Definición
Patología neoplásica maligna de la tiroides.
Etiología-epidemiología-fisiopatología
El cáncer de tiroides representa el 1% de los cáncer. Se describen 4 tipos, carcinomas papilar y folicular, (considerados diferenciados), carcinoma anaplásico y carcinoma medular. El carcinoma papilar representa el 75-80% de los casos, más frecuente en mujeres y característicamente de muy buen pronóstico. Presenta diseminación linfática, siendo más frecuentes las metástasis a linfonodos locales, en contraste con la rara aparición de metástasis a distancia. El pronóstico está dado por el tamaño tumoral y edad. El carcinoma folicular representa el 10-15% de los casos, macroscópicamente de aspecto encapsulado, su diagnóstico requiere de invasión capsular o vascular confirmadas histológicamente. Más agresivo que el carcinoma papilar, presenta diseminación hematógena, afectando más frecuentemente hueso, pulmón e hígado. Las metástasis locales son raras y de mal pronóstico. El carcinoma anaplásico representa menos del 5% de los casos. De crecimiento rápido e infiltrante, presenta un pronóstico ominoso, falleciendo la mayoría de los pacientes en el transcurso del primer año. El carcinoma medular representa el 5% de los casos, y a diferencia de los anteriores, se origina en las células parafoliculares productoras de calcitonina. Pueden ser esporádicos (60%) o familiares (40%) y, en este último caso, asociados o no al síndrome de neoplasias endocrinas múltiples tipo 2 (NEM-2), siendo frecuente la afectación bilateral y asociación con feocromocitoma, el cual debe buscarse dirigidamente.
Diagnóstico
Asintomáticos en la mayoría de los casos, lo más frecuente es la consulta por la aparición de un nódulo tiroideo, por lo que el diagnóstico está ligado al manejo del nódulo tiroideo. Más raramente pueden consultar por disfonía (afectación del nervio laríngeo recurrente) o síntomas por compresión. En el examen físico del nódulo tiroideo, una consistencia dura o pétrea, crecimiento rápido, fijación a planos profundos y presencia de adenopatías cervicales deben hacer sospechar malignidad. La ecotomografía cervical es útil en el estudio del nódulo y adenopatías. Son sospechosos de malignidad los siguientes hallazgos: bordes irregulares, hipoecogenicidad, calcificaciones y adenopatías. La citología por punción con aguja fina (PAAF) es el mejor método de estudio del nódulo tiroideo, indicado para todos los nódulos con sospecha de malignidad (clínica y/o ecográfica). Los resultados pueden ser: insuficiente, benigno, maligno y folicular; en este último caso, es necesaria la biopsia diferida para el diagnóstico diferencial de carcinoma folicular y adenoma tiroideo.
Tratamiento
El tratamiento de todas las formas de cáncer tiroideo es quirúrgico, consistente en tiroidectomía total más linfadenectomía según compromiso regional. Para los carcinomas diferenciados está indicada la terapia complementaria con radioyodo posterior a la resección, permitiendo la eliminación de células neoplásicas remanentes y el rastreo sistemático de metástasis (pues captan el radioyodo). Finalmente, es útil la terapia con levotiroxina a dosis supresoras, manteniendo mínimos niveles de TSH plasmática, evitando su efecto trófico sobre las células neoplásicas. En el caso de los carcinomas anaplásico y medular, sin respuesta a radioyodo, puede prestar utilidad la radioterapia, principalmente en el control local de la enfermedad.
Seguimiento
Por especialista. Cabe destacar la utilidad de los niveles plasmáticos de tiroglobulina en el seguimiento de los carcinomas diferenciados, pues en ausencia de la tiroides su existencia en plasma (> 5 ng/mL) sugiere recidiva local o metástasis. La misma utilidad prestan los niveles plasmáticos de calcitonina en el seguimiento del cáncer medular.