejas, cuero cabelludo, cuello y pecho. La trasmisión del ácaro se produce por contacto directo con la piel, pelo o pestañas del infestado.

La prevalencia de la infestación por demodex spp. es cercana al 90% en la población adulta general, siendo ligeramente mayor en hombres, y aumentando con la edad; sin embargo la demodicosis se presenta principalmente entre los 25 y 35 años, siendo poco frecuente en ancianos y rara en menores de 5 años.

Fisiopatología

El ácaro de demodex spp. modula la respuesta inmune del huésped mediante mecanismos antagónicos: (1) mediante la secreción de factores inmunosupresores que evitan el rechazo y favorecen su proliferación; (2) y mediante la constante abrasión del epitelio de la piel, que gatilla una respuesta inflamatoria local.

Lo más probable es que la proliferación excesiva de demodéx spp. esté dada por un defecto específico del sistema inmune contra este patógeno, sumado a otros factores de inmunodepresión del huesped. De esta manera se pierde la regulación inmune ejercida por el ácaro, desencadenando una respuesta inflamatoria exagerada y mantenida.

 

Diagnóstico

La demodicidosis presenta lesiones características que permiten plantear el diagnóstico y clasificarla: eritema difuso, pápulas y/o pústulas puntiformes que frecuentemente se acompañan de escamas foliculares, presencia de telangectasias, también puede haber prurito leve y sensación de quemadura. La distribución de las lesiones es unilateral (Figura 1).

Figura 1. Demodicosis. (Fuente: )

La clasificación más aceptada y utilizada es por la presencia o no de inflamación:

  • – Demodicosis no inflamatoria (Pitiriasis folicular): Escamas foliculares, con o sin eritema.
  • – Demodicosis inflamatoria:
    • o Rosácea-like: Distribución unilateral, papulas y pustulas pequeñas, eritema leve, escamas foliculares, sin elementos vasculares.
    • o Papulo-postular: Papulopustulas de gran tamaño periorificiales, eritema, telangectasias, escamas foliculares.
    • o Foliculitis: Infiltrado folicular, lesiones supurativas.

La confirmación diagnóstica se realiza con una alta densidad del ácaro en la piel. El estudio de elección es la biopsia superficial: >5 ácaros por cm2 de muestra o >5 ácaros en un folículo piloso confirman el diagnóstico.

También es confirmatorio del diagnóstico la resolución de los síntomas luego de completado el tratamiento específico para la demodicidosis.

Tratamiento

No existe consenso en el tratamiento específico contra demodex spp., se prefiere iniciar con un tratamiento tópico:

  • – Ivermectina crema 1%, aplicación diaria (de elección en nuestro medio, con muy buenos resultados)
  • – Permetrina crema 5%, aplicación nocturna al menos 2 meses

Ante la falla del tratamiento tópico, se debe considerar el uso de Ivermectina oral en dosis de 200 mcg/kg oral por una sola vez, y derivación al especialista.

Bibliografía

  • – Chen W. and Plewig G. (2014) Human demodicosis: revisit and a proposed classification. Br J Dermatol, 170: 1219–1225
  • – Forton F., Germaux M., Thibaut S., Stene J., Brasseur T., Mathys C., Tytgat M. and Laporte M. (2015) Demodicosis: descriptive classification and status of Rosacea, in response to prior classification proposed. J Eur Acad Dermatol Venereol, 29: 829–832.
  • – Vera D., González P., Dominguez J. y Hoyjo M. (2007) Demodecidosis. Revisión. DermatologíaCMQ. 5(1):34-

 

Restricción del crecimiento fetal

Restricción Del Crecimiento Fetal

Nivel del manejo del médico general: Diagnóstico Sospechar Tratamiento Inicial Seguimiento Derivar

 Aspectos esenciales

 

  • Aumenta morbimortalidad perinatal 8 veces en relación a feto sano
  • Distinguir fetos con RCF verdaderos de constitucionalmente pequeños
  • 80% de los casos es debido a insuficiencia placentaria
  • Examen diagnóstico y pronóstico: Ecografía doppler de arteria umbilical
  • El manejo se enfoca en la prevención primaria con la detección de factores de riesgo

Caso clínico tipo

 

Mujer de 29 años, con antecedentes de LES en remisión, HTA en tratamiento con enalapril, tabáquica crónica, G2P1A1 (aborto de primer trimestre), con antecedente de hijo que refiere de término pero “pequeño”. Actualmente cursando embarazo de 26 semanas con peso estimado p8 para edad gestacional.

Definición

 

La restricción del crecimiento fetal (RCF) es una patología del embarazo en la cual incapacidad de lograr un crecimiento intrauterino óptimo dado por su potencial genético.

Se define operacionalmente como un feto con un peso estimado por debajo del décimo percentil (<p10) para la edad gestacional. Los recién nacidos pequeños para edad gestacional (PEG) son aquellos cuyos pesos de nacimiento son <p10 o -2 D.E. bajo el promedio de peso para su edad gestacional. Es importante relacionar el peso con otros parámetros como talla y circunferencia craneana.

Epidemiología-Etiología-Fisiopatología

 

Epidemiología

 

La RCF es una de las principales complicaciones del embarazo, teniendo una incidencia 6 veces superior en países en vías de desarrollo.

En Chile se describe una incidencia del 3-8%. Sin embargo, del total de fetos bajo percentil 10, sólo un 30% de los casos son RCF verdaderos, siendo la gran mayoría constitucionalmente pequeños.

El impacto asociado al diagnóstico de RCF se debe principalmente a consecuencias en la morbimortalidad perinatal (que aumenta 6-8 veces en relación a un feto sano) y a largo plazo (Teoría de Baker).

  • En el primer caso, se describe que RN con antecedente de RCF presentan mayor riesgo de complicaciones perinatales como hipoglicemia, poliglobulia, hemorragia pulmonar, inmunodeficiencias, asfixia perinatal, prematurez, hipotermia, hipocalcemia, falla renal y enterocolitis necrotizante, entre otros.
  • Además se describe en estudios prospectivos en niños con antecedente de RCF una mayor prevalencia de retraso del DSM, problemas conductuales, menor coeficiente intelectual y dificultad en el aprendizaje.
  • Por último, la teoría de Baker que describe cómo las condiciones intrauterinas adversas afectan en la probabilidad de contraer patologías crónicas, sobretodo del espectro metabólico y cardiovascular, aunque también se ha visto asociación con algunas neoplasias y trastornos del anímicos.

Etiología

 

En relación a la etiología de la RCF, se describe que va a ser afectado por múltiples factores, y dependiendo de la causa el pronóstico será variable.

Se divide en tres causas: Fetales, placentarias/ovulares y maternas.

  • Fetales:
    • o Gestación múltiple
    • o Malformaciones congénitas (30%): Tetralogía de Fallot, estenosis pulmonar, defectos del septum
    • o Anomalías cromosómicas: síndrome de Down (29%); Trisomia 13 (50%); Trisomía 18 (100%)
    • o Síndromes genéticos
    • o Embarazo prolongado
    • o Infecciones (10%): TORCH, parvovirus B16, VHB, sífilis
  • Placentarias:
    • o Insuficiencia placentaria: se describe como 80% de las causas de RCF
    • o Desprendimiento placentario crónico
    • o Placenta previa
    • o Acretismo placentario
    • o Mosaicismo placentario
  • Cordón umbilical:
    • o Inserción velamentosa del cordón
    • o Arteria umbilical única
  • Maternos: Recurrencia del 25%
    • o Síndrome hipertensivo del embarazo (40%)
    • o Autoinmunitario: SAF (24%), LES, trombofilias congénitas
    • o Consumo de drogas y alcohol (Cocaína y tabaco)
    • o Fármacos: antineoplásicos, fenitoína, corticoides

Fisiopatología

 

Dentro de la fisiopatología de la RCF, la insuficiencia placentaria es una de las principales causas. Esto debido a que múltiples factores (genéticos, inmunitarios y ambientales) van a afectar en la placentación. Se describe en la fisiología normal de la placentación la presencia del factor inducido por hipoxia (HIF 1-alfa) como uno de los principales actores en la regulación y vascularización del árbol placentario. En condiciones normales, este disminuye sobre las 12 semanas debido al aumento de oxígeno secundario a la apertura de arterias espirales, promoviendo el cambio en el fenotipo del trofoblasto, aumentando la capacitancia del árbol vascular placentario. Sin embargo, en condiciones adversas, no hay disminución de HIF1-alfa, lo que promueve la persistencia de factores antiangiogénicos, inhibición de factores angiogénicos, apoptosis placentaria y auemnto del estrés oxidativo. Esto da como consecuencia una disminución en la remodelación placentaria, una placenta hipoplásica, flujo intervelloso disminuido y finalmente hipoxia.

La disminución del flujo al espacio intervelloso produce una disminución del aporte de oxígeno al feto. Según la severidad de la alteración placentaria y a medida que el feto aumenta su consumo metabólico y de oxígeno, se produce una caída en el aporte de nutrientes y glucosa, además de una disminución de la presión parcial de oxígeno en la sangre fetal. El feto sensa estos niveles de glucosa y oxígeno y provoca una respuesta de adaptación.

Mecanismos de adaptación descritos son a nivel metabólico en donde se promueve el metabolismo anaeróbico, la glucogenólisis y la gluconeogénesis, afectando en la actividad biofísica del feto, en el crecimiento y en el metabolismo basal de este. Además se describe un aumento del tono alfa adrenérgico, que afectará a distintos sistemas. Entre ellos el sistema renal (con oliguria y eventual oligohidroamnios), hepático (con aumento de la glucogenólisis y disminución del diámetro abdominal), gastrointestinal con mayor riesgo de enterocolitis necrotizante y a nivel músculoesquelético.

Clasificación

Existen múltiples clasificaciones para esta patología, dependiendo de la variable que se evalúe.

  • Según severidad: Leve (p10-5), Moderado (p5-2), Severo (<p2)
  • Según momento de instalación: Durante el año 2016 se realizó un consenso de especialistas para determinar el punto de corte y valores diagnósticos para la RCF. En la actualidad se divide en:

o   Precoz: <32 semanas

  • Asociación con preeclampsia: 50%
  • Causa: infecciosa, cromosómica, insuficiencia placentaria severa
  • Doppler umbilical con alta sensibilidad
  • Complicación principal: prematurez

o   Tardía: ≥32 semanas

  • Asociación con preeclampsia: 10%
  • Causa: insuficiencia placentaria leve
  • Doppler umbilical de baja sensibilidad
  • Según proporcionalidad corporal: simétrico (en donde todos los segmentos corporales disminuyen de tamaño proporcionalmente; la mayoría resultan ser constitucionalmente pequeños) o asimétrico (en donde se aprecia una mayor disminución de tamaño del tronco). Actualmente no tiene relevancia clínica en el manejo.
  • Clasificación pronóstica: Encontramos a los fetos pequeños sanos, pequeños anormales y con restricción de crecimiento.

o   Fetos pequeños sanos: Tienen un PEG adecuado, sin malformaciones, con líquido amniótico (LA) y arteria umbilical (AUM) normales. Tiene un 97% de VPN para mal pronóstico perinatal, lo que quiere decir que son de bajo riesgo y no necesitan cuidados especiales.

o   Fetos pequeños anormales: Con cromosomopatías o malformaciones. Son casos de muy mal pronóstico, NO se benefician con la interrupción.

o   Fetos con restricción de crecimiento: Debido a función placentaria alterada. El tratamiento y la interrupción del embarazo mejoran el pronóstico

Diagnóstico

Es realizado por especialista, como médicos generales se debe sospechar diagnostico con antecedentes y clínica, el cual es confirmado en nivel terciario.

Se debe realizar siempre en base a tres pilares:

1) Antecedentes: Tabaco y alcohol, desnutrición, uso de fármacos y drogas, patologías, edad, antecedentes de RCF, enfermedades maternas (LES, SAF)

2) Clínica: Evaluar cuidadosamente la EG, altura uterina, estimación del peso fetal (EPF) clínico, LA.

3) Ecografía: Mediante esta última se debe realizar un estudio de biometría completo (diámetro biparietal, fémur, circunferencia abdominal [es el parámetro único que mejor se correlaciona con RCF]). Se ha visto que la EPF con múltiples parámetros tiene una mejor sensibilidad y establece la severidad del cuadro. Además, la medición de LA (ILA) permitiría detectar la presencia de oligohidroamnios (OHA) en un 30% de los casos, que corresponde a un marcador de gravedad. Evaluar la morfología fetal para descartar la presencia de malformaciones (por ejemplo, la presencia de RCIU y polihidroamnios es sugerente de trisomía 13 o 18).

Para el diagnóstico correcto y poder diferenciar a los fetos PEG (bajo el percentil 10) pero sanos de aquellos con RCF se requiere precisión en la EG, y observar según tablas de crecimiento de referencia adecuadas y correlacionar con antecedentes y clínica.

La flujometría Doppler es el examen de elección para decidir la interrupción en fetos de pretérmino con RCF.

  • Arteria umbilical: Única medida que proporciona información diagnóstica y pronóstico. Habitualmente se ve afectado cuando hay aumento de la pulsatilidad, velocidades anormales en flujo diastólico y flujo reverso a fin de diástole
  • Arterias uterinas: primera alteración identificada al doppler. Presenta una sensibilidad de un 40% para RCF, por lo que no se recomienda para el diagnóstico.
  • Arteria cerebral medial/Ductus venoso: Evaluar la ACM sirve para determinar  la redistribución del flujo a órganos que tengan más demanda de oxígeno (Cerebro, miocardio, suprarrenales). El ductus venoso refleja el estado fisiológico del ventrículo derecho. La ausencia de flujo o flujo reverso son indicaciones inmediatas de interrupción del embarazo

Tratamiento

Es realizado por especialista: El objetivo es evitar la extracción prematura de un feto sano, por los riesgos de prematurez y no demorar la extracción de un feto enfermo por el riesgo de morbi-mortalidad. Frente a un feto maduro o de término, se interrumpe el embarazo y frente a un feto inmaduro, reposo y aporte nutricional, pruebas seriadas de unidad feto placentaria ecografía seriada, inducción de madurez pulmonar con corticoides, doppler y manejo de otras patologías.

Son pilares fundamentales del manejo de la RCF el diagnóstico preciso, la vigilancia adecuada y la determinación del momento de interrupción. Se debe considerar que la mayoría de las RCF con líquido normal corresponden a fetos constitucionalmente pequeños. Se consideran marcadores de gravedad los siguientes:

1) OHA severo.

2) Severidad de la RCF.

3) Inicio precoz.

4) Asociación a malformaciones.

5)PBF m a 6/10

6)Doppler arteria umbilical con FDA o FDR

Dentro de las medidas de prevención primaria, se describe que hasta un 45% de los factores de riesgo son maternos, por lo que es importante realizar una educación preconcepcional, con cambios en el estilo de vida como suspender el tabaquismo, bajar de peso, disminución en el consumo de cocaína y alcohol.

En relación a la prevención secundaria, el uso de Aspirina 81-100mg/día desde las 14 semanas ha disminuido la tasa de preeclampsia y mejora el resultado de embarazo en mujeres con antecedente de PE severa en embarazo previo, RCF severo en embarazo previo, trombofilias y enfermedades del colágeno.

Seguimiento

Derivación a especialista el que determina la conducta a seguir según etapa de pesquisa de patología, que puede ser prevención, tratamiento o interrupción del embarazo u otra medida que considere pertinente.

Prevención: El Doppler de AU debe realizarse entre las 22 y 24 semanas en aquellos casos que presenten factores de riesgo para RCF. Actualmente este examen se adelanta a las 11-14 semanas incluso. Hablamos de un valor alterado cuando encontramos un índice de pulsatilidad (IP) promedio mayor a 1.45. Se ha visto que la administración de aspirina 100 mg/día, desde las 8 semanas previene el RCF severo, pre-eclampsia (PE) severa y precoz y el DPPNI. También previene la muerte perinatal.

Doppler en la vigilancia de la RCF: Mediante este examen, se puede evaluar:

1) Compromiso de la Arteria umbilical.

2) Signos de redistribución (caída de la pulsatilidad de la Arteria Cerebral media).

3) Compromiso venoso (implica compromiso profundo con acidosis, apareciendo en promedio 2 semanas antes del compromiso del PBF o RBNE).

Por lo tanto, el Doppler es de elección para el manejo del feto comprometido lejos del término del embarazo

Momento de la interrupción: Se debe poner en la balanza por una parte el riesgo de prematurez (difícil vida extra uterina y riesgo de secuelas), y por otra el riesgo de feto muerto in útero (ambiente intrauterino hostil). La interrupción del embarazo tendrá que llevarse a cabo si se presenta cualquiera de estas situaciones:

▪Embarazo de 37 semanas. 

▪Detención del crecimiento.

▪Doppler con flujo diastólico ausente o reverso en AUM.

▪PBF alterado (≤4/10).

▪OHA severo.

▪Patología materna

Manejo del parto en RCF: Los fetos en el contexto de RCF son vulnerables al trabajo de parto. Presentan desaceleraciones tardías en un 30% de los casos. Es por ello que si se opta por el parto vaginal debe llevarse a cabo una monitorización fetal estricta, siempre debe haber disponibilidad de pabellón, se debe evitar la hiperdinamia y siempre debe haber un neonatólogo presente. En casos de RCF severo, OHA severo o deterioro de la UFP es preferible el manejo a nivel terciario, no intentando la inducción sino que procediendo a la cesárea.

En el RN se debe buscar la prevención de patologías como la asfixia perinatal, aspiración de meconio, hipoglicemia, hipocalcemia, hipotermia, policitemia y trastornos de la coagulación.

Referencias

  • Guía Perinatal. Minsal 2015
  • Manual de Obstetricia y Ginecología. Dr. Jorge Carvajal, Dra. Constanza Ralph. 7ma Edición (2016)
  • Sovia U et Cols. Screening for fetal growth restriction with universal third trimester ultrasonography in nulliparous women in the Pregnancy Outcome Prediction (POP) study: a prospective cohort study. Lancet 2015; 386: 2089-2097
  • Ruoti M. Et cols. Ductus Venoso Fetal. Marcadores Ecográficos de semana 18-22 de Embarazo.
  • http://www.amolca.com.co/images/stories/amolca/medicina/imagenologia-y-radiologia/marcadores-ecograficos/pag3-ecograficos.pdf
  • Pimiento L, Beltrán M. Restricción del crecimiento intrauterino: una aproximación al diagnóstico, seguimiento y manejo. Rev. Chile. Obstet Ginecol. 2015; 80(6): 493-502
  • Pérez Wulff J, Márquez D, Muñoz H, Solís A, Otaño L, Ayala V. Restricción de crecimiento intrauterino. Guía clínica de la federación latinoamericana de sociedades de Ginecología y Obstetricia. FLASOG: 2013, Guía Nº2.
  • Sepúlveda S et Cols. Intrauterine growth restriction. Revista Médica Clínica Las Condes 2014; 25:958-63

Aerosolterapia

Resumen:

La inhalación de aerosoles presurizados es un procedimiento utilizado para administrar fármacos directamente a la vía aérea. Permite lograr altas concentraciones locales, con limitada absorción sistémica, evitando el paso del fármaco por el sistema digestivo y disminuyendo así los efectos adversos.

Indicaciones:

Dependen del fármaco a administrar. Tradicionalmente son tres tipos de aerosoles los más utilizados: broncodilatadores, corticoides inhalados y la combinación de los anteriores. Usados por ejemplo, en el tratamiento del Asma.

 

Contraindicaciones:

Las contraindicaciones dependen fundamentalmente del tipo de fármaco a utilizar, y de la hipersensibilidad a los componentes del medicamento.

Materiales o insumos necesarios:

  • Inhalador dosis medida (IDM)
  • Aerocámara pediátrico/adulto (con todas sus partes)
  • Adaptador inhalador

Pasos críticos: paso a paso, como llevar a cabo el procedimiento.

  1. Lavado de manos.
  2. Reunir materiales necesarios.
  3. Sentar al paciente; en lactantes la posición ideal es sentado sobre el regazo de quien le hará los pufs, mirando hacia el frente.
  4. Sacar tubo presurizado del adaptador y calentarlo entre las manos durante 1 minuto mientras se bate.
  5. Colocar el tubo presurizado en su adaptador y conectarlo a aerocámara armada.
  6. Situar sistema aerocámara-IDM:
    1. En adulto: cubriendo toda la boca con la mascarilla, asegurándose de que no haya fugas.
    2. En pediatría: cubriendo nariz y boca con mascarilla, asegurándose de que no haya fugas.
  7. Paciente debe estar respirando normal, al iniciar una inspiración profunda, presionar el IDM sobre el adaptador, procurando que no se despegue la mascarilla del paciente. Luego:
    1. En adultos: pedir al paciente que mantenga la respiración lo más posible y/o esperar 10 segundos.
    2. En menores que no siguen instrucciones: esperar a que éste realice 10 inspiraciones. Idealmente el niño no debe estar llorando.
  8. Retirar aerocámara.
  9. Si está indicado administrar otra dosis, esperar 2 minutos antes de realizar el siguiente puf. Para ello, realizar nuevamente pasos 6 y 7.
  10. Pedir al paciente que tome un poco de agua para retirar el medicamento de la cavidad bucal.
  11. Al finalizar todas las aplicaciones lavar la aerocámara con agua jabonosa, sin tocar el interior y dejar estilar.

Tumores hepáticos

Tumores hepáticos

Introducción

 

                Las lesiones hepáticas focales son masas o áreas de tejido, ya sea sólidas o quísticas, que se identifican como una zona anormal del hígado. En este apunte se revisan tanto las lesiones quísticas como las sólidas, dentro las cuales se distinguen entre lesiones benignas y malignas.

Las lesiones hepáticas focales son un motivo frecuente de consulta en la actualidad. El avance en la calidad y disponibilidad de métodos de imagen, principalmente la ultrasonografía (US), la Tomografía Computarizada (TC) y la Resonancia Nuclear Magnética (RNM), han contribuido ampliamente al aumento en la detección de estas lesiones, ya sea de forma incidental o en el estudio de paciente sintomáticos o de riesgo. Cuando las lesiones son encontradas en estudios de imágenes de un paciente asintomático, se conocen como incidentalomas. Por otro lado, el estudio de estas lesiones ha cobrado importancia debido a un aumento en la incidencia de las lesiones malignas primarias en el hígado. 

                Las lesiones en el hígado pueden ser sólidas o quísticas, únicas o múltiples, en pacientes sintomáticos o como hallazgo incidental, con antecedentes de riesgo o sin ellos. Estas lesiones pueden surgir a partir de los diferentes tejidos que se encuentran en el hígado, o bien a partir de otros órganos, en el contexto de las metástasis.

                La mayoría de las lesiones son benignas, sin embargo, se debe descartar de forma certera la posibilidad de que se trate de lesiones cancerosas, por lo que es importante realizar un estudio adecuado para establecer el manejo más indicado en cada caso.

Pilares del Diagnóstico

                El estudio de las lesiones hepáticas focales se basa en cuatro principales pilares: la historia clínica, el examen físico, las imágenes y el estudio anatomopatológico. El objetivo de estudiar estas lesiones es, en primera instancia, diferenciar entre tres tipos de casos: lesiones que es necesario extirpar, lesiones que requieren seguimiento y lesiones que pueden ser ignoradas.

Anamnesis

                Los aspectos más importantes de la historia a tener en cuenta son la edad y el sexo del paciente, sus antecedentes mórbidos, haciendo hincapié en las enfermedades hepáticas, daño hepático crónico, cirrosis, infección por Virus hepatitis B (VHB) y C (VHC), uso de fármacos, siendo los más relevantes los anovulatorios orales y esteroides, y el antecedente de haber residido en una zona de agricultura ovina.

                Además, se debe indagar sobre síntomas, como dolor, saciedad precoz, baja de peso, compromiso del estado general, fiebre y sudoración nocturna.

               

Examen físico

                Sin dejar de lado que el examen físico completo es relevante, se debe ahondar en el examen abdominal, evaluar la palpación de masas en el hígado, así como su consistencia. Además, analizar la presencia de estigmas de daño hepático crónico, y buscar activamente signos sugerentes de lesiones en otros órganos.

Imágenes

                Es el pilar más importante para la evaluación de las lesiones hepáticas focales, siendo muchas veces el punto de partida, al encontrarse muchas veces estas lesiones de forma incidental en imágenes realizadas con otro motivo. Los más utilizados son la US, la TC y la RNM. La US suele ser el primer examen solicitado, es de bajo costo y muy seguro, y permite diferenciar entre lesiones sólidas y quísticas, únicas y múltiples, y orienta respecto al tamaño y la localización, pero no entrega información tan precisa como la TC y la RNM. Estos últimos permiten obtener mayor información sobre las características de las lesiones. La RNM es el mejor método, en cuanto a especificidad y sensibilidad, para el diagnóstico de las lesiones hepáticas focales.

Anatomopatología

                La evolución de los estudios de imagen, especialmente TC y RNM, han permitido mejorar su capacidad diagnóstica hasta el punto de no requerir biopsia para hacer un diagnóstico certero en muchos casos. Por ejemplo, se plantea que el Carcinoma Hepatocelular puede ser diagnosticado sin necesidad de biopsia con una especificidad cercana al 90% para lesiones de 2 cm o más.

Sin embargo, sigue siendo relevante en muchos casos, cuando los métodos de imagen no son suficientes para establecer con certeza el diagnóstico. La muestra se puede obtener por biopsia Core o por Punción Aspirativa con Aguja Fina o PAFF, siendo el primer método de mayor rendimiento y el recomendado. Se debe tener en cuenta que estos procedimientos no están exentos de riesgos, como sangrado, siembra de células neoplásicas e infección. 

Lesiones Sólidas Benignas

                Son muy frecuentes, muy variadas y generalmente asintomáticas, por lo que en la mayoría de los casos resultan de un hallazgo incidental. Se revisarán cuatro lesiones que son las más frecuentes y relevantes: el Adenoma Hepatocelular (AH), el Hemangioma, la Hiperplasia Nodular Focal (HNF) y la Hiperplasia Nodular Regenerativa (HNR).

Hemangioma Hepático

               

Epidemiología y Características

Son las lesiones hepáticas benignas más frecuentes, con una prevalencia de hasta un 20%. Su etiología es desconocida, pero se sospecha que surgen a partir de Hamartomas congénitos, originándose a partir de células vasculares endoteliales. Generalmente son lesiones pequeñas y únicas, pero en un 10% de los casos pueden ser múltiples. Son más frecuentes en mujeres que en hombres, con una relación de 5:1, y se presentan generalmente entre los 30 y los 50 años. El embarazo y el uso de anticonceptivos no se ha asociado a la aparición de estas lesiones, pero sí a un incremento de su tamaño. Generalmente son asintomáticos, pero en el caso de lesiones muy grandes (> 10 cm), pueden producir dolor o efecto de masa (<15% de los casos). Sus complicaciones son la ruptura espontánea o traumática, pero estas no suelen presentarse. En casos raros, hemangiomas gigantes pueden causar coagulopatía de consumo, síndrome conocido como Kasabach-Merritt.

Diagnóstico

                Sólo un 11 a 14% presentan síntomas, manifestándose por dolor en el hipocondrio derecho, masa palpable en el epigastrio, náuseas, dispepsia, saciedad precoz, vómitos, aumento de peso y hepatomegalia.

En el resto de los pacientes, no producen síntomas y se diagnostican de forma incidental en estudios de imágenes. A la US se observa una lesión hiperecogénica con bordes bien definidos. A la TC y RNM se observa realce periférico y llene centrípeto.

No se recomienda realizar biopsia debido al riesgo de sangrado y a que la sensibilidad y especificidad de las técnicas de imagen son suficientemente altas. En el caso de lesiones pequeñas en que el diagnóstico es poco claro, se recomienda realizar seguimiento con imágenes.

Tratamiento

                En general se recomienda un manejo conservador. La resolución quirúrgica puede ser considerada en casos en que la lesión es demasiado grande (>10 cm), o el paciente presenta síntomas significativos. En hemangiomas clásicos, no es necesario realizar seguimiento con imágenes. El uso de anticonceptivo orales y el embarazo no están contraindicados.

Hiperplasia Nodular Focal (HNF)

Epidemiología y Características

Es la segunda lesión focal hepática más frecuente, con una prevalencia de hasta 3%. Son causadas por una respuesta hiperplásica a una malformación vascular congénita o a una disrupción del flujo sanguíneo, con formación de shunts arteriovenosos. Esto causa hiperperfusión, lo que resulta en estrés oxidativo que desencadena una respuesta por parte de las células hepáticas a producir la cicatriz central estrellada típica de la HNF. Generalmente son lesiones únicas, pero en un 20% pueden ser múltiples. No poseen potencial maligno y generalmente se mantienen estables en el tiempo, siendo la probabilidad de ruptura muy baja.

Es 9 veces más prevalente en mujeres que en hombre, y se da principalmente entre los 40 y 60 años. Se cree que las hormonas sexuales femeninas tendrían un rol en el desarrollo de la HNF, ya que, además de ser más frecuente en mujeres, estas tienden a desarrollar masas más grandes y a edades más tempranas que los hombres. Sin embargo, no se ha observado relación con el uso de anticonceptivos orales ni con embarazo.

Diagnóstico

                Aunque 20 a 40% de los casos pueden presentar síntomas, la mayoría se descubren incidentalmente.                En la US, la HNF se observa como una lesión iso o hipoecogénica, pueden tener contornos lobulados, desplazan los vasos adyacentes, con una cicatriz central en forma de estrella o rueda dentada. La TC y la RNM entregan información más confiable, pudiendo muchas veces hacerse el diagnóstico sólo con imágenes, pero hay casos ambiguos en los que no se puede distinguir con certeza. En estos casos se recomienda realizar biopsia.

Tratamiento

                Se recomienda el manejo conservador, a menos que el paciente presente síntomas significativos. En estos casos, la resección parcial es la intervención más común. El embarazo y el uso de anticonceptivos no se encuentra contraindicado en estos pacientes. Se recomienda seguimiento con US por 2 a 3 año en mujeres que continúan utilizando anticonceptivos orales.

Hiperplasia Nodular Regenerativa (HNR)

 

Epidemiología y Características

                Es la transformación difusa del parénquima hepático normal en pequeños nódulos regenerativos. Se cree que es una consecuencia secundaria a la alteración del flujo sanguíneo en la cual la obstrucción de la circulación portal debida a trombosis o flebitis, causa isquemia. Esto lleva a hiperplasia de los acinos hepáticos en respuesta a la atrofia de los hepatocitos del área central. Este proceso forma nódulos separados entre ellos por zonas de parénquima atrófico con escasa fibrosis.

                Su prevalencia es de 5.3% en individuos mayores a 80 años. En la población general, es de 2.1 a 2.6%. No se observa relación con ningún sexo en particular. Las condiciones que se han asociado a la HNR son los desórdenes hematológicos e inmunológicos, las enfermedades cardiacas y pulmonares, algunas drogas y toxinas, neoplasias y el trasplante de órganos.

Diagnóstico

                Generalmente se descubre de forma incidental. La presentación sintomática es rara y generalmente presentan características propias de la hipertensión portal, como ascitis, esplenomegalia, hepatomegalia y várices esofágicas. Los estudios de imágenes muestran lesiones muy pequeñas y muy difíciles de distinguir de nódulos de regeneración de cirrosis, separados por parénquima atrófico. Las imágenes son insuficientes para establecer el diagnóstico de HNR, por lo que es necesario realizar biopsia para llegar a un diagnóstico definitivo.

Tratamiento

                El tratamiento de la HNR está enfocado en manejar la etiología de base y evitar las complicaciones asociadas a la hipertensión portal. Aunque es muy poco común, la HNR puede llevar a falla hepática que puede requerir un trasplante hepático. No está contraindicado el embarazo ni el uso de anticonceptivos orales.

Adenoma Hepatocelular (AHC)

Epidemiología y Características

                Es una lesión benigna rara, con una incidencia de 1 en 100.000. Es más frecuente en mujeres que en hombres, en una proporción de 8:1, y su aparición está relacionada a los niveles de estrógeno, ya sean endógenos o exógenos. Su incidencia se encuentra aumentada en pacientes que utilizan anticonceptivos orales y en las embarazadas, y las lesiones tienen a desaparecer luego de suspender los anovulatorios. El uso de esteroides anabólicos androgénicos también ha sido relacionado con el desarrollo de AHC. Por otro lado, tanto mujeres como hombres con niveles elevados de andrógenos o estrógenos endógenos también se encuentran en mayor riesgo de desarrollar AHC. Los pacientes con enfermedad de almacenamiento del glicógeno también tienen un riesgo elevado de desarrollar AHC y de que estas lesiones sufran transformación maligna. Otros factores, como obesidad, síndrome metabólico, insulinorresistencia, HTA y dislipidemia también se han relacionado a un mayor riesgo del desarrollo de AHC. Estas lesiones tienen un riesgo de transformación maligna a Carcinoma Hepatolelular, lo que ocurre en un 4 a 10% de los pacientes, siendo esto más probable en lesiones de más de 5 cm, en pacientes hombres y en aquellos con enfermedades de almacenamiento de glicógeno. Por otro lado, los AHC tienen riesgo de ruptura, especialmente cuando las lesiones crecen, como ocurre durante el embarazo.

Diagnóstico

                En la mayoría de los casos, los AHC son sintomáticos, y sólo en un 15% a 25% de los pacientes se trata de un hallazgo incidental. A la US, generalmente se ve una lesión definida, que puede ser hipo, hiper o isoecogénica. Su contenido puede verse heterogéneo debido a sangrado o necrosis. La TC es una opción válida para el estudio y diagnóstico de estas lesiones, pero la RNM ha demostrado ser más precisa y además permite diferenciar entre los distintos subtipos de AHC, haciendo innecesario el uso de biopsia. La biopsia permite identificar el subtipo de adenoma hepatocelular, sin embargo, puede resultar riesgosa debido a la suceptibilidad a hemorragia que tienen estas lesiones, por lo que se recomienda reservarla para casos en que la imagen no es concluyente.

 

Tratamiento

                En pacientes con AHC, se debe evitar el uso de anticonceptivos orales, dispositivos intrauterinos con liberación de hormonas y esteroides. No se recomienda evitar el embarazo en todos los casos, sino que solo en aquellos en que hay lesiones mayores a 5 cm.

                Requieren un manejo más agresivo que otras lesiones hepáticas benignas debido a su suceptibilidad a sangrar y a su potencial progresión a CHC. En lesiones mayores a 5 cm, el riesgo de sangrado es mayor, por lo que se recomienda la resección quirúrgica en estos casos. Otra opción es la embolización, que puede utilizarse como alternativa a la resección quirúrgica en pacientes de alto riesgo o en lesiones que se encuentran en zonas de difícil acceso. En lesiones de menos de 5 cm, el manejo puede ser conservador. Se recomienda seguimiento con RNM o TC cada 6 meses durante los primeros dos años y luego de forma anual.

Lesiones Sólidas Malignas

Carcinoma Hepatocelular (CHC) o Hepatocarcinoma

 

Epidemiología

                El CHC es el tumor maligno primario más frecuente del hígado, representando un 80% de los casos. Es la cuarta causa de muerte por cáncer a nivel mundial.  Su incidencia está en aumento en EEUU, llegando a 8 por 100.000 habitantes, debido al aumento de las infecciones por virus Hepatitis C. La sobrevida a 5 años es de 15% aproximadamente en general, pero esta aumenta a 30% en los pacientes que son diagnosticados en etapas tempranas, cuando la enfermedad se encuentra localizada. Esto indica que la detección temprana y el diagnóstico adecuado son fundamentales para mejorar el pronóstico de estos pacientes. Es un tumor derivado de los hepatocitos. Son más frecuentes en hombres que en mujeres, en una relación de 4:1.

Factores de riesgo

                En Japón, Europa y EEUU, aproximadamente 60% de los casos de CHC pueden ser atribuidos a infección por Virus Hepatitis C, 20% se atribuyen a infecciones por Virus Hepatitis B y el 20% restante están asociados a daño hepático por alcohol o son de causa desconocida. En países con alta prevalencia de VHB, este se puede encontrar presente hasta en un 80% de los pacientes con CHC.

                El principal factor de riesgo para el desarrollo de CHC es la cirrosis. Más del 80% de los casos de CHC ocurren en un hígado que sufre de cirrosis. Otros factores que incrementan el riesgo de desarrollar CHC en pacientes portadores de VHB son el consumo de tabaco, el consumo del alcohol, ciertos genotipos virales, y el alto grado de replicación viral. Por otro lado, en los pacientes portadores de VHC, los factores de riesgo para el desarrollo de CHC son principalmente la cirrosis, pero también influyen factores como el consumo de alcohol y tabaco, la obesidad, la diabetes, la edad y el sexo masculino.

Diagnóstico

                En todo paciente con daño hepático crónico, especialmente si presentan cirrosis, que presenten una lesión hepática focal sólida, se debe tener una alta sospecha de CHC hasta que se demuestre lo contrario.

El diagnóstico basado en técnicas de imagen puede verse dificultado debido a las características del parénquima hepático, que generalmente se encuentra cirrótico. Se debe realizar una TC o RNM en los pacientes cirróticos en que la ecografía muestre alguna lesión mayor a 1 cm, que tengan niveles elevados de alfa-fetoproteina sin lesiones hepáticas focales o cuando existe sospecha clínica de CHC. Este tumor se caracteriza a las imágenes por presentar realce en fase arterial e hipodensidad en fase portal. Se estima que el 85% de los pacientes con CHC presentan estas características a la imagen.

                En los pacientes en que la imagen no permite diagnosticar con certeza el CHC porque no cumplen con estos criterios, se recomienda realizar una biopsia de la lesión.

                               

Tratamiento

                Existen excelentes opciones de tratamiento para el CHC, especialmente cuando este se encuentra localizado al hígado. Estos tratamientos incluyen la resección, el trasplante hepático y la ablación por radiofrecuencia. No ha presentado buena respuesta a radioterapia o a quimioterapia.

Colangiocarcinoma Intrahepático (CCIH)

Epidemiología

                Es un tumor poco frecuente, representando 10% de las neoplasias malignas del hígado. Su incidencia se encuentra en aumento en países como Japón, el Reino Unido y EEUU, país en el cual la incidencia es de 0,85 por 100.000 (2005). La sobrevida a un año es baja (27,6%) y disminuye a menos de 10% a los 5 años, debido a que el diagnóstico se suele hacer en etapas avanzadas. El CCIH es más frecuentes en hombres, especialmente en la sexta década de vida.

Factores de riesgo

                A diferencia del CHC, en la mayoría de los casos la causa es desconocida. Uno de los factores de riesgo identificados es la colangitis esclerosante primaria. También son factores de riesgo para CCIH el consumo de alcohol y de tabaco, la edad avanzada, la invasión hepática por Fasciola, la enfermedad de Caroli, el quiste de colédoco, el adenoma de vías biliares, algunos agentes químicos y la cirrosis.

Diagnóstico

                Se debe sospechar CCIH en todo paciente con antecedente de colangitis esclerosante primaria que presenten una lesión hepática focal. Los pacientes con CCIH se puede presentar con síntomas inespecíficos como dolor abdominal, anorexia, pérdida de peso, malestar general, fiebre, sudoración nocturna e ictericia.

                La TC y la RNM son muy útiles para el estudio del CCIH y están recomendados en todo paciente en que se sospecha un CCIH ya sea por clínica o por ultrasonido. Permiten evaluar el tamaño de la masa, la presencia de lesiones satélites, el estado de las estructuras vasculares y del parénquima hepático subyacente. Este tumor se caracteriza por captar contraste progresivamente en las fases arterial y venosa, especialmente en lesiones de más de 2 cm, debido a su reacción desmoplástica extensa. Son lesiones infiltrantes, de bordes mal definidos. Pueden producir retracción de la cápsula hepática, atrofia lobar y dilatación de las vías biliares periféricas.

                El CCIH puede ser difícil de diferenciar de lesiones hepáticas metastásicas mediante técnicas de imagen e histología. El diagnóstico de CCIH no puede ser hecho con certeza utilizando sólo métodos de imagen. Si la cirugía está indicada en un paciente con una lesión hepática focal que se sospeche que pueda corresponder a una lesión maligna del parénquima hepático, no es necesario realizar el diagnóstico definitivo por biopsia percutánea dado que no cambiaría la conducta y podría tener riesgo de siembra. En cualquier otro caso, se recomienda realizar una biopsia para confirmar la sospecha de CCIH.

Tratamiento

                La resección quirúrgica es la única opción que podría resultar eficaz, aunque con malos resultados. Cuando los pacientes son candidatos a resección quirúrgica, la sobrevida promedio es de 36 meses, con una taza de recurrencia de 62,2% después de un seguimiento de 26 meses. El trasplante hepático tiene muy malos resultados en estos pacientes por lo que no está indicado. Para los tumores irresecables, la terapia estándar es la quimioterapia, que puede ser asociada a radioterapia.

Lesiones Quísticas

Los quistes hepáticos generalmente se encuentran como hallazgo incidental en estudios de imagen. Su prevalencia es cercana a 15-18%. La mayoría son asintomáticas y de comportamiento benigno. En caso de presentar síntomas, estos suelen derivar de la compresión extrínseca por el quiste de la vía biliar o de otros órganos, manifestándose por ictericia, saciedad precoz, vómitos, náuseas y dolor. Además, pueden complicarse con sangrado, ruptura hacia vía biliar o hacia peritoneo, e infección.

                Cuando se estudia estas lesiones, lo primero es diferencias entre un quiste hepático simple y otras lesiones. La presencia de múltiples quistes (>20), quistes grandes (>4-5 cm), quistes septados, calcificados, con fenestras, loculados, heterogénicos, quistes satélites o sintomáticos, permiten a descartar que se trate de un quiste simple.

Quiste hepático simple

               

Características y epidemiología

Son exclusiones congénitas o restos hiperplásicos de la vía biliar que no tienen comunicación con otros conductos. Generalmente miden menos de 1 cm, pero pueden crecer hasta 30 cm. Es raro que se presenten antes de los 40 años, y son más frecuentes en mujeres, en una relación de 4:1. No existe clara relación con el uso de anticonceptivos orales o con el embarazo.

 

Diagnóstico

Generalmente son asintomáticos y se descubren de forma incidental, aunque las lesiones grandes pueden manifestarse con dolor abdominal, sensación de plenitud o de saciedad precoz. En casos excepcionales, pueden presentar sangrado, infección o crecimiento rápido. La presencia de síntomas o el crecimiento rápido debe hacer sospechar un diagnóstico alternativo como cistoadenoma o cistoadenocarcinoma biliar.

                La US muestra una imagen anecogénica, homogénea, llena de fluido, con márgenes bien definidos, no septada y con refuerzo posterior. La TC muestra una lesión bien delimitada, con densidad de agua, sin estructuras internas y que no capta contraste. En algunas ocasiones pueden presentar calcificación de la pared. La RNM muestra una lesión bien definida, homogénea, de baja intensidad en T1 y alta intensidad en T2, sin captación de contraste. Los diagnósticos diferenciales incluyen cistoadenocarcinoma, cistoadenoma, enfermedad hepática poliquística, quiste hidatídico, metástasis quísticas de un tumor primario quístico y necrosis quística de un neoplasma sólido grande. Los quistes que presentan septos, fenestraciones, calcificaciones, paredes irregulares o lesiones satélites al US deben ser evaluados con una TC o una RNM.

No se recomienda la aspiración del contenido del quiste para hacer el diagnóstico.

Manejo

                 Los quistes hallados incidentalmente y que son asintomáticos no necesitan seguimiento ni tratamiento. Los quistes que son sintomáticos debido a hemorragia, ruptura, infección o crecimiento rápido requieren intervención. La modalidad de tratamiento debe ser elegida según el riesgo operatorio del paciente. La fenestración del quiste por cirugía abierta (marsupialización), que permite que el quiste drene hacia la cavidad peritoneal, es exitosa en un 90% de los casos. Los pacientes que no son candidatos a cirugía pueden ser manejados con aspiración guiada por imagenología y escleroterapia con alcohol u otro esclerosante. Otra opción es la fenestración por vía laparoscópica, que tiene similar éxito que la cirugía abierta, menor morbilidad y menor tiempo de hospitalización.

                Además, la intervención quirúrgica tiene la ventaja de que permite realizar análisis histológico del quiste para descartar cistoadenomas o cistoadenocarcinoma biliar cuando el diagnóstico no esté claro.

Cistoadenoma y cistoadenocarcinoma biliar

               

Características y epidemiología

Los cistoadenomas biliares son lesiones congénitas derivadas de remanentes de conducto biliar. Estos quistes tienen un contenido heterogéneo septado, con múltiples loculaciones llenas de material mucinoso (95%) o seroso (5%). Algunos cistoadenomas tienen proyecciones papilares que forman septos gruesos y compactos. Representan un 1 a 5% de los quistes hepáticos, y en 10% de aquellos mayores a 4 cm. No se asocia al uso de anovulatorios orales, pero es cuatro veces más común en mujeres, lo que sugiere relación con las hormonas. Son precursores para el desarrollo de cistoadenocarcinomas biliares, transformación que ocurre en un 5 a 10% de los casos. La presencia de calcificaciones y componente sólido, junto con los síntomas constitucionales, se asocian con cistoadenocarcinoma biliar.

               

Diagnóstico

Generalmente son asintomáticos, pero pueden manifestarse a medida que el quiste crece, generando efecto masa, malestar abdominal, náuseas, saciedad precoz y anorexia. Las lesiones pequeñas generalmente son un hallazgo incidental.       

La US muestra una imagen de bordes irregulares, loculada. Si se encuentra este tipo de imagen a la US, se recomienda realizar una TC o RNM, que pueden ayudar a confirmar el hallazgo de contenido heterogéneo, septos, crecimientos papilares irregulares y paredes engrosadas. No se recomienda la aspiración ni la biopsia debido a que tienen una sensibilidad baja y a que pueden diseminarse si se trata de un cistoadenocarcinoma. Aunque la imagen puede ser sugerente de cistoadenoma o cistoadenocarcinoma biliar, la resección quirúrgica es necesaria para confirmar y tratar.

Manejo

                Se recomienda la resección completa de cualquier lesión sospechosa de cistoadenoma o cistoadenocarcinoma. Si se realiza una resección parcial, el riesgo de recurrencia y de progresión a malignidad es alto. Puede ser realizado de forma abierta o laparoscópica, teniendo esta última menos morbimortalidad asociada. En caso de no poder realizarse la resolución quirúrgica, se recomienda seguimiento con imágenes.

Enfermedad hepática poliquística

               

Características y epidemiología

Se cree que esta enfermedad forma parte de un espectro clínico de enfermedades ciliares, incluyendo la fibrosis hepática congénita, el quiste de colédoco, los microhamartomas y la enfermedad de Caroli, que está asociadas con mutaciones que alteran la función ciliar de los colangiocitos. La enfermedad hepática poliquística se caracteriza por la presencia de quistes hepáticos múltiples (más de 20), que son más grandes que los quistes simples, pero de similares características histológicas.

Diagnóstico

                Es una enfermedad rara, con una prevalencia de 0,13 a 0,9%. Tiene predilección por el sexo femenino y un aumento de tamaño y de la sintomatología a mayor edad. El embarazo y las hormonas femeninas son factores de riesgo para el aumento en tamaño y en número de los quistes. Tiende a ser asintomática hasta que el tamaño y número de quiste ascienden a un nivel crítico. Se puede manifestar por hepatomegalia y síntomas de efecto masa. Pueden presentar complicaciones como ruptura, infección, sangrado, compresión extrínseca de la vía biliar, del tracto gastrointestinal y de la vena cava inferior. En casos avanzados, los pacientes pueden presentar hipertensión portal. El diagnóstico se basa en la presencia de múltiples quistes en estudios de imagen como US, TC o RNM. Los dos últimos pueden entregar información adicional respecto a la presencia de quistes renales concomitantes.

Manejo

                El tratamiento debe enfocarse en descomprimir el hígado o reducir el volumen de los quistes de la forma más efectiva y segura posible. Existen diferentes opciones, dentro de las cuales se encuentran la aspiración, la fenestración, la resección y el trasplante. Se pueden abordar por vía abierta o laparoscópica. La aspiración de los quistes está asociada a altas tasas de recurrencia. La fenestración presentan mejor respuesta transitoria, pero con tasas de recurrencia de entre 30 y 70%. La resección hepática trae el riesgo de insuficiencia hepática y puede causar adherencias que podrían complicar posibles futuras intervenciones, como trasplante hepático. Por lo tanto, el manejo debe ser adaptado para cada paciente, presentación clínica, tamaño y localización de los quistes, estructuras vasculares y reserva de función hepática. El trasplante hepático, asociado o no a trasplante renal, se utiliza para paciente muy sintomáticos con falla hepática y/o mala calidad de vida.

Quiste hidatídico

               

Características y epidemiología

Los quistes hidatídicos son más frecuentes en pacientes provenientes de zonas agrícolas con crianza de ovejas. Se producen por la infección por parásito Echinococcus en la cual los humanos sirven como huésped intermediario accidental cuando comen alimentos contaminados con huevos de echinococcus o carne de animales infectados como ovejas y vacas. Los quistes se hacen visibles en el hígado 2 a 4 semanas. Estos quistes pueden romperse en contexto de un trauma o de una manipulación quirúrgica.

Diagnóstico

La mayoría de los quistes pequeños (<5 cm) son asintomáticos. Los quistes grandes pueden generar una reacción inflamatoria que se puede traducir en dolor abdominal. Una presentación aguda con dolor debe hacer sospechar una ruptura o una sobreinfección del quiste. Cuando el quiste se rompe, se derrama su contenido, lo que puede generar una reacción alérgica severa, llevando a ascitis, peritonitis y shock. En raras ocasiones, el quiste puede extruir hacia el árbol biliar, produciendo ictericia y colangitis.

En la US, los quistes hidatídicos pequeños pueden confundirse con un quiste hepático simple. Al crecer, las lesiones pueden desarrollar paredes gruesas y calcificadas e hidátides hijas en la periferia del quiste principal. La TC y la RNM entregan información más precisa y se deben solicitar siempre que se sospeche un quiste hidatídico.

Manejo

                Depende del tamaño, localización y síntomas que los quistes. Los quistes asintomáticos, inactivos y calcificados pueden someterse a un manejo expectante. El tratamiento sólo con drogas antihelmínticas como albendazol y mebendazol para quistes sintomáticos generalmente no se utiliza, a menos que el paciente no sea candidato a tratamiento quirúrgico o percutáneo o tenga diseminación multiorgánica. Se recomienda el tratamiento con antihelmínticos adjunto a otras modalidades, antes y después del tratamiento percutáneo o quirúrgico, para prevenir una recaída. Existe un tratamiento alternativo a la cirugía conocido como PAIR (Punción, aspiración, inyección y reaspiración). Se ha demostrado que este, junto con la terapia antihelmíntica, puede ser tan efectivo como la cirugía abierta, pero tiene menos complicaciones y menor costo. Se recomienda para pacientes con quistes hidatídicos activos, mayores a 5 cm, que no sean candidatos a cirugía o que hayan tenido una recaída. No se recomienda en pacientes con fístulas biliares o comunicaciones del quiste con el árbol biliar debido al riesgo de esclerosis biliar. También se contraindica en pacientes con quistes que resulten inaccesibles o que sean multivesiculados. El procedimiento PAIR tiene un riesgo de anafilaxis de 0,03%.

El tratamiento quirúrgico, ya sea abierto o laparoscópico, se reserva para quistes complicados con fístulas, múltiples vesículas hijas, rotos, con hemorragia o sobreinfección. Además, sigue siendo la opción cuando no se encuentra disponible el PAIR.

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Insuficiencia venosa crónica

Insuficiencia Venosa Crónica

70% de la volemia se encuentra en el sistema venoso. Su función es recoger a nivel de los tejidos la sangre deprivada de O2 para llevarla de vuelta al corazón. Comprende: Vasos capilares, Vénulas, Venas, Cavidades derechas del corazón y Arteria pulmonar 

Retorno venoso comprende 3 mecanismo principales.

  • Válvulas venosas unidireccionales: dirigen la sangre hacia el corazón y del sistema superficial al profundo.
  • Masaje muscular (importante en ejercicio): Es el mecanismo más importante a nivel del sistema profundo, en el sistema superficial no se manifiesta. Durante la contracción muscular de las pantorrillas, aumenta la presión del tejido que circunda a las venas profundas, comprimiéndolas y vaciando la sangre hacia proximal.
  • Gradiente de presión: Presión negativa intratorácica, que favorece movimiento de la sangre. 

Sistema valvular: Formado por “nidos” con dos valvas delgadas y resistentes (laxas) con estructura elástica y colágena. Son más frecuentes y fuertes hacia distal. Existen desde ilíaca externa hacia distal.  
          Safena interna: posee de 9 a 12.  
          Safena externa: posee de 7 a 9.
El enorme aumento de la presión hidrostática, cuando el paciente está de pie, hace indispensable el uso del sistema valvular. Este sistema «fragmenta» la columna de sangre en múltiples compartimientos, segmentando así la presión hidrostática que reciben las venas más cercanas al suelo, evitando la sobredistención y daño de estas frágiles estructuras. Por otra parte, el flujo unidireccional (hacia proximal) de la sangre se logra gracias al sistema valvular 

Clasificación
Tienen estructura anatómica distinta e importancia funcional diferente según se trate de la extremidad superior o inferior. En la extremidad inferior el 80% del flujo venoso corre por las venas profundas. En la extremidad superior el 70% de la sangre fluye por las venas superficiales

Sistema venoso superficial: Incluye safena interna y externa con sus colaterales, basílica, cefálica y yugulares externas. Transcurren en el celular, entre aponeurosis muscular superficial y fascia cutánea. Suelen ser grandes y sus paredes son más gruesas y con mayor representación de fibras musculares.

Sistema venoso profundo: Son venas pares ubicada bajo fascia muscular que transcurren paralelamente junto a las arterias de su mismo nombre en espacios subaponeuróticos y en medio de músculos.

Sistema de las comunicantes: Conectan el sistema superficial y profundo, en distintos puntos. Los cayaos de las safenas se pueden considerar comunicantes, pues drenan desde superficial a profundo. 

Sistema venoso de perforantes: Las venas perforantes son aquellas que partiendo de una vena profunda llegan directamente a la piel, al sistema capilar (no al superficial). Existen en pierna y muslo.

INSUFICIENCIA VENOSA

“Deficiencia progresiva y permanente de la función circulatoria venosa de las EEII “. Es la incapacidad del sistema para mantener una presión capilar intraluminar inferior a la presión coloidosmótica, lo cual impide la reabsoción capilar.

Factores de Riesgo

  • Edad Avanzada
  • Antecedentes familiares de enfermedad venosa
  • Laxitud ligamentosa (por ejemplo, hernia, pies planos)
  • Estancamiento prolongado
  • Aumento del índice de masa corporal
  • Tabaquismo
  • Sedentarismo
  • Traumatismo de extremidad inferior
  • Trombosis venosa (superficial o profunda),
  • Presencia de una derivación arteriovenosa
  • Condiciones hereditarias
  • Estados altos de estrógeno y embarazo

Etiología:  

  • Primaria: causa desconocida (Herencia)   
    • Superficial…Várices Escenciales (alteraciones de las válvulas)
    • Profundo…..IVP no Trombótica
    • Mixtas…….. IV Sup/Prof/Perf.
  • Secundaria: causa conocida   
    • Superficial… Várices Secundarias a TVP
    • Profundo….Sd. Post-Trombótico (Sd. Post-Flebítico) 

Fisiopatologia:

La función inadecuada de la bomba muscular, las válvulas venosas incompetentes (reflujo) y la trombosis o la obstrucción venosa son causas de presión venosa elevada (hipertensión venosa), que inicia una secuencia de cambios anatómicos, fisiológicos e histológicos que conducen a dilatación de la vena, cambios en la piel o piel Ulceración. Los factores que determinan si un paciente dado progresará de enfermedad leve a más grave son en gran parte desconocidos

Síntomas

Los síntomas más comunes reportados por los pacientes con enfermedad venosa crónica son:

o   Malestar de las extremidades (es decir, piernas cansadas y pesadas)

o   Edema (manifestada como hinchazón)

o   Dolor:  El dolor puede ser generalizado o localizado en venas específicas, áreas de lipodermatosclerosis o ulceración. Cuando el dolor acompaña manifestaciones clínicas más graves, la deambulación puede llegar a ser difícil o incluso imposible. El dolor asociado con la enfermedad venosa suele ser peor cuando se está de pie, o cuando está sentado con los pies dependientes durante períodos prolongados de tiempo y mejora con la elevación de la extremidad y caminar . Estas características distinguen la enfermedad venosa crónica de los síntomas típicos asociados con la enfermedad arterial oclusiva de las extremidades inferiores. Los pacientes con EAOP de extremidad inferior de leve a moderada (es decir, claudicación) se quejan de dolor al caminar, que se alivia con el reposo, mientras que aquellos con un EAOP más grave pueden quejarse de más dolor cuando la extremidad está elevada

SIGNOS CLÍNICOS POR CATEGORÍA DEL CEAP

  • Sin signos clínicos – Aproximadamente el 20 por ciento de los pacientes con síntomas clínicos consistentes con un trastorno venoso crónico no tienen signos clínicos visibles. El examen dúplex identifica la enfermedad funcional  en aproximadamente el 20 por ciento de estos pacientes.
  • Telangiectasia / venas reticulares : Manifestación más frecuente de la enfermedad venosa es la dilatación venosa leve. Las telangiectasias son una confluencia de vénulas intradérmicas dilatadas de menos de un milímetro de diámetro, más comunes en las mujeres . Las venas reticulares son dilatadas, venas subdérmicas azuladas, de uno a tres milímetros de diámetro, y suelen ser tortuosas.
  • Venas varicosas : dilatación, tortuosidad y elongación del sistema venoso superficial de las EEII, debido a insuficiencia valvular y de las paredes de estas. Es la patología más frecuente del sistema vascular, presente en 15% de la población.

-Primarias: falla en el sistema valvular a nivel del cayado de la safena, lo que produce flujo retrógrado hacia el sistema superficial. Son las típicas varices de las viejas, tienen evolución natural benigna al manejo con soporte elástico.

-Secundarias: Sd postflebítico. Debido a insuficiencia valvular del territorio venoso profundo, lo que produce reflujo hacia el superficial, y compromiso de las perforantes, lo que va a producir cambios de presión a nivel capilar con desarrollo de cambios tróficos. Su evolución natural es diferente:

o   Edema primero unilateral, ortostático y en épocas de calor, luego haciéndose permanente y no ortostático.

o   Cambios tróficos: Hiperpigmentacion, induraciones, várices.

o   Ulceras 

  • Edema – La enfermedad venosa de larga data asociada con el reflujo venoso se caracteriza por el desarrollo de un edema de tobillo. En las primeras etapas de la insuficiencia venosa crónica, el edema puede estar presente sólo al final del día; Sin embargo, con el tiempo puede llegar a ser persistente durante todo el día.

v  Las siguientes pistas indican insuficiencia venosa como la causa del edema de las extremidades inferiores:

  • El edema se limita a las extremidades inferiores y es a menudo unilateral (particularmente temprano) y se acompaña de anomalías venosas (telangiectasias, venas reticulares, varices), hiperpigmentación u otros signos de enfermedad venosa. Por el contrario, el edema en estados edematosos generalizados suele ser bilateral ya menudo no se limita a las piernas.
  • El edema típicamente disminuye con la decúbito. Mientras que muchos otros estados edematosos también mejoran en este contexto, este hallazgo distingue la insuficiencia venosa de la obstrucción linfática crónica, que a menudo es unilateral y no puede disminuir con la decúbito.
  • La presión venosa central es normal, un hallazgo que excluye la insuficiencia cardíaca como causa del edema. Esta distinción es más difícil cuando tanto la insuficiencia cardíaca como la enfermedad venosa están presentes.
  • Los pacientes a los que se les ha dado diuréticos tendrán una mala respuesta y pueden desarrollar signos de hipoperfusión.
  • Cambios en la pigmentación de la piel / dermatitis : Los cambios de pigmentación son inicialmente más prominentes en el tobillo medial, pero posteriormente pueden invadir el pie y la pierna. Una hiperpigmentación Café y azul-gris  en la parte anterior de la pierna es un hallazgo común. La pigmentación se debe a la deposición de hemosiderina que se deriva de la descomposición de los glóbulos rojos que se han extravasado a través de capilares dañados en la dermis Los individuos con enfermedad venosa funcional debido al reflujo venoso son propensos a desarrollar dermatitis por estasis, que es uno de los signos dermatológicos más comunes y más tempranos de la insuficiencia venosa crónica. La dermatitis por estasis es un proceso inflamatorio que se presenta como una erupción eccematosa caracterizada por picazón, eritema, descamación, lloro, erosiones y costras.

El prurito asociado con la piel seca y escamosa puede ser difícil de aliviar; Las escoriaciones a menudo son secundarias a rascarse y pueden ser una fuente de infección de la piel. Las erupciones que simulan la dermatitis en las piernas pueden aparecer como parches eczematosos en otros sitios del cuerpo, o pueden presentarse como una erupción cutánea generalizada, una reacción auto eccematosa.

  • Lipodermatosclerosis – La insuficiencia venosa crónica de gravedad suficiente (p. Ej., Tras graves casos de trombosis venosa profunda o asociada con compromiso linfático) puede conducir al desarrollo de lipodermatosclerosis, una paniculitis fibrosante del tejido subcutáneo. Este trastorno se caracteriza por un área firme de induración que se localiza inicialmente en el tobillo medial. A medida que el proceso avanza, toda la pierna puede llegar a involucrarse circunferencialmente con la extensión hasta la pierna media en casos más avanzados . La fibrosis puede ser tan extensa y constrictiva que rodea y estrangula la pierna, impidiendo además el flujo linfático y venoso. Los pacientes con lipodermatosclerosis son particularmente propensos a episodios repetidos de celulitis, usualmente causados ​​por organismos estafilocócicos o estreptocócicos.
  • Ulceración venosa : Enfermedad venosa crónica es una causa común de úlceras de las extremidades inferiores . Por lo general, se localizan en la parte inferior del tobillo por medial, sobre una vena perforante o a lo largo de las venas safenas grandes-pequeñas . Pueden ocurrir más proximalmente en la pierna si se precipitan por trauma, pero nunca en el antepié o por encima del nivel de la rodilla. Las úlceras pueden ser múltiples o únicas y superficiales, exudativas con una base de granulación . Las fronteras de la úlcera suelen ser irregulares pero no socavadas. Pueden extenderse circunferencialmente alrededor de la pierna si no se tratan

Exámenes complementarios:

  • Eco doppler venoso de EEII: evalúa función valvular desde iliacas a las tibiales. 

Complicaciones:

  • Varicorragia: Sangramiento externo por erosión cutánea de una varice, frecuentemente son del maléolo. También puede ser una sobrecomplicación de una úlcera. La sangre sale “en chorro”. El tto es elevar la pierna y cubrir con apósitos estériles y venda elástica hasta lograr la hemostasia. 
  • Varicotrombosis o varicoflebitis: Se manifiesta súbitamente con dolor, induración, eritema y aumento de la temperatura de una trayecto varicoso superficial (inflamación). El tto es con reposo, elevación de la pierna, frío y AINEs. En casos de trombosis progresiva ascendente por la safena interna o alta a nivel del muslo, el riesgo es la progresión del trombo al sistema profundo con el consiguiente riesgo de TEP. (~3%). Por tanto si la trombosis es infrapoplitea hay que estar controlando (palpar) constantemente para ver si asciende. Si es suprapoplitea tiene indicación de tto activo: TACO + crosectomia  (qx: ligar cayado de la safena interna).
  • Ulcera: Herida sobre un paquete varicoso, por la presión que este ejerce sobre la piel, generalmente pequeñas, indoloras, levemente pigmentadas, rodeadas de piel sana. Lo más frecuente es en tercio inferior y cara interna de la pierna. Las ulceras postflebiticas se producen por reflujo desde las profundas hacia las perforantes, por lo que aumenta la presión con respecto al capilar y genera isquemia. El tto es revertir el mecanismo fisiopatológico, elevando la extremidad (30 cm en parte distal de la cama, la idea es que esté sobre la aurícula). También se hacen curaciones para lograr cicatrización y evitar infecciones. (mayoría con solo elevar la pierna cicatrizaban) 
  • Eczema varicoso: Lesión cutánea exudativa y pruriginosa, que se ubica sobre un paquete varicoso dilatado.

Tratamiento

El tratamiento de la enfermedad venosa crónica se centra en la reducción de los síntomas, como la hinchazón, los problemas de la piel, la prevención y el tratamiento de las úlceras, y la mejora del flujo sanguíneo de las piernas.

Elevación de la pierna: Simplemente elevar las piernas por encima del nivel del corazón durante 30 minutos tres o cuatro veces al día puede reducir la hinchazón y mejorar el flujo sanguíneo en las venas. La mejora del flujo sanguíneo puede acelerar la curación de las úlceras venosas. Sin embargo, puede no ser práctico para algunas personas elevar sus piernas varias veces al día. Para ser eficaz, es importante elevar las piernas por encima del nivel del corazón; La elevación de la pierna por sí sola puede ser el único tratamiento necesario para las personas con enfermedad venosa crónica leve, pero usualmente se necesitan tratamientos adicionales en casos más graves.

Ejercicios: Se recomiendan a menudo ejercicios del pie y del tobillo para reducir síntomas. Señalar los pies hacia abajo y hacia arriba (movimiento desde el tobillo) varias veces durante el día puede ayudar a mover la sangre de las piernas hacia el corazón. Esto puede ser especialmente útil para las personas que se sientan o permanecen durante largos períodos de tiempo. Caminar es un buen ejercicio para la bomba del músculo de la pantorrilla. Las personas con enfermedad venosa crónica que caminan menos de 10 minutos al día tienen un mayor riesgo de desarrollar úlceras venosas que aquellos que son más activos físicamente.

Terapia de compresión: La mayoría de los expertos consideran la terapia de compresión para ser un tratamiento esencial para la enfermedad venosa crónica . Las medias de compresión se recomiendan para la mayoría de las personas con enfermedad venosa crónica. Las personas con síntomas más graves, como las úlceras venosas, a menudo necesitan tratamiento con vendajes de compresión.

Medias de compresión: Las medias de compresión comprimen suavemente las piernas y pueden mejorar el flujo sanguíneo en las venas evitando el flujo hacia atrás de la sangre. Las medias de compresión eficaces aplican la mayor cantidad de presión en el tobillo y disminuyen gradualmente la presión por la pierna. Estas medias están disponibles con diversos grados de compresión.

Vendajes de compresión : Las personas con síntomas severos, como úlceras, pueden necesitar ser tratadas con vendajes de compresión. Los vendajes de compresión se parecen a un molde suave y se aplican en la pierna por una enfermera experimentada o médico. Se pueden aplicar medicamentos tópicos a la piel y, si hay úlceras, pueden cubrirse con apósitos especiales antes de aplicar vendajes de compresión. Las vendas se cambian generalmente una o dos veces por semana y deben permanecer secas. Una bolsa de fundición u otra bolsa de plástico se puede colocar sobre el vendaje de compresión para mantenerlo seco durante la ducha. Si tiene vendajes de compresión y se mojan, o el líquido de la herida se escapa a través de los vendajes, debe comunicarse con su médico para que los cambien.

Preparaciones : Las úlceras pueden cubrirse con apósitos especiales antes de ponerse medias de compresión o vendajes de compresión. Los apósitos son importantes para ayudar a curar las úlceras. Se utilizan para absorber el líquido que sale de la herida, reducir el dolor, controlar el olor, eliminar las células muertas o infectadas y ayudar a que crezcan nuevas células de la piel.

Medicamentos: Una variedad de medicamentos se han utilizado para la enfermedad venosa crónica y úlceras venosas.

  • Aspirina (300 a 325 mg / día) puede acelerar la cicatrización de las úlceras.
  • Los antibióticos sólo se recomiendan cuando hay una infección. Los antibióticos tópicos rara vez se necesitan y pueden causar reacciones alérgicas que complican en lugar de mejorar la condición.
  • Semilla de castaña de Indias: reduce la hinchazón y el tamaño de la pierna en personas con enfermedad venosa crónica. Puede ser recomendado para personas que no pueden tolerar la terapia de compresión, por lo general a una dosis de 300 mg dos veces al día. Extracto de semilla de castaño de Indias está disponible como un suplemento dietético y no requiere receta médica. Debido a que los suplementos dietéticos no están regulados como los medicamentos recetados, puede haber variaciones en la dosis real de cada píldora.
  • La fracción flavonoide purificada micronizada también está disponible como suplemento dietético; Cuando se añade a la terapia de compresión, puede mejorar la cicatrización de las úlceras y muchos síntomas de insuficiencia venosa crónica, incluido el edema de las extremidades inferiores. Por lo general se toma como dos comprimidos de 500 mg al día.
  • La irritación de la piel causada por la enfermedad venosa crónica, llamada dermatitis por estasis, a menudo mejora mediante el uso de cremas hidratantes. A veces, una crema de esteroides o ungüento es necesario para ayudar con picazón e inflamación. Otras cremas y ungüentos, productos anti-picazón y lociones perfumadas deben evitarse porque existe el riesgo de desarrollar una erupción alérgica (dermatitis de contacto)

Tratamientos de ablación

 Los tratamientos de ablación de vena son tratamientos diseñados para destruir venas superficiales que tienen función de válvula anormal. Estos tratamientos suelen reservarse para las personas con síntomas que no responden a los tratamientos más simples descritos anteriormente. Las venas son destruidas en una de tres maneras:

o   Escleroterapia – Para este procedimiento, el médico inyecta un producto químico en la vena enferma que hace que se derrumbe sobre sí mismo. La vena permanece en su lugar, pero ya no lleva sangre. La escleroterapia se puede realizar en un consultorio médico con anestesia local.

o   Radiofrecuencia o ablación con láser: Para estos procedimientos, el médico inserta un alambre especial en la vena enferma. Este cable calienta la vena y la sella desde el interior . La vena permanece en su lugar, pero ya no lleva sangre. Estos procedimientos no implican cirugía y se pueden realizar con muy poca anestesia. A menudo pueden realizarse en el consultorio de un médico.

o   Ligadura de la vena o extracción: Estos procedimientos implican cirugía para extirpar la vena o venas enfermas. Las personas que tienen estos procedimientos deben ser tratadas en un hospital o centro quirúrgico. Las venas se eliminan a través de muchas pequeñas incisiones.

 

Anexos : Clasificación CEAP

Bibliografía:

  • Up To Date
  1. «Pathophysiology of chronic venous disease»
  2. «Diagnostic evaluation of chronic venous insufficiency».
  3. «Clinical manifestations of lower extremity chronic venous disease»
  4. «Overview and management of lower extremity chronic venous disease»
  5. «Medical management of lower extremity chronic venous disease».
  • Manual de patología quirúrgica : Fernando Crovari Eulufi, Manuel Manzor Véliz ,Ediciones UC. (2014)

Macarena Fernández Barrientos

Cáncer Pulmonar

CÁNCER PULMONAR

Epidemiologia e importancia  

A nivel mundial el cáncer pulmonar constituye un problema importante. En 2012 hubo aproximadamente 1,8 millones de pacientes y causó un estimado de 1,6 millones de muertes.

El año 2004 murieron en Chile 2.222 personas, lo que constituye una tasa de mortalidad de 13.8 por 100.000 habitantes, siendo el 2.6% de las causas de mortalidad general. Estas cifras cambian de acuerdo al segmento etario analizado. Efectivamente, entre los 45 y 64 años murieron en el año analizado, 645 personas, lo que da una tasa de 22.9 por 100.000 habitantes y fue el 6% de las causas de mortalidad general; mientras que en el segmento entre 65 y 79 años murieron 1.098 personas con una tasa de 108.7 por 100.000 habitantes, lo que constituye el 8% entre las causas de mortalidad en ese grupo.  

Etiología

En el 90% de los casos de cáncer pulmonar es debido al hábito tabáquico y  hay una clara relación entre la intensidad del hábito y el riesgo de desarrollarlo. El riesgo de desarrollar cáncer de pulmón para un fumador actual de un paquete por día durante 40 años es aproximadamente 20 veces el de alguien que nunca ha fumado.

Aproximadamente el 20% de los grandes fumadores desarrollan cáncer broncogénico durante su vida.

Los fumadores pasivos tienen un riesgo aumentado de desarrollar la enfermedad en 1.2 a 1.5 veces con respecto a los no fumadores

Según la Encuesta Nacional de Salud de Chile (2009) se reporta una prevalencia de tabaquismo de 40.6%. Un 30% de las mujeres de 13-15 años fuman. 

En las personas que dejan de fumar, el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón cae en comparación con los que siguen fumando, siendo mayor el beneficio en aquellos que se detienen a los 30 años.  

Otros factores de riesgo asociado son:

  • La radioterapia: puede aumentar el riesgo de un segundo cáncer pulmonar primario en pacientes que han sido tratados para otras neoplasias malignas.
  • Los factores ambientales se han asociado con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Entre estos destacan exposición laboral a asbesto y arsénico (9-15%), radón responsable de la contaminación intradomiciliaria (10%) metales (arsénico, cromo y níquel), radiaciones ionizantes e hidrocarburos aromáticos policíclicos
  • Fibrosis pulmonar – Varios estudios han demostrado que el riesgo de cáncer de pulmón se incrementa siete veces en pacientes con fibrosis pulmonar. Este aumento del riesgo parece ser independiente del tabaquismo.
  • Infección por VIH: La incidencia de cáncer de pulmón entre los individuos infectados con el VIH aumenta en comparación con la observada en los controles no infectados.
  • Factores dietéticos: La evidencia epidemiológica ha sugerido que varios factores dietéticos (antioxidantes, vegetales crucíferos, fitoestrógenos) pueden reducir el riesgo de cáncer de pulmón, pero el papel de estos factores no está bien establecido.

¿Screening para cáncer pulmonar?

El diagnóstico de cáncer de pulmón se basa principalmente en la evaluación de individuos con síntomas. La recomendación actual de la Sociedad Americana contra el Cáncer es la pesquisa precoz mediante TAC de tórax en aquellos pacientes sobre 55 años y con antecedente de tabaquismo importante (sobre 30 paquete/año).

Clasificación Histopatológica

Los cánceres pulmonares se dividen en dos tipos, con importancia en el pronóstico y el tratamiento a recibir:

  • 1) Cáncer de células no pequeñas (75-90%): se origina de las células epiteliales de bronquios centrales hasta los alveolos terminales. Se pueden clasificar en 3 variedades:
  1. a) Carcinoma escamoso (35%)
  2. b) Adenocarcinoma (40%)
  3. c) Carcinoma de células grandes (10%)
  • 2) Cáncer de células pequeñas (15-10%): Se origina de células endocrinas que están distribuidas en pequeña cantidad en el epitelio de la vía respiratoria Tienen la capacidad de secretar hormonas y presentar síndromes paraneoplasicos. Se presenta en la zona central del pulmón y con compromiso ganglionar mediastínico extenso. Generalmente se encuentra diseminado al diagnóstico en la gran mayoría de los casos. Se caracterizan por ser sensibles a la quimioterapia y radioterapia.

 

 

 Manifestaciones clínicas

La mayoría de los pacientes con cáncer de pulmón tienen enfermedad avanzada en la presentación clínica.

Las manifestaciones clínicas se pueden agrupar de la siguiente forma:

  • 1) Asintomático: Hasta en un 10% de los casos de cáncer broncogénico pueden presentarse como un hallazgo casual en un paciente asintomático
  • 2) Intrapulmonares (generalmente por invasión de la vía aérea):
  • Tos: La tos está presente en el 50 al 75 % de los pacientes con cáncer de pulmón al diagnóstico, siendo el síntoma más frecuente. Se produce más frecuentemente en pacientes con carcinomas de células escamosas y de células pequeñas debido a su tendencia a involucrar las vías aéreas centrales. El debut de la tos en un fumador o cambio en su patrón fumador debe hacer sospechar en cáncer pulmonar.
  • Hemoptisis: La hemoptisis es reportada por 20 a 50% de los pacientes que son diagnosticados con cáncer de pulmón. Generalmente es leve-moderada. En un paciente con hemoptisis, la probabilidad de cáncer de pulmón varía de 3 a 34% en diferentes series dependiendo de la edad del paciente y el hábito tabáquico.
  • Dolor torácico: El dolor torácico está presente en aproximadamente el 20 al 40%  de los pacientes que presentan cáncer de pulmón. El dolor suele estar presente en el mismo hemitorax que el tumor primario. El dolor sordo, dolorido y persistente puede ocurrir por extensión mediastínica, pleural o de la pared torácica. Aunque el dolor pleurítico puede ser el resultado de una afección pleural directa, la neumonitis obstructiva o un émbolo pulmonar relacionado con un estado hipercoagulable también puede causar dolor torácico.
  • Disnea: Se producen en aproximadamente 25 a 40% de los casos. Puede tener las siguientes causas: Compromiso de vía aérea principal extrínseca o intraluminal, Atelectasia, Linfangitis carcinomatosa, Embolia tumoral, Neumotórax, Derrame pericardico, Derrame pleural masivo.
  • Neumonía a repetición: secundaria a la obstrucción parcial del bronquio afectado. Debido a esa razón, un paciente fumador cursando con una neumonía, debe ser dado de alta con la confirmación por imagenologica de ausencia de cáncer broncogénico.
  • 3) Intratoracicas extrapulmonares:
  • Invasión pleural y derrame pleural: La afectación pleural puede manifestarse como engrosamiento pleural sin derrame pleural o como derrame pleural maligno. Los pacientes con derrame pleural maligno subyacente a un cáncer pulmonar se consideran incurables y se manejan de forma paliativa.
    Los derrames malignos son típicamente exudados y pueden ser serosos, serosanguinolentos o derechamente hemáticos. Sin embargo, no todos los derrames pleurales en un paciente con cáncer pulmonar son malignos, Un derrame pleural benigno puede ocurrir en un paciente con un cáncer de pulmón resecable debido a obstrucción linfática, neumonitis post-obstructiva o atelectasia.
  • Síndrome de vena cava superior: Los hallazgos físicos incluyen venas dilatadas del  cuello, un patrón venoso prominente en el tórax, edema facial y una apariencia pletórica.  La tomografía computarizada (TC) a menudo puede identificar la causa, el nivel de obstrucción y la extensión del drenaje venoso colateral.

                          Un patrón venoso prominente en el pecho y  edema facial en paciente con síndrome de VCS

 

  • Compromiso del nervio laríngeo recurrente: manifestado por ronquera
  • Parálisis frénica: invasión mediastinica del nervio frénico. Los pacientes pueden ser asintomáticos o referir disnea. En una serie, el cáncer de pulmón fue la neoplasia más común que afectó el nervio frénico, aunque la malignidad representó sólo el 4 % de los pacientes con parálisis diafragmática.
  • Disfagia: compresión esofágica por ganglios linfáticos mediastínicos infiltrados.
  • Taponamiento cardiaco: invasión del saco pericardico.
  • Síndrome de Claude-Bernard-Horner: miosis, ptosis, enoftalmo y anhidrosis. Se produce por tumor del ápice del lóbulo superior que compromete ganglio simpático cervical ipsilateral.
  • Tumor de Pancoast: tumor del ápice del lóbulo superior que compromete el plexo braquial. Produce dolor neuropático de hombro con irradiación hacia el brazo.
  • 4) Extratorácicas metastásicas: Hasta el 40% de los casos puede presentar metástasis al diagnóstico.  Los sitios más frecuentes son:
  • Cerebro: Aproximadamente el 20-30% de los pacientes con cáncer pulmonar de células no pequeñas  tienen metástasis cerebrales al diagnóstico. Sospechar ante la presencia de cefalea, déficit del campo visual, alteración de los pares craneanos, convulsiones, vómitos, hemiparesia,  accidentes vasculares encefálicos.
  • Hueso: La metástasis del cáncer de pulmón al hueso es frecuentemente sintomática. El dolor óseo, fracturas en hueso patológico y los niveles elevados de fosfatasa alcalina sérica suelen estar presentes en pacientes con metástasis ósea. La hipercalcemia puede estar presente en contexto de una enfermedad ósea extensa. Aproximadamente el 20% de los pacientes con cáncer pulmonar de células no pequeñas  tienen metástasis óseas al diagnóstico. A la radiografía es más frecuente el compromiso osteolitico, siendo los cuerpos vertebrales los sitios más afectados.
  • Hígado: Las metástasis hepáticas sintomáticas son poco frecuentes en el curso de la enfermedad. Las metástasis hepáticas asintomáticas pueden detectarse en la presentación por elevación de las enzimas hepáticas o imagen compatible.
  • Glándulas suprarrenales: Las glándulas suprarrenales son un sitio frecuente de metástasis, pero estas metástasis son raramente sintomáticas. Se debe sospechar en contexto de una masa adrenal  unilateral detectada por  TC en un paciente con un cáncer de pulmón conocido o sospechado. Sólo una fracción de las masas suprarrenales detectadas representan metástasis. Esto fue ilustrado por una serie de 330 pacientes con cáncer pulmonar de células no pequeñas, en el que 32 (10%) tenía una masa suprarrenal aislada. Sólo 8 de estos 32 (25%) eran malignos mientras que el resto tenía lesiones benignas. No obstante, un estudio negativo de imagen no excluye las metástasis suprarrenales. Un estudio de pacientes con cáncer pulmonar de células no pequeñas encontró que el 17% de las biopsias suprarrenales mostraron compromiso metastásico a pesar de tener una TC normal.
  • 5) Extratorácicas no metastásicas o síndromes paraneoplasicos (10%): Desaparecen generalmente con la extirpación del tumor primario y no están relacionados con la invasión directa, obstrucción o metástasis. Pueden ocurrir en cualquier momento de la vida tumoral o anunciar su recurrencia. Entre los más frecuentes se encuentran:
  • Hipercalcemia
  • SIADH
  • Síndrome de Cushing
  • Síndrome de Eaton Lambert
  • Dermatomiositis- Polimiositis
  • Osteoartropatía hipertrófica
  • Baja de peso-fiebre
  • Anemia normocitica normocromica
  • Coagulopatia
  • Leucocitosis-eosinofilia

 

Hipocratismo Digital

Diagnóstico

Las herramientas diagnosticas son:

  • 1) Radiografía de tórax: corresponde a la primera aproximación diagnostica. Tiene baja sensibilidad por lo que su normalidad no descarta la enfermedad.
  • 2) TAC de tórax-Abdomen con contraste: posee mejor sensibilidad y especificidad que la Radiografía de tórax. Útil para caracterizar la lesión, identificar compromiso ganglionar mediastínico y metástasis hepáticas y suprarrenales.

                                                             Carcinoma pulmonar de células no pequeñas

  • 3) RNM de cerebro: útil en la búsqueda de metástasis cerebrales, principalmente en contexto de síntomas neurológicos. También es útil el TAC de cerebro, aunque con menor sensibilidad. 
  • 4) Cintigrafía ósea: útil en la búsqueda de metástasis óseas. Sospechar en contexto de dolor óseo, fractura en hueso patológico, hipercalcemia y aumento de las fosfatasas alcalinas.
  • 5) Citología de la expectoración: Requiere que el paciente presente expectoración. También se puede obtener citología a través de punciones pulmonares percutáneas transtorácicas, de punciones de adenopatías superficiales que pueden aparecer en cánceres diseminados, o de punciones de otros órganos en enfermedades metastásicas.
  • 6) Fibrobroncoscopia: Permite tomar muestras de aspiración de secreciones bronquiales, hacer cepillado de áreas sospechosas para estudiar la citología, hacer punciones transtraqueales o transbronquiales y obtener material para estudios citológicos, hacer lavados broncoalveolares con el mismo propósito y practicar biopsias ya sea endobronquial si el tumor es visible o transbronquiales apoyado por fluoroscopía si el tumor está más allá de la visibilidad endoscópica
  • 7) Tomografía de emisión de positrones o PET con glucosa marcada: Se administra glucosa marcada que se acumula en los lugares de gran reproducción celular lo cual se demuestra a través de una Cintigrafía de todo el cuerpo pudiendo demostrarse la extensión del tumor y las posibles metástasis
  • 8) Punción pleural: punción del espacio pleural con aguja fina, con anestesia local, en caso de derrame. El rendimiento de la citología del líquido pleural después de una toracocentesis única en pacientes con afectación pleural documentada es de aproximadamente 60%. Permite tomar citología del líquido pleural, y colaborar con la etapificación del cáncer pulmonar.
  • 9)      Punción pulmonar con aguja: procedimiento realizado bajo visión radioscópica o de TAC. Permite tomar muestras para estudio de citología o biopsia, de acuerdo al grosor de la aguja, de la lesión sospechosa. Puede confirmar la presencia de cáncer, su histología y etapificación.
  • 10)   Mediatinoscopía: consiste en la introducción de tubo rígido desde hueco supraesternal entre el esternón y la tráquea lo que permite tomar biopsias de ganglios mediastínicos sospechosos de tener compromiso tumoral. Confirma la presencia de cáncer, su histología y colabora en la etapificación.
  • 11)   Videotoracoscopía: introducción de tubo rígido en el espacio pleural. Permite tomar biopsias de la pleura y del pulmón. Se realiza en caso de derrame pleural cuyo estudio diagnóstico no se aclara con la punción pleural.
  • 12)   Toracotomía: Se utiliza en contexto de diagnostico dificultoso con medios menos invasivos y fuerte sospecha o confirmación de cáncer pulmonar, realizando en el mismo procedimiento la cirugía resectiva.

Tratamiento

Como parte del estudio previo al tratamiento, es fundamental realizar pruebas de función pulmonar (espirometria, test de caminata 6 minutos y DLCO), con tal de conocer la función pulmonar pre quirúrgico y compararlo con el estado post operatorio.

El tipo de tratamiento depende de la histología del cáncer;

  • Cáncer de células pequeñas: se encuentra diseminado al diagnóstico en la gran mayoría de los casos por lo que no es quirúrgico, siendo en la quimio radioterapia el estándar del tratamiento. En general tiene una buena respuesta inicial al tratamiento, pero tiende a recaer en los meses siguientes. De no mediar tratamiento, la sobrevida promedio es de 2-4 meses y con tratamiento es de 18-24 meses. La radiación profiláctica cerebral se ha asociado a disminución de la recidiva en el SNC.
  • Cáncer de no células pequeñas la cirugía es la única opción terapéutica, siendo curativa en etapas tempranas. En etapas localizadas (25% de los casos) la lobectomía mas linfadenectomia mediastinica radical es el tratamiento estándar. El tratamiento con radio quimioterapia puede ser una opción en pacientes no aptos para la cirugía en fases tempranas de su enfermedad o bien en pacientes con enfermedad avanzadas, antes o después de la cirugía. La técnica quirúrgica puede ser de dos tipos:
  • Ø Toracotomía postero lateral a nivel del quinto espacio intercostal
  • Ø Videotoracoscopia: consiste en el abordaje con 3 o 4 trocares a través de los cuales se introducen elementos de trabajo.

Pronóstico:

  • Cáncer de células pequeñas: independiente del estadio, el pronóstico es malo. Pacientes con enfermedad localizada presentan una supervivencia entre 16-24 meses con las formas actuales de tratamiento.
  • Cáncer de células no pequeñas: las estimaciones generales de supervivencia a 5 años, independientes del estadio, son de 10-15%

Seguimiento

El seguimiento es de por vida, clínico y con TC de tórax y estudio dirigido en cao de síntomas (cefalea, dolor óseo, etc) en busca de metástasis. Lo anterior, puesto que el riesgo de desarrollar un segundo primario pulmonar es de 1-2% luego de haber presentado un cáncer pulmonar.

Bibliografía

  • Enfermedades respiratorias, 2da edición Juan Carlos Rodriguez, Alvaro Undurraga. Capítulos 52-53
  • Up to date Overview of the risk factors, pathology, and clinical manifestations of lung cancer, David E Midthun, MD, Feb 03, 2017.
  • Manual de Patología Quirúrgica PUC Christian Gallardo B, Patricio Salas V. Capitulo 40

Ileostomías y Colostomías

ILEOSTOMIAS Y COLOSTOMIAS 

INTRODUCCIÓN

Una ostomía se define como una comunicación intencional entre un segmento de algun órgano hueco y la piel. Por tanto, existe una amplia variedad de posibilidades de ostomías en el cuerpo humano como, por ejemplo, la traqueostomía, esofagostomía, gastrostomía, ileostomía, colostomía, urostomia entre otras.

Una ostomía para la desviación de la corriente fecal se puede crear prácticamente en cualquier lugar a lo largo del tracto gastrointestinal, las ostomías más comunes para este fin implican el intestino delgado distal (ileostomía) y el intestino grueso (colostomía). Las cuales se analizarán particularmente en este capítulo, incluyendo la fisiología, tipos, selección de sitio y creación, así como el cuidado y manejo rutinario de complicaciones comunes de las ileostomías y colostomías.

CLASIFICACIÓN

Las desviaciones fecales se clasifican generalmente según el segmento del intestino utilizado para crear la ostomía, la forma de construcción quirúrgica y la temporalidad.

Según segmento intestinal:

  1. Ileostomía. Se realiza una ileostomía cuando es necesario resecar o bypassear el intestino grueso y canal anal o proteger una anastomosis distal.
  2. Colostomia. Se realiza una colostomía cuando es necesario bypassear o resecar el colon distal, recto o el ano.

Según temporalidad:

  1. Ostomías permanentes. Se indica en los casos en que hay compromiso definitivo del complejo esfinteriano anal, es el caso de las colostomías realizadas en las operaciones de resección abdominoperineal (Miles).
  2. Ostomías temporales. Se reservan generalmente a los pacientes con alto riesgo de filtración de la anastomosis, por ejemplo, antecedente de irradiación de la pelvis, usuarios de fármacos que afectan la cicatrización de las heridas como esteroides, agentes inmunosupresores o biológicos o aquellos con anastomosis colorrectal baja (< 5 a 7 cm desde el borde anal), hasta que la continuidad del intestino se pueda restaurar de forma segura.

Según tipo de llegada a la piel:

  1. Terminal. Si se reseca el complejo esfinteriano anorrectal, se necesita una ileostomía terminal permanente, una alternativa es una ostomia con reservorio o continente. La ostomia terminal implica la eversión del intestino para exponer la mucosa seguida de una sutura mucocutánea para crear un estoma final (técnica de Brooke).
  2. En asa. Un asa intestinal se saca a través de la pared abdominal, es abierta y suturada a la dermis. Es el método de elección en caso de las ostomías temporales para protección de una anastomosis distal.
  3. Continente. Hay técnicas quirúrgicas que permiten la continencia de las ostomías. El estoma y el reservorio son intubados por el paciente de forma regular para proporcionar la eliminación del contenido.

 

INDICACIONES

Pueden ser necesarias desviaciones fecales temporales o permanentes para manejar una variedad de condiciones patológicas, incluyendo anomalías congénitas, obstrucción del colon, enfermedad inflamatoria del intestino, interrupción traumática del tracto intestinal o malignidad gastrointestinal, cuando la restauración de la continuidad intestinal está contraindicada o no es inmediatamente factible dado el estado clínico del paciente y se pueden sistematizar sus indicaciones de la siguiente forma:

  1. Compromiso del complejo esfinteriano anal. Por ejemplo, por un tumor de recto bajo que compromete el esfincter anal, en ese caso se realiza una resección abdominoperineal (operación de Miles: resección del tumor del recto junto con el complejo esfinteriano, cerrando luego la piel de la zona anal + sigmoidostomia terminal).
  2. Cirugía resectiva colorrectal en la cual no es recomendable realizar una anastomosis primaria por elevado riesgo de fuga anastomotica. Por ejemplo, desnutridos, terapia corticoesteroidal, diverticulitis complicada Hinchey IV.
  3. Cirugía resectiva colorrectal en la cual se realiza una anastomosis primaria, pero debe ser protegida. Por ejemplo, cirugías resectivas de tumores de recto bajo, en las cuales (si bien se realiza una anastomosis), se decide realizar una ostomía de protección para disminuir el impacto séptico en caso de producirse una filtración.
  4. Cirugías de urgencia en los cuales la resección del segmento intestinal no es posible técnicamente o por condiciones generales del paciente (inestabilidad hemodinámica, sepsis, trauma abdominal, etc) y se realiza una ostomía temporal hasta que la continuidad del intestino se pueda restaurar de forma segura.
  5. Reducción del paso de contenido fecaloídeo por un segmento de colon o recto comprometido por una enfermedad. Tratamiento paliativo obstrucción intestinal por tumores, enfermedad inflamatoria intestinal severa, etc.

FISIOLOGIA

Al construir una desviación del contenido fecal, se producen cambios fisiológicos en relación a la falta de continencia, la disminución de la absorción del y posibles desbalances hidroelectrolíticos.

El débito de la ostomía dependerá de forma proporcional al segmento exteriorizado, de esta forma, el contenido de una ileostomía será mas líquido y el contenido de una sigmoidostomía será más consistente, parecido al de una deposición normal.

  1. Ileostomías. Inicialmente poseen un debito de 1200ml/dia, el cual va disminuyendo paulatinamene llegando a 600ml/dia. Durante el período postoperatorio temprano y los episodios de gastroenteritis, la producción diaria puede ser de 1800 ml o incluso más alta. Su color inicial es verde claro y de consistencia casi líquida, para luego pasar a ser amarillo-café y de mayor consistencia, el pH es alcalino y posee hasta 2 o más veces contenido de sodio en comparación con las deposiciones excretadas vía anal, si bien esto puede ser un factor para la deshidratación de los pacientes, por lo general, el riñón puede estabilizar estos cambios

En el caso de haber resecado una cantidad importante de íleon, posiblemente se verá alterada la absorción de nutrientes (ácidos biliares y vitamina B12, consecuentemente) y de medicamentos.

  1. Colostomías. Como se mencionó anteriormente, mientras más distal es la ostomía en el tubo digestivo, más similitud poseen las deposiciones producidas con las usuales. La colostomía tiene un debito aproximado de 200 a 600 mL/d, de consistencia un poco más liquida que las deposiciones normales.

CONSIDERACIONES

Los pacientes que requieren una ostomía a menudo experimentan estrés físico, psicológico y emocional relacionado con conceptos erróneos y temores con respecto a la aceptación social, la sexualidad y la carga económica.

El asesoramiento preoperatorio y consejería, idealmente por una enfermera especialista en ostomías, mejoran la calidad de vida postoperatoria ayudando a los pacientes a adaptarse psicológicamente a los cambios significativos en el estilo de vida asociados a vivir con un estoma. Así como la selección de un sitio adecuado, lejos de pliegues, estructuras óseas, línea del cinturón y que sea de fácil visualización y acceso por el paciente, es esencial para minimizar las complicaciones y lograr una buena calidad de vida postoperatoria.

COMPLICACIONES

Las complicaciones pueden ocurrir en el postoperatorio temprano o muchos años después de la construcción del estoma. Las complicaciones que ocurren tempranamente en el postoperatorio están a menudo relacionadas con problemas técnicos e incluyen isquemia-necrosis del estoma, retracción estomacal y separación mucocutánea.

Las complicaciones tardías se describen generalmente para las ostomías permanentes, ya que muchos estomas temporales se revierten en tres meses. Las más comunes incluyen hernia parastomal y estenosis estomal.

Las complicaciones varían con el tipo de ostomía, son infrecuentes en las ostomías terminales, mientras que las ileostomías en asa tienen las mayores tasas de complicaciones, las más comunes son la deshidratación, la irritación de la piel y la obstrucción del intestino delgado.

Factores de riesgo:

  • – Altura del estoma <10 mm
  • – Comorbilidades como obesidad, enfermedad de Crohn, enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes
  • – Tabaquismo
  • – La obesidad es un factor de riesgo independiente, incluyendo retracción, escoriación de la piel y hernia paraostomal.

Complicaciones médicas

  • Dermatitis periostomal.

Se evidencia mayormente en los pacientes con ileostomía, ya que el contenido es más irritante para la piel por ser más alcalino. Se caracteriza por la piel severamente desnudada a lo largo de la parte inferior del estoma. La irritación periostomal de la piel también puede resultar de trauma mecánico, reacción alérgica a un producto de la bolsa de recolección o una infección fúngica peristomal.

Entre un 25 a un 35% de los pacientes con una ileostomía tendrá algún grado de dermatitis periostomal.

El mejor método para minimizar el contacto del efluente con la piel consiste en una adecuada técnica quirúrgica de eversión de los bordes de la ostomia para que quede con aproximadamente 2 a 3 cm de altura optimizando el ajuste de la bolsa.

Siempre que sea posible, el paciente con problemas de piel peristomal debe ser visto por una enfermera especialista en ostomía. El tratamiento implica la identificación y corrección de los factores causales, la eliminación de cualquier alérgeno y el tratamiento de las áreas desnudadas con la aplicación de ungüento o polvo de barrera cutánea o antifúngico tópico.

  • Deshidratación y alteraciones electrolíticas

Esta complicación se observa mayormente en pacientes con ileostomía y en el periodo postoperatorio temprano, ya que en ese período por lo general el paciente presenta un mayor débito de la ostomía y no puede ingerir alimentos libremente, por lo que se sugiere un estricto control de la ingesta y electrolitos plasmáticos.

La frecuencia de este tipo de eventos varia entre 10 a 30% para los pacientes con ileostomía y de 0 a 10% en los pacientes con colostomía. La importancia se refleja en que la deshidratación y alteraciones electrolíticas son la principal causa de rehospitalización en pacientes con una ileostomía.

La principal alteración electrolítica es la hiponatremia, ya que el contenido de una ileostomía tiene mayor cantidad de sodio que las heces.

Estos pacientes se mantienen en régimen cero y se hidratan con solución salina al 0,9% (2-4 l / d). Después de 2 a 3 días de hidratación intravenosa, se introducen alimentos y líquidos restringidos de hasta 500 ml mientras que se retiran lentamente los líquidos intravenosos. Se deben registrar diariamente el balance hídrico, peso, electrolitos y la función renal.

  • Ostomía de alto flujo

Normalmente, en un adulto sano, se producen alrededor de 4 litros de secreciones intestinales (0,5 l de saliva, 2 l de ácido gástrico y 1,5 l de secreciones pancreo biliares) además de las ingestas alimentarias. Una ostomía de alto flujo se define como un debito mayor a 2 L (8 tazas) en un período de 24 horas.

Causas. Sepsis intraabdominal, cirugía que deja menos de 200 cm de intestino delgado residual, gastroenteritis, enfermedad de Crohn activa, enteritis por radiación, retirada de ciertos medicamentos (esteroides u opiáceos), administración de ciertos procinéticos (metoclopramida, eritromicina o laxantes). La metformina también se ha demostrado que causa aumento del débito del estoma.

Clínicamente se presentan con heces acuosas y refieren vaciar la bolsa reervorio más de 8 a 10 veces al día. Las deposiciones pueden ser difíciles de contener y causar fugas. Es importante evaluar a estos pacientes en busca de deshidratación y alteraciones electrolíticas, además, estos pacientes están en riesgo de desnutrición, pueden tener pérdida de peso involuntaria y cicatrización inadecuada y moretones (debido a desnutrición proteico-energética y micronutrientes inadecuados).

Además, se asocia a una percepción de reducción de calidad de vida asociado a síntomas ansioso-depresivos.

Los pacientes con deshidratación moderada a grave e insuficiencia renal necesitan hospitalización. Los 4 principios importantes sobre los cuales debe basarse la gestión del estoma de alto rendimiento son los siguientes:

  • – Corregir deshidratación y desbalance electrolítico
  • – Reducir el débito de la ostomía con métodos farmacológicos y dietarios
  • – Identificar y tratar la causa subyacente
  • – Actuar lo más rápido posible para prevenir complicaciones
  1. Quirúrgicas
  • Isquemia/necrosis

Ocurre más comúnmente en el período postoperatorio inmediato, con una incidencia tan alta como 14%, como resultado de congestión venosa o insuficiencia arterial (por ejemplo, abertura fascial estrecha y desprendimiento mesentérico excesivo).

Los factores de riesgo independientes para la necrosis estomacal incluyen la cirugía de emergencia, la obesidad y la enfermedad inflamatoria intestinal, en particular la enfermedad de Crohn.

La evaluación más crítica es determinar la extensión de la necrosis, que se puede realizar insertando un tubo de ensayo lubricado en el estoma y una linterna para visualizar la mucosa proximal. Una alternativa es usar un sigmoidoscopio flexible o un anoscopio encendido.

Si la necrosis se extiende hasta el intestino proximal por debajo de la fascia anterior, se requiere una revisión inmediata. Si el intestino proximal es viable y la necrosis se limita al estoma (superficial a la fascia anterior), se puede observar y manejar conservadoramente si la extensión no progresa.

  • Retracción

La retracción estomal se define como un estoma que está a 0,5 cm o más por debajo de la superficie de la piel, generalmente como resultado de la tensión en el estoma. La retracción estomal causa fugas y dificultades para la adherencia de la bolsa de recoleccion, lo que provoca irritación de la piel periostomal. La incidencia de esta complicación oscila entre 1 y 40%.

Los factores de riesgo más comunes son la obesidad, debido al grosor de la pared abdominal ya la altura inicial del estoma <10 mm. La altura apropiada de la ostomía y la reducción de la tensión son factores importantes para prevenir esta complicación.

  • Hernia paraostomal

La formación de hernia parastomal es una complicación común, especialmente entre los pacientes con colostomía. Los factores de riesgo incluyen obesidad,  tono muscular débil, tos crónica, colocación del estoma fuera del músculo recto abdominal y una abertura fascial muy grande. La mayoría de las hernias parastomales son asintomáticas y no progresan a complicaciones (encarcelamiento, estrangulación, obstrucción intestinal).

  • Estenosis

La estenosis estomal se refiere a un estrechamiento del estoma suficiente para interferir con la función evacuadora normal. La incidencia oscila entre 2 y 15% y es más común en las colostomías terminales.

Puede ocurrir en el período postoperatorio temprano (debido al edema y se trata conservadoramente), pero es más probable que se desarrolle meses después, debido a la cicatrización o estrechamiento de la unión mucocutánea, infección peristomal, retracción, mal ajuste del sistema de bolsa de recolección o técnica quirúrgica subóptima.

La estenosis leve puede ser identificada solamente por el examen digital del estoma, con pocos síntomas, y por lo general puede ser manejada con modificaciones dietéticas (por ejemplo, evitar fibra insoluble); La estenosis clínicamente significativa suele causar dolor cólicos seguido de una evacuación explosiva y generalmente requiere corrección quirúrgica.

BIBLIOGRAFIA

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  • – Porter JA, Salvati EP, Rubin RJ, et al. Complications of colostomies. Dis Colon Rectum 1989; 32(4):299–303.
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  • – Ron G Landmann. Routine care of patients with an ileostomy or colostomy and management of ostomy complications. UptoDate, 2017
  • – Todd D Francone. Overview of surgical ostomy for fecal diversion. UptoDate, 2017
  • – Bilal Gondal.  An Overview of Ostomies and the High-Output Ostomy. Hospital Medicine Clinics, 2013

Hidatidosis hepática

Hidatidosis Hepática

Introducción

La hidatidosis es una zoonosis producida por cestodos del género Echinococcus. Posee una distribución mundial, afectando principalmente regiones agrícolas y ganaderas. Se registran cuatro especies patógenas en el humano: Echinococcus granulosus, E. multilocularis, E. oligarthus y E. vogeli, siendo la primera la más frecuente. La infección incidental del humano se caracteriza por la presencia de uno o más quistes de ubicación principalmente hepática (70%), seguido por pulmonar y con menor frecuencia en otros tejidos. [1,2]

Ciclo vital

Las especies del género Echinococcus tienen un ciclo de vida indirecto, por lo que debe desarrollarse en un hospedero intermediario y en uno definitivo.

El echinococcus granulosus es un gusano plano, que en su estado adulto mide hasta 5mm de longitud. Está compuesto por un escólex, un cuello corto y una estróbila con tres proglótidas (inmadura, madura y grávida) y que reside en el intestino delgado de los hospedadores definitivos (perros u otros cánidos). Las proglótidas grávidas liberan los huevos a través de las heces al medio ambiente. Luego de ser ingerido por un hospedero intermediario, el huevo eclosiona en el intestino delgado y libera una oncósfera (estadio larval) que penetra la pared intestinal y migra a través del sistema circulatorio a diversos órganos, especialmente hígado y pulmones. En estos órganos, se enquista, y comienza a reproducirse de manera asexual, produciendo escólex y quistes hijos que llenan el interior del quiste. Finalmente, el huésped definitivo se infecta al ingerir los órganos que contengan quistes del hospedero intermediario infectados. Una vez ingeridos, los escólex se adhieren a la mucosa intestinal y alcanzan el estado adulto en 32 a 180 días. (Figura 1) [3]

El humano corresponde a un hospedero incidental, afectado con mayor frecuencia en lugares donde caninos comen las vísceras de los animales sacrificados y luego excretan huevos infecciosos en sus heces, que se transmiten a otros animales o seres humanos a través de la transmisión fecal-oral, ya sea a través de la contaminación ambiental del agua y las verduras cultivadas o el contacto entre perros domésticos infectados y humanos (a menudo en niños). [1]

 

 

  Figura 1. Ciclo vital de echinococcus [4]

Epidemiología

La infección está ampliamente distribuida por el mundo. Respecto a América del Sur, es endémico en Perú, Argentina, Chile, el sur de Brasil y Uruguay [5]. En nuestro país corresponde a una enfermedad de notificación obligatoria desde el año 2000 [6]. Se registra una tasa de incidencia nacional oscila entre 1,41 y 2,47 casos por cien mil habitantes entre 2000 y 2014, con una tendencia a la baja. La mayoría de los casos procedentes de las regiones de La Araucanía, Los Lagos y Aysén, sin embargo, existe una subnotificación, como ha sido demostrado en estudios serológicos poblacionales y autopsias. [7]

Patogenia

La mayoría de los pacientes tienen compromiso de órgano único y albergan un quiste solitario, siendo la localización hepática la más frecuente en alrededor del 70% de los casos.

Los quistes hidatídicos hepáticos se encuentran predominantemente en el lóbulo derecho dada la naturaleza del flujo portal, miden entre 1 a 15 cm de diámetro y crecen a una velocidad que varía entre 1-2 a 10 mm al año.  [8]

Los quistes están formados por una cavidad rodeada por tres capas. La más externa se denomina periquiste que consiste en el resultado de la respuesta inmune del hospedero formando una cápsula fibrosa, que por un lado aísla al parásito y por otra le sirve de soporte mecánico. Y las dos más internas de origen parasitario, el ectoquiste (albugínea o membrana hialina), que corresponde a una lámina delgada, muy frágil, que permite el transporte osmótico de muchas sustancias coloides y cristaloides y es impermeable a las bacterias y algunos fármacos, y el endoquiste (membrana germinativa o prolígera), de donde nacen, nutren y se liberan los escólex. Estos escólex situados en la superficie interna de la capa germinativa se pueden además depositar como un sedimento (arena hidática) o formar quistes secundarios o hijos. [1,8](Figura 2) 

 

 

 

Figura 2.

Esquema de un quiste hidatídico: A) membrana periquistica (reacción huésped inflamatoria); B) ectoquiste (origen del parásito); C) capa germinal; D), E). Quiste hijo. [3]

 

 Clínica

Mayoritariamente los individuos con hidatidosis hepática permanecen asintomáticos por un largo periodo hasta que los quistes crezcan lo suficiente para producir síntomas por efecto de masa sobre las estructuras vecinas. Los síntomas más frecuentes incluyen dolor abdominal, de predominio en epigastrio e hipocondrio derecho, hepatomegalia, y con menor frecuencia ictericia y anorexia.

Entre las complicaciones destaca, por una parte, la fistulización o ruptura del quiste, que puede ser hacia la cavidad peritoneal, dando lugar tanto a la diseminación de la infección a otros órganos como al desarrollo de reacciones anafilácticas. Siendo está última especialmente grave, con una frecuencia de presentación cercana al 10% de todas las roturas peritoneales. Como también, fistulización hacia la vía biliar con la consiguiente colangitis secundaria, clínicamente expresada por dolor en agudo en hipocondrio derecho, ictericia y fiebre. [9]

Otra complicación corresponde a la sobreinfección bacteriana, con la presencia de un absceso frío en el caso de generar una infección limitada al endoquiste, de escasa sintomatología, que se presenta como un cuadro solapado y progresivo o de un absceso agudo, clínicamente expresado con un cuadro séptico muy sintomático, fiebre alta y con gran compromiso del estado general. [10]

Diagnóstico

El diagnóstico generalmente se basa en los antecedentes epidemiológicos, la clínica, el examen físico, pruebas de imágenes y serolología. [11]

Laboratorio general y serología

Al laboratorio general, se describe como el hallazgo más frecuente en el hemograma la eosinofilia de más de 5% o de más de 300 células por mm3, signo que es compartido por otras patologías de tipo parasitario. Respecto al perfil hepático se describe anormalidad en sólo el 40% de los pacientes infectados. [JHC] Sugiriendo complicaciones o compromiso de la vía biliar (rotura, abscedación) en el caso de elevación de las transaminasas y/o hiperbilirrubinemia. [1]

Las pruebas serológicas constituyen una herramienta de diagnóstico especifico, sin embargo, requieren de un sistema inmune competente y del contacto de este con antígenos parasitarios liberados del quiste, generalmente en relación a complicaciones como fisuras o rupturas. [12] Actualmente los métodos utilizados corresponden a enzimoinmunoanálisis (ELISA) y Western blot, desplazando a los métodos usados anteriormente (Inmunoelectroforesis o Arco 5 y hemoaglutinación), debido a su alta sensibilidad y especificidad (mayor al 90% y entre el 95-100% respectivamente). [13]

Imágenes

Las pruebas de imagenología constituyen un pilar fundamental para el estudio del quiste hidatídico, pesquisando además un número no menor de lesiones en pacientes asintomáticos sometidos a estudio por otras causas. [1]

La ecografía abdominal se considera el Gold Standard para el estudio hepático, permitiendo definir el número, sitio, dimensiones y vitalidad de los quistes. [32, 35, 36], además de su accesibilidad, bajo costo, no invasividad y alta sensibilidad y especificidad (estimadas en 100% y 96-97% respectivamente). Existen múltiples clasificaciones que tratan de diferenciar las lesiones en función de la actividad de la lesión quística; la más utilizada es la de la OMS/IWGE, clasificando los quistes en 6 tipos que permiten agrupar en 3 categorías: Activas (CL, CE1 y 2), transicionales (CE3) e inactivas (CE4 y 5), expuestas en la tabla 1. [14]

Tabla 1

 Clasificación OMS/IWG para quiste hidatídico hepático. [pair pevac]

 

La tomografía computarizada (TC) y resonancia magnética (RM) tienen indicación para completar el estudio lesiones múltiples, en presencia de quistes complicados con fístulas o abscesos, quistes de localización extraabdominal y como estudio preoperatorio. [8]

Tratamiento

El enfoque terapéutico del quiste hidatídico hepático debe ser individual para cada paciente, dependiendo de múltiples factores como la extensión del compromiso, el número de quistes, la presencia de fistulas quístico-biliares e infecciones. [8] El tratamiento se basa en tres pilares fundamentales: cirugía (vía abierta o laparoscópica), drenaje percutáneo y uso de antiparasitarios. [15]

Tratamiento quirúrgico

La resolución quirúrgica del quiste hidatídico hepático se consideró por mucho tiempo el mejor e incluso el único tratamiento. Sin embargo, en las últimas décadas este enfoque se ha ido reemplazando por tratamientos más conservadores, quedando reservada la cirugía para casos seleccionados, principalmente, quistes de gran tamaño (CE2-CE3 con múltiples vesículas hijas), compresión de estructuras vecinas, quistes complicados (roturas, fístulas, infecciones, hemorragias), o en caso de contraindicación de técnicas percutáneas. [14]

La intervención quirúrgica puede realizarse por vía laparoscópica o abierta. A su vez, la cirugía puede ser radical (extrayendo la membrana periquística, el quiste e incluso realizando resección hepática) o conservadora (retirando únicamente material parasitario, y recurriendo a diferentes métodos para rellenar la cavidad resultante) [16, 17].

Siempre que sea posible, se recomienda quimioprofilaxis con albendazol desde la semana previa a la cirugía hasta cuatro semanas después de la misma, con el fin de minimizar el riesgo de diseminación en la cavidad peritoneal [14]

Drenaje percutáneo

El drenaje percutáneo guiado por ecografía o TC constituye un enfoque terapéutico menos invasivo para la hidatidosis hepática. Se describen principalmente 2 procedimientos, de ellos el método más empleado es el denominado PAIR (Punción, Aspiración, Inyección y Re-aspiración), que consiste en la punción del quiste, la aspiración del contenido parasitario, la inyección de productos químicos escolicidas y la reaspiración luego de 15 a 20 minutos. El otro procedimiento, denominado PEVAC (Evacuación percutánea del contenido quístico), que se diferencia del anterior en que posterior a inyección del escolicida se introduce un catéter a la cavidad quística y se deja a caída libre por 24 horas, luego se realiza una cistografía a través del catéter para visualizar eventual comunicación biliar, en el caso de descartarse una comunicación se inyecta alcohol absoluto (95%), y luego de 20 minutos se aspira el contenido. El objetivo consiste en destruir la capa germinal del quiste o evacuar su contenido, y sus indicaciones son principalmente quistes CE1 y CE3 (uniloculares) de la clasificación de la OMS-IWGE, en pacientes inoperables, que han rechazado la cirugía y aquellos en los que la enfermedad ha recidivado a pesar de tratamiento quirúrgico o médico.  [WJG, Farinas]. En cual­quier caso, se recomienda la administración de albendazol un mínimo de cuatro horas antes de realizar la punción, debien­do mantenerse este tratamiento al menos un mes después del procedimiento. [14, 15]

Tratamiento farmacológico

Se utilizan principalmente dos fármacos antiparasitátios, Mebendazol y Albendazol. Ambos poseen como mecanismo la interferencia en la absorción de glucosa a través de la pared del parásito, produciendo cambios degenerativos a nivel mitocondrial y en el retículo endoplasmático del equinococo. Actualmente se considera el Albendazol como tratamiento de elección, dada su mayor actividad in vitro y su mejor absorción y biodisponibilidad. La dosis habitual es de 10-15 mg/día por vía oral (dosis máxima diaria en niños (hasta 40 kg) 400 mg y en adultos 800 mg), dividida en dos tomas diarias, por 3 ciclos de 30 días cada uno sin interrupciones. Puede asociarse a inhibidores H1 o inhibidores de la bomba de protones mientras dure el tratamiento. Los efectos adversos del albendazol incluyen disminución de leucocitos o elevación de transaminasas y/o bilirrubina, por lo que se recomiendan exámenes de laboratorio que incluyan hemograma completo, perfil hepático y creatinina previo al inicio del tratamiento farmacológico y cada 30 días. [18]

En general se recomienda como quimioprofilaxis o como único tratamiento en los quistes pequeños (< 5 cm) CE1-CE3, así como en pacientes inoperables [15].

Esperar y ver (wait and watch)

Para los quistes en estadio CE4 y CE5 de la clasificación OMS-IWGE, se ha planteado actualmente una corriente denominada “esperar y ver” (wait and watch), que propone la observación periódica sin iniciar tratamiento en pacientes con hidatidosis asintomática y no complicada, controlando clínica, serología e imágenes. [19]

Seguimiento

El seguimiento de los pacientes, independiente de la terapéutica utilizada es fundamental para evaluar la respuesta y detectar recidivas. Se recomienda evaluación semestral durante los primeros dos años y posteriormente anual hasta 10 años post-tratamiento con imágenes (ecografía generalmente) y pruebas serológicas (IgG-IgE).

Guías nacionales

Desde el año 2015 se encuentra publicado el Manual para el diagnóstico, tratamiento, prevención y control de la hidatidosis en chile, construido por la subsecretaria de salud pública del ministerio de salud, cuyos objetivos apuntan a establecer procedimientos estandarizados para identificar áreas de riesgo, con el fin de priorizar la implementación de acciones de prevención y control, disponer procedimientos estandarizados de vigilancia, control ambiental y atención a las personas, y entregar directrices desde la mirada de promoción de la salud para la prevención y control de la enfermedad.

Del punto de vista terapéutico las recomendaciones se dividen en pacientes sintomáticos o con quistes hidatídicos complicados, en quienes el tratamiento de elección corresponde a la cirugía, ya sea convencional o laparoscópica según el caso en particular y la experiencia del equipo quirúrgico, asociado a quimioprofilaxis preoperatoria con Albendazol durante al menos 15 días y durante 3 ciclos en el post-operatorio.

Para el caso de portadores asintomáticos, la conducta recomendada luego de la confirmación del caso, se decidirá teniendo en cuenta el tipo de quiste (clasificación OMS) y su tamaño, según lo expuesto en el algoritmo en la figura 3. [7]

 

  Figura 3: Algoritmo manejo quiste hidatídico en paciente asintomático según clasificación OMS y tamaño. [7]

 

 Bibliografía

  1. Vera G, Venturelli F, Ramírez J, Venturelli A, Hidatidosis humana, Cuad. Cir. 2003; 17: 88-94
  2. Fica A, y cols, Quince años de experiencia clínica con hidatidosis, Rev Chil Infect. 2012; 29(2): 183-191
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Tumores del intestino delgado

Tumores de intestino delgado (ID)

Introducción

Son tumores infrecuentes del tracto digestivo, alcanzando un 2-3% de los tumores gastrointestinales, pueden ser benignos o malignos, siendo estos últimos los más frecuentes (64%). Hay múltiples subtipos, sin embargo el 98% de los tumores malignos corresponden a adenocarcinomas, carcinoides, linfomas y sarcomas/GIST.

Se han descrito algunos factores de riesgo y condiciones predisponentes en el desarrollo de estos tumores, en especial para los adenocarcinomas, dentro de estos, edad > 60 años, sexo masculino, factores genéticos, dietéticos y condiciones medicas predisponentes.

Generalmente son asintomáticos en estadios iniciales y posteriormente desarrollan síntomas vagos e inespecíficos, lo que sumado a su ubicación difícil de explorar, suelen ser de diagnóstico tardío. Los  tumores malignos suelen ser más sintomáticos que los benignos y los síntomas más frecuentes son dolor abdominal, síndrome anémico y baja de peso.

Las complicaciones  más importantes son hemorragia (micro o macroscópica) obstrucción y perforación intestinal.

El tratamiento depende del tipo de tumor y su progresión, sin embargo, suele incluir un equipo multidisciplinario, incluyendo manejo medico y quirúrgico.

CLINICA: Síntomas y  Signos

Los tumores de intestino delgado ya sean benignos o malignos, suelen ser asintomáticos en estadios iniciales, sin embargo más del 90% de estos evolucionan con síntomas, que suelen ser vagos e inespecíficos y que pueden ser manifestaciones propias de la progresión del tumor o de alguna de sus complicaciones (obstrucción intestinal, hemorragia digestiva, perforación). Los tumores malignos generalmente son más sintomáticos y con  mayor frecuencia debutan como complicaciones. Dentro de los síntomas y signos se encuentran:

  • Dolor abdominal: es el síntoma más frecuente, generalmente difuso, tipo cólico e intermitente. Relacionado con el tamaño del tumor y las complicaciones.
  • Nauseas y vómitos
  • Sd. anémico o hemorragia digestiva aguda: frecuente en los tumores GIST.
  • Baja de peso
  • Ictericia: cuando de ubican adyacentes a la ampolla de Vater, en la segunda porción del duodeno, por obstrucción de la vía biliar o por metástasis hepáticas.
  • Masa palpable abdominal
  • Signos sugerentes de complicación: Distensión abdominal, signos de irritación peritoneal, taquicardia, signos de sepsis, etc.
  • Síndrome carcinoide: en tumores carcinoides: palpitaciones, sudoración, enrojecimiento facial (flushing), diarrea y dolor abdominal.

ESTUDIO

  1. Laboratorio: No aporta datos que sirvan para el diagnostico especifico, pero si para la evaluación del estado general del paciente.
  • Hemograma: puede mostrar anemia.
  • Perfil hepático: puede presentarse con hiperbilirrubinemia de predominio directo, debido a obstrucción de la vía biliar.
  • Antígeno carcinoembrionario: pueden estar aumentados.
  • Otros
  1. Imágenes: Por su ubicación suelen ser de difícil diagnostico y pueden pasar inadvertidos en la exploración radiológica convencional. Cuando se ubican en duodeno o íleon terminal pueden diagnosticarse mediante endoscopia digestiva alta o baja respectivamente, sin embargo cuando se ubican en yeyuno o íleon proximal requieren técnicas radiológicas o endoscópicas específicas, entre ellas:
  2. Opciones radiológicas:
    • Tomografía Computarizada (TC)
    • Enteroclisis
    • Tránsito intestinal
    • Resonancia magnética
  3. Opciones endoscópicas:
    • Cápsula endoscópica
    • Enteroscopia de pulsión
    • Enteroscopia de balón simple y de doble balón

CLASIFICACIÓN

  1. Benignos (1/3)

Los adenomas, leiomiomas y lipomas son los tumores benignos más frecuentes del intestino delgado. Menos frecuente pueden encontrarse también GIST, hamartomas, hemangioma, linfangiomas, neurofibromas, etc.

  • Adenomas (30%): Hay tubulares, vellosos y tubulovellosos. Su localización más frecuente es el duodeno (D2) e íleon. Entre un 40-45% presentas signos de degeneración maligna al momento del diagnostico. El tratamiento consiste en la resección local y seguimiento, ya que tienen riesgo de malignizar, sobre todo en el caso de los tumores vellosos por su alto índice de recurrencia. Se recomienda es estudio de colon para descartar la presencia concomitante de adenomas o cáncer de colon. La poliposis adenomatosa familiar se asocia adenomas en intestino delgado, especialmente en D2.
  • Leiomiomas: Su localización puede ser en cualquier segmento de intestino delgado
  • Lipomas (8-20%): Su localización más frecuente es en íleon. Se tratan solo cuando son sintomáticos ya que no tienen riesgo de malignizar.
  1. Malignos (2/3)

Los tumores malignos más frecuentes del intestino delgado son el adenocarcinoma, el tumor carcinoide, el linfoma y los sarcomas/GIST. De forma excepcional pueden encontrarse tumores metastásicos (en especial secundarios a melanoma,  cáncer de mama, de células germinales, renales, páncreas y osteosarcoma) y otros sarcomas. Algunos tienen preferencia por cierta ubicación, como el adenoma en duodeno y el carcinoide en íleon. En cambio los linfomas y sarcomas se distribuyen por igual en todo el intestino delgado.

  • Adenocarcinoma (40%): es el tumor maligno de intestino delcado más frecuente. En la mayoría de los casos se origina a partir de un adenoma. La ubicación mas frecuente es en duodeno distal (90%). Cuando se ubica adyacente a la ampolla de Vater, se suele presentar con ictericia obstructiva. El tumor suele ser anular y con frecuencia causa estenosis y ulceración, presentándose con signos de obstrucción intestinal y hemorragia digestiva respectivamente. Se consideran FR: sexo masculino, edad > 60 años, factores genéticos: Sd. de Lynch, poliposis adenomatosa familiar, cáncer colorectal no poliposo hereditario. Factores ambientales: dieta rica en carnes grasas y sal, alimentos ahumados, tabaco y OH. Condiciones medicas predisponentes: enfermedad de Crohn, enfermedad celiaca, Sd. de Peutz-Jeghers. El tratamiento es quirúrgico y requiere de resecciones amplias de ID, mesenterio y linfonodos. El pronóstico es malo dado que alrededor del 80% de los casos tienen diseminación metastásica en el momento del diagnóstico.
  • Carcinoide (30%): se desarrollan a partir de las células enterocromafines de las criptas de Lieberkühn y constituyen los segundos tumores malignos más frecuentes del intestino delgado. Generalmente son de pequeño tamaño y su ubicación más frecuente es en la capa submucosa de íleon distal, apéndice y recto. El síndrome carcinoide tiene lugar como consecuencia de la liberación de sustancias vasoactivas tales como serotonina, bradicinina, histamina, catecolaminas y prostaglandinas a la circulación sistémica.
  • Linfoma (15%): El linfoma primario del intestino delgado tiene su origen en el tejido linfoide de la mucosa y submucosa y en su mayoría, corresponde a un linfoma de células B grandes. Factores de riesgo para su desarrollo incluyen la infección por Helicobacter pylori, la enfermedad celiaca, la enfermedad inflamatoria intestinal, VIH y trasplante de órganos sólidos.
  • Sarcomas/GIST (15%): son tumores de diverso origen mesenquimático (leiomiosarcoma, fibrosarcoma, liposarcoma, angiosarcoma, neurofibrosarcoma, de Kaposi, etc). Se distribuyen uniformemente en el intestino delgado y con frecuencia crecen extraluminalmente. Se caracterizan por ser altamente vascularizados y con tendencia a la ulceración presentándose frecuentemente con síndrome anémico o a hemorragia digestiva evidente.

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