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Geriatría

Inmovilidad

Aspectos esenciales

  • El síndrome de inmovilidad es frecuente en los adultos mayores
  • Se produce por el envejecimiento, asociado a factores predisponentes y desencadenantes
  • Las consecuencias del síndrome de inmovilidad pueden ser más severas que las causas que lo originaron, por eso es importante la prevención
  • Se debe evitar la mala prescripción del “reposo”, las actitudes sobreprotectoras con los adultos mayores, fármacos sedantes
  • Forman parte del tratamiento la terapia física, las ayudas técnicas, la prevención y el tratamiento de las complicaciones.
  • No todos los pacientes inmovilizados se benefician de terapia física, por lo tanto el tratamiento debe ser individualizado

Caso clínico tipo
Varón 84 años, secuelado de ACV hace 6 meses con hemiparesia braquiocrural derecha presenta disminución de ánimo y de apetito, constipación, y dolor muscular. Este problema se ha exacerbado durante el invierno, permaneciendo la mayor parte del tiempo acostado.

Definición
El síndrome de inmovilidad se define como “el descenso de la capacidad para desempeñar las actividades de la vida diaria por deterioro de las funciones motoras. Se caracteriza por reducción de la tolerancia a la capacidad física, debilidad muscular progresiva y en casos graves, pérdida de los automatismos y reflejos posturales necesarios para la deambulación.”

Es un síndrome que se produce producto de cambios fisiopatológicos en múltiples sistemas, condicionado por el envejecimiento y desuso, y que se manifiesta como un deterioro funcional con limitación de la movilidad. Puede ser agudo o crónico, relativo o absoluto, temporal o permanente y esto va a depender de las causas que lo producen, la severidad, tiempo de duración, estado previo del paciente y las comorbilidades asociadas. Las causas que lo generan son variables y deben ser siempre estudiadas para hallar factores corregibles y tratarlo como un problema importante en la atención del adulto mayor en vista del deterioro significativo que genera e la calidad de vida de estos pacientes.

Epidemiología
Un 60% de los pacientes adultos mayores que ingresan a hospitalización inician alguna dependencia en las actividades de la vida diaria. La inmovilidad aguda aumenta la mortalidad (30% fallece a los 3 meses, 50% fallece al año)

Un 7% de los ancianos en Chile se encuentran postrados.

Etiología

Se produce una disminución de la actividad metabólica y depósito de colágeno e infiltración fibrosa de las articulaciones, que conduce a deformidades articulares, alteración de ligamentos y acortamiento de fibras, reducción del número de fibras musculares rápidas,, asociado a disminución de sensibilidad propioceptiva y reflejos correctores, tiempo de reacción lento, pérdida de masa muscular, etc. Lo anterior generaría en el adulto mayor falta de fuerza, rigidez, dolor y alteraciones del equilibrio, llevando de esta forma a la inmovilidad.

Las causas obedecen a:

Factores intrínsecos

  • Enfermedades musculoesqueléticas (artritis, artrosis, osteoporosis, fracturas de extremidades inferiores, enfermedad muscular primaria o debilidad muscular por hipotiroidismo, polimialgia reumática, hallux valgus, entre otros)
  • Enfermedades cardiovasculares (ICC, enf coronaria, vasculopatía periferica, otros)
  • Enfermedades neurológicas (AVE, Parkinson, neuropatía periférica, déficit vitB12, demencia, otros)
  • Enfermedades pulmonares (EPOC, enf pulmonares restrictivas)
  • Déficits sensoriales
  • Factores psicológicos (depresión, desamparo, sd postcaida y temor a las lesiones, desmotivación, factores gananciales secundarios al estado de discapacidad)

Factores extrínsecos

  • Ambiente con obstáculos que dificulta la movilización (escaleras, luz insuficiente, piso resbaladizo, etc)
  • Inmovilidad forzada (Reposo, hospitalizaciones)
  • Efectos adversos de los fármacos
  • Calzado inadecuado

Diagnóstico

Clínico. A través de la anamnesis se debe evidenciar el estado basal del paciente, tipo y frecuencia en que realizaba actividad física, incluyendo las actividades de la vida diaria. Se debe preguntar por el grado de movilidad actual del adulto mayor. Además se deben considerar y buscar los factores de riesgo de inmovilidad intrínsecos y extrínsecos presentes que hayan causado o perpetúen el problema. Hacerse una idea del entorno en que se desarrolla el paciente y su situación social.

En el examen físico es importante evaluar los pilares de la movilización, la fuerza muscular, el equilibrio y la amplitud del movimiento articular; junto a la anterior se debe poner atención en el estado sensorial y la sensibilidad del paciente. Se debe observar como mueve su tronco, cuello y miembros, su rango articular y si es capaz de levantarse de una silla y caminar. Una vez de pie se valorará el equilibrio.

Así como también se debe evaluar los sistemas comprometidos por la inmovilidad, y detectar complicaciones de esta.

Consecuencias generadas por la inmovilidad:

  • Cardiovasculares: hipotensión ortostática, TVP y TEP
  • Respiratorio: hipoventilación, desaturación, atelectasias y neumonías
  • Gastrointestinales: anorexia, REG, constipación.
  • Musculoesquelético: pérdida de fuerza muscular, masa ósea, contracturas musculares, rigideces.
  • Endocrino: aumenta la resistencia a la insulina produciendo hiperglicemia, alteración del balance de calcio y nitrógneo
  • Genitourinario: incontinencia urinaria, litiasis renal e ITU
  • Piel: úlceras por presión, dermatitis del pañal, edema periférico.
  • Nervioso: trastornos del equilibrio e inestabilidad, depresión sensorial, enlentecimiento psicomotor.
  • Psicológicos y sociales: depresión, pérdida del control, incapacidad aprendida, pérdida de capacidad de autocuidado, dependencia y, aislamiento social

Tratamiento

Lo más importante es la prevención de la inmovilidad. Se debe detectar los factores intrínsecos y extrínsicos que contribuyen a la inmovilidad, y tratarlos, para lo cual se debe considerar el apoyo por un profesional entrenado (ej kinesiólogo, terapeuta ocupacional) para el entrenamiento y rehabilitación física y solución de los obstáculos ambientales. En Chile, el GES incluyen las órtesis o ayudas técnicas en mayores de 65 años.

Una vez instaurado el síndrome de inmovilidad, el tratamiento va principalmente enfocado a un plan rehabilitación física que permita recuperar, compensar o adaptarse a la pérdida de funcionalidad. También a prevenir y tratar las complicaciones, se debe evitar el reposo prolongado, uso de drogas neurolépticas y benzodiacepinas de forma continua en el anciano.

La terapia física debe ser individualizada y progresiva desde el encamamiento (cambios posturales pasivos, movilización pasiva de articulaciones inactivas y ejercicios de movilización activa), progresando a la sedestación en sillón, bipedestación, deambulación y finalmente, un programa de mantenimiento.

Se puede recurrir a ayudas técnicas como bastones con uno o más puntos de apoyo, muletas, andadores fijos o con ruedas, sillas de rueda, colchones antiescaras, etc.

Es importante considerar que en pacientes con debilidad muscular extrema, dolor no controlado, falta de motivación en enfermos terminales, miedo a la movilización, etc, no se les debe forzar, ya que la terapia podría tener más efectos adversos (cansancio extremo, HTA, IAM, muerte súbita).

Además, en el tratamiento se debe considerar el manejo de las complicaciones específicas que el paciente pueda presentar.

Seguimiento

Completo. Se debe mantener un seguimiento cercano y periodico con estos pacientes, de forma de evitar la inmovilidad como principal medida y más efectiva, pesquisar tempranamente los factores de riesgo y modificarlos. Con el objetivo de mantener la independencia funcional del adulto mayor y motivarlo a integrarse socialmente.

Bibliografía

Dinamarca J.. Reconceptualización del síndrome de inmovilidad. Hospital Geriatrico de Limache. Red Latinoamericana de Gerontología.

Mañana P.. Inestabilidad y caídas. Síndrome de inmovilidad. Universidad de A Coruña, Grupo de Investigación en Gerontología.

Gac H.. Inmovilidad en el adulto mayor. Programa Geriatria Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

Fragilidad

 Nivel de manejo del médico general. Diagnóstico: específico. Tratamiento: completo. Seguimiento: Completo.

 Aspectos esenciales.

  • La fragilidad

    • Es un síndrome asociado al envejecimiento

    • Habla de vulnerabilidad ante diferentes estresores

    • Implica mayor morbimortalidad, riesgo de dependencia, institucionalización, caídas, hospitalizaciones.

    • Se puede sospechar con el uso de los criterios de Fried

    • Puede ser prevenida, y tratada, y constituyen parte del tratamiento la actividad física, suplementos calórico-protéicos, vitamina D y la revisión de polifarmacia

 Caso clínico tipo.

Mujer de 78 años sin hábitos tóxicos ni alergias medicamentosas conocidas, con los siguientes antecedentes patológicos: prótesis de cadera derecha hace seis meses por fractura, tras sufrir una caída en su hogar. Desde la cirugía presenta tristeza, anhedonia, astenia, sensación de debilidad, anorexia con baja de peso de 9 kgs. Refiere miedo a caerse y a fracturarse de nuevo, motivo por el que no desea salir de su domicilio.

 

Definición

La fragilidad es un síndrome geriátrico producto de la disminución de reserva funcional (por el desgaste de múltiples sistemas fisiológicos) y la disminución de la resistencia frente a factores estresantes, estos últimos pueden ser físicos (infecciones, deshidratación, constipación, quirúrgicos), psicológicos (soledad, maltrato), o funcionales (dificultad para realizar actividades cotidianas)

Epidemiología.

  • Al comparar mujeres y hombres de la misma edad, las mujeres tienen mayor índice de fragilidad.

  • La fragilidad es mayor cuando hay bajo nivel educacional y bajos ingresos.

  • La fragilidad es menor en aquellos adultos mayores con buena red social, buena alimentación

  • La prevalencia aumenta con la edad (<10% entre 65-75 años, >30% en mayores 90)

 

Diagnóstico
El diagnóstico de fragilidad es clínico. Una de las formas de diagnosticar, es usando los criterios de Fried. Si un adulto mayor presenta 3 o más criterios alterados, con alta probabilidad estamos en presencia de fragilidad.

  • Baja actividad física

  • Cansancio

  • Pérdida de peso (> o igual a 5% del peso previo último año)

  • Pérdida de fuerza (por autopercepción o evaluado con dinamómetro)

  • Lentitud (por autopercepción, o >7 segundos para caminar 5 metros)

También se puede hacer screening de fragilidad en el EMPAM, aplicando EFAM. Adulto mayor con un puntaje igual o menor a 42 puntos, debe ser tratado como frágil

 

Además de hacer el diagnóstico de fragilidad, se debe hacer una anamnesis, examen físico y de laboratorio orientados a encontrar las causas de fragilidad en el adulto mayor. En el examen físico se debe dar énfasis fuerza (medición de fuerza del cuádriceps), equilibrio estático (prueba de Estación Unipodal), equilibrio dinámico (prueba de Timed up and go”), evaluación nutricional (peso, talla, IMC, circunferencia braquial, de cintura, pantorrilla y pliegues cutáneos con fin de estimar la masa muscular). Se deben solicitar exámenes de laboratorio. Hemograma, PCR, glicemia, TSH, perfil bioquímico, perfil lipídico, albúmina plasmática, creatinina, electrolitos plasmáticos, ECG y radiografía de tórax, también se pueden solicitar curva de insulina, gases arteriales, 25 OH vitamina D. 

Esta evaluación está orientada a encontrar las causas más frecuentes de fragilidad, entre ellas hay causas fisiopatológicas, funcionales (sedentarismo, inmovilismo, desuso de extremidades), nutricionales (por exceso o déficit), sindromáticas (trastornos del ánimo, baja de peso, astenia, etc). De las causas fisiopatológícas, se encuentran EPOC, anemia, diabetes mellitus, hiperinsulinemia, insulinorresistencia, disminución de testosterona, disminución de vitamina-D, dolor, sarcopenia, alteraciones del equilibrio. Varias de estas tienen en común el aumento de las citoquinas, que conlleva a disminución de la masa muscular, alteración del sistema inmunológico, disminución de albúmina, anemia, anorexia, aumento de lipólisis.

 

Tratamiento

  • Lo más importante es la prevención.

  • Se debe identificar adultos mayores frágiles e iniciar medidas para revertir el proceso.

  • Los pilares del tratamiento, incluyen

    • Control de comorbilidades

    • Actividad física, 45 minutos, 2 o 3 veces por semana, con calentamiento, ejercicios de resistencia y elongación. Aumenta la movilidad y funcionalidad en cuanto a las AVD, mejora la marcha, reduce el riesgo de caídas y mejora la densidad ósea

    • Recomendaciones dietéticas, suplementos nutricionales

    • Vitamina D en pacientes con niveles bajos de 25 OH vitamina-D

    • Revisión de polifarmacia

    • Corrección de déficits sensoriales

    • Detectar y tratar deterioros cognitivos

    • Manejo del dolor

    • Aumentar participación social del adulto mayor

    • Aumentar apoyo de cuidadores y familiares.

 

Seguimiento

Completo.

Referencias

  1. Toloza, C. (2015). Fragilidad, Libro de Geriatría: Manual CTO de Medicina y Cirugía, 1ra edición Chile. (pp. 20-25). Madrid, España: CTO Editorial.
  2. Ministerio de Salud de Chile, Programa Salud del Adulto Mayor y SENAMA. (2009). Manual del cuidado de personas mayores dependientes y con pérdida de autonomía. Recuperado de http://web.minsal.cl/portal/url/item/c2c4348a0dbd9a8be040010165012f3a.pdf