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Programas Ministeriales

15. Inmunizaciones en el embarazo y puerperio

XIV.     INMUNIZACIONES EN EL EMBARAZO Y PUERPERIO

Se puede obtener protección adecuada contra enfermedades prevenibles en la embarazada y su hijo a través de vacunación previo al embarazo.

Los beneficios de la vacunación durante el embarazo o la lactancia pueden superar a los riesgos teóricos de potenciales eventos adversos.

1. Objetivos de la vacunación durante el embarazo o puerperio

Cuando se propone vacunar a una embarazada o a una puérpera inmediata se está apuntando a uno o más de los siguientes objetivos:

  • Protección contra enfermedades especialmente graves en la embarazada (ejemplo: vacuna anti-influenza).
  • Protección materna frente a exposiciones de riesgo (ejemplo: vacuna anti-hepatitis B; anti-hepatitis A o anti-meningocócica).
  • Prevención de infecciones perinatales (ejemplo: vacuna anti-Streptococcus grupo B).
  • Prevención de enfermedades graves del recién nacido y lactante menor a través de anticuerpos maternos (ejemplo: vacuna anti-pertussis (coqueluche)).
  1. Mecanismos a través de los cuales la vacunación protege a la embarazada y su hijo

    Los niveles de anticuerpos específicos frecuentemente son subóptimos en las embarazadas y, por lo tanto, no necesariamente proveen una adecuada protección al feto, recién nacido y lactante en sus primeros meses de vida. La clave de la inmunización materna es potenciar los niveles de anticuerpos contra algunas infecciones particulares.

La transferencia transplacentaria de IgG materna, es afectada por un número de factores que son importantes a considerar en el contexto de la vacunación. La tasa de transferencia de IgG al feto aumenta a través de la gestación, a partir de las 13 semanas y siendo máxima en las últimas 4 semanas de embarazo. Esto es fundamental en la decisión del momento más adecuado de vacunación para asegurar un óptimo traspaso de anticuerpos protectores al feto, cuando ese es el sentido de vacunar. La transferencia transplacentaria es un proceso activo y puede lograr concentraciones fetales de IgG iguales o incluso superiores a las concentraciones plasmáticas maternas. Esto ha sido demostrado para los niveles de IgG anti tétanos, pertussis y difteria.

La inmunoglobulina G tiene diferentes subclases, que cruzan la placenta con diferente eficiencia. La que más se transfiere es la IgG1, seguida por la IgG4, IgG3 y finalmente la IgG2. Las vacunas como la del tétanos contienen proteínas antigénicas que producen respuesta principalmente de tipo IgG1 e IgG3, por lo que son de mayor eficiencia que algunas vacunas con antígenos polisacáridos, que producen respuestas principalmente  IgG2.

¿Puede el traspaso materno de anticuerpos inhibir la respuesta inmune del niño a las vacunas que recibirá posteriormente?

El posible efecto del traspaso materno de anticuerpos maternos sobre la respuesta inmune del niño, no contraindica la inmunización materna durante el embarazo.

Un riesgo potencial de la vacunación perinatal, es que los niveles de anticuerpos traspasados desde la mujer, pudiese inhibir la propia respuesta inmune del niño a algunas vacunas. Los datos publicados han mostrado resultados controversiales, según tipo de vacuna, dosis y esquemas. Un título algo reducido después de las primeras dosis de vacunación (después de los seis meses de vida, como en el caso de la coqueluche) puede ser aceptable si la alta letalidad y la morbilidad severa se concentran en los primeros meses de vida (antes del período de vacunación de los niños), ya que es en este período de vida en que actuarán los anticuerpos adquiridos por paso transplacentario.

3. ¿Son seguras las vacunas administradas a las embarazadas o puérperas?

Las vacunas a microorganismo muerto o inactivado o subproductos se consideran seguros durante el embarazo. Las vacunas a microorganismo vivo o atenuado están contraindicadas durante el embarazo.

  • 1. Microorganismos  vivos atenuados

Vacuna de sarampión, paperas y rubéola (MMR) y vacuna contra la Tuberculosis (BCG), Polio oral, Varicela

  • 2. Microorganismos muertos o inactivados (intactos)

Pertussis células enteras, Polio inyectable, hepatitis A. Influenza

  • 3. Recombinantes:

Vacuna hepatitis B, antipapiloma virus

  • 4. De subunidades o subproductos del microorganismo:

Polisacáridos de neumococo, Hib, Meningococo S. typhi (Vi). Pertussis acelular Toxoide diftérico y tetánico

El riesgo de la vacunación para un feto en desarrollo es teórico. No existe evidencia de riesgo para el feto de embarazadas con virus inactivados o vacunas de antígenos bacterianos o toxoides. Las vacunas con organismos vivos-atenuados se han contraindicado para su uso justo antes o durante el embarazo, debido al riesgo teórico (y no documentado) de una potencial complicación al embrión o feto por el paso del organismo atenuado.

La experiencia con la campaña de vacunación anti influenza A (H1N1) en 2009, con una vacuna antiinfluenza inactivada trivalente, no mostró efectos adversos en:

  • Aborto espontáneo                                   Pre-eclampsia
  • Malformaciones mayores                         Prematurez
  • Peso de nacimiento                               Muerte neonatal

4. Vacunas que se han recomendado o se recomiendan para uso sistemático en embarazo o puerperio

Se recomienda utilizar las vacunas a microorganismo muerto o inactivado o subproductos.

4.1.    Tétanos

En población susceptible se sugiere la vacunación materna con toxoide tetánico. La vacuna que tradicionalmente se ha ocupado, consiste en toxoide combinado con toxoide diftérico (Td). Lleva más de 30 años de aplicación sistemática en varios países y se ha demostrado segura durante el embarazo. En países de alta incidencia de tétanos neonatal, se sugieren 2 dosis durante el primer embarazo y 1 dosis en siguientes embarazos.

4.2.    Influenza

Mujeres embarazadas deben recibir la vacuna anti-influenza. La influenza pandémica de 2009-2010 se manifestó con un nuevo subtipo de virus de influenza A, H1N1, que se diseminó rápidamente por el hemisferio norte y posteriormente el sur.

Datos que se pudieron conocer en relación al riesgo de la enfermedad en esas condiciones nos indican que tanto las mujeres embarazadas como los niños tuvieron más riesgo de:

  • Hospitalización (7 veces).
  • Ingreso a UCI (4 veces).
  • Complicaciones severas.
  • Muerte.
  • Las tasas de prematurez y mortinatalidad fueron significativamente mayores entre las embarazadas con influenza que sin ella.

En este contexto de aumento de complicaciones para embarazada, feto y recién nacido, la vacunación anti-influenza en el embarazo surge como herramienta efectiva, ya que debería proteger simultáneamente a mujer e hijo.

La cepa en circulación debe ser evaluada anualmente y la vacunación debe ser ajustada según el resultado.

Vacuna anti-influenza monovalente tiene un buen nivel de desarrollo de anticuerpos protectores y de protección clínicamente evaluada:

  • Niveles protectores de anticuerpos en 97% de las mujeres vacunadas.
  • Niveles protectores de anticuerpos en 89% de los recién nacidos de mujeres vacunadas.
  • Reduce el número de casos confirmados de influenza en 63% y reduce la infección respiratoria febril a un tercio de los casos.

Actualmente existen dos formas principales de vacuna de influenza: una trivalente con virus inactivado (TIV) y una con virus vivo atenuado (LAIV). Ésta última modalidad está contraindicada durante el embarazo.

En la vacuna inactivada, las multidosis contienen timerosal, un preservante que tiene mercurio, que se usa para impedir la contaminación bacteriana. La reacción adversa más frecuentemente reportada con las vacunas que contienen timerosal son las reacciones cutáneas en el sitio de punción.

 

Todas las embarazadas, debiesen ser vacunadas previo a la temporada de influenza, con TIV. La idea es que tengan un nivel adecuado de anticuerpos cuando llegue la influenza a la región o país. Los efectos adversos más frecuentes son: el dolor y enrojecimiento del sitio de punción, mialgias, fatiga y cefalea, descritos en el 10% de las vacunadas. Las reacciones alérgicas a la vacuna, muy infrecuentes, se pueden manifestar como angioedema, crisis asmática o anafilaxia sistémica. Está contraindicada en personas con hipersensibilidad conocida al huevo o a otros componentes de la vacuna. La lactancia materna no es contraindicación.

4.3.    Coqueluche

Se recomienda la inmunización a familiares y/o mujer para la prevención de la tos convulsiva en el lactante menor de 12 meses.

El grupo de mayor riesgo de enfermedad severa, corresponde a los lactantes menores de 12 meses. La mayoría de las muertes se observan en menores de 6 meses y en niños no vacunados.

La principal fuente de contagio para los lactantes son los adultos no inmunizados.

Se produce generalmente en brotes, cada 7-10 años. El último registrado entre el año 2011 y 2012 y se ha caracterizado por:

  • Aumento de casos de pertussis.
  • Aumento de los casos en niños de menos de tres meses.
  • Aumento de la enfermedad severa.
  • Aumento de hospitalización y muerte.

Existen dos vacunas Tdap (tétanos, difteria y pertussis acelular) licenciadas para ser usadas en adultos. Cada una de ellas se administra en dosis única. Los efectos adversos más frecuentemente reportados en los 14 días posteriores a su administración, son dolor, ardor o eritema del sitio de punción, y fiebre. Está contraindicada si ha presentado cualquier reacción alérgica severa a cualquiera de los componentes de Tdap o DTaP.

En relación a estrategias de vacunación en embarazo y puerperio, existen dos posibilidades que pueden ser alternativas o complementarse en períodos de brotes epidémicos:

Estrategia capullo: que implementa la vacunación del entorno familiar de los recién nacidos, incluida la vacunación de la puérpera previo al alta posparto. Esta estrategia busca “aislar” del agente causal al recién nacido, ya que la principal fuente de infección para los lactantes pequeños son sus padres (principalmente la mujer) y los otros miembros del entorno familiar. Dado que se requiere de dos semanas para alcanzar el peak de anticuerpos circulantes en la mujer, existe un período en que podría infectarse y transmitirle la enfermedad a su hijo.

Vacunación de la embarazada: implementa la vacunación después de las 20 semanas y antes de las 36 semanas. La inmunización antes del embarazo o en la primera mitad de la gestación produce niveles bajos de anticuerpos en niños de 2 – 3 meses de edad, que es el período en que se producen los cuadros más graves. Esto se debe a que los anticuerpos alcanzan su peak dos semanas después de la vacunación, y luego van lentamente descendiendo. La vacunación en el tercer trimestre permite que el peak del nivel de anticuerpos maternos coincida con el período de máximo traspaso transplacentario al feto. El paso de anticuerpos anti-pertussis es eficiente.

Los efectos adversos en mujeres embarazadas son similares a las no embarazadas. No se han reportado efectos dañinos para el feto o recién nacido.

La vida media de los anticuerpos en el niño es de seis semanas, con pérdida completa de ellos, entre los dos y seis meses de edad.

Hepatitis A: la seguridad de la vacuna de HA durante el embarazo no ha sido determinada. Sin embargo, como se trata de virus inactivado, teóricamente es segura. Por ello, la indicación debe ser evaluada en embarazadas de alto riesgo de adquirir la infección.

Hepatitis B: El embarazo no es una contraindicación a la vacunación. Las vacunas disponibles contienen antígeno de superficie (HBsAg), que no debiese causar riesgo de infección al feto. Las embarazadas en riesgo de adquirir HB deberían ser vacunadas. Ej: si su pareja es positiva para HB.

Meningocócica polisacárida: los estudios acerca de vacunación en embarazadas no han documentado efectos adversos en la embarazada ni en el recién nacido. Si clínicamente tiene indicación de vacunarse, el hecho de estar embarazada no debe ser una limitante.

Rabia: debido a las graves consecuencias de la rabia, el embarazo no es una contraindicación a profilaxis post-exposición. Si el riesgo de exposición a rabia es muy elevado, la profilaxis pre- exposición también podría ser considerada.

Vacunas en el Embarazo y Puerperio

(basado en Guidelines for Vaccinating Pregnant Women, CDC, March 2013)

Recomendadas

Tipo de vacuna

Influenza inyectable (TIV)

Antígeno

Tétanos (países con alta tasa de tétanos neonatal)

Toxoide Td

Coqueluche

Tdap

Según riesgo de exposición

Polio

Virus inactivado

Hepatitis B

Antígeno

Rabia

Virus Inactivado

F Tifoidea

Antígeno

Hepatitis A

Virus inactivado

Meningocócica

Antígeno

Contraindicada

MMR-Varicela

Virus atenuado

Fiebre amarilla

Virus atenuado

Polio oral

Virus atenuado

Influenza aerosol nasal (LAIV)

Virus atenuado

¿Existen vacunas que no están recomendadas en el contexto del embarazo?

Existen vacunas cuyo contexto clínico de aplicación excluye a las embarazadas, por lo que no deben utilizarse durante la gestación. Esto se refiere a la Vacuna Virus Papiloma Humano y vacuna para Varicela Zoster.

¿Existen vacunas que están contraindicadas en el contexto del embarazo?

Las vacunas a virus vivo o atenuado en general están contraindicadas durante el embarazo, debido al riesgo teórico hacia el feto.

  • Influenza en aerosol nasal.
  • Varicella.
  • Zoster.
  • MMR (sarampión, rubeola y parotiditis).
  • BCG.

14. Trombofilias

XIV. TROMBOFILIAS

¿Que son las trombofilias? Su importancia en el embarazo.

Corresponden a condiciones congénitas (genéticas) o adquiridas que predisponen a trombosis venosas o arteriales, a edades más tempranas o en territorios inhabituales. Son un factor de riesgo más que una enfermedad en sí. Se pueden hacer evidentes cuando por algún motivo la coagulación es activada. Aquellas más reconocidas tienen una frecuencia entre un 5-10% de la población general (Tabla 1). Las condiciones adquiridas pueden ser primarias como el Síndrome de Anticuerpos Anti fosfolípidos (SAAF) o secundarias a diferentes patologías (Tabla 2). El riesgo trombogénico de estas condiciones es variable, algunas de muy baja frecuencia presentan una alta asociación con trombosis venosa (Tabla 1).

Tabla 1: Trombofilias Genéticas: Diagnóstico, Prevalencia y Riesgo Relativo de TVP en Embarazo

Desorden

Genética

Ensayo

Prevalencia (%)

RR TVP

Mutación del Factor V Leiden

AD

DNA

2-10

x 8-34

Mutación del gen protrombina

AD

DNA

2-3

x 7-26

Deficiencia Antitrombina III

AD

ELISA

0,02-0,16

x 5

Deficiencia Proteina C

PV

ELISA

0,2-0,5

x 3

Deficiencia Proteina S

AD

ELISA

0,2-0,5

x 5

Hiperhomocisteinemia

AR

ELISA

12

x 2-4

Sindrome antifosfolípidos

No conocido

ELISA

0,8-5

x 4-16

Deficiencia Factor XIII

No conocido

ELISA

No determinada

No determinado

Deficiencia Factor XII

AR

ELISA

No determinada

No determinado

Polimorfismo receptor PC

No conocido

DNA

20

x 2

Poliformismo ECA

AR

DNA

16

No determinado

Poliformismo PAI I

AR

DNA

10-26

No determinado

Deficiencia Proteina Z

No conocido

ELISA

5

No determinado

Factor VIII > P75

No conocido

ELISA

11

x 2-6

AD: Autosómico dominante AR: Autosómico recesivo PV: Penetrancia variable RR: Riesgo Relativo

TVP: Trombosis venosa profunda

 

Tabla 2: Trombofilias Adquiridas en el Embarazo

 

•     Síndrome  antifosfolípidos

−       Primario

−       Secundario

−       Otros (Drogas)

•     Enfermedades autoinmunes

−       LES

−       Colitis ulcerosa

•     Enf Hematológicas

−       Des Mieloproliferativos

−       Trombocitemia

•     Enf Endocrinas

−       Diabetes Mellitus

−       S Cushing’s

•     S Nefrótico

•     Enf Hepáticas

•     Enf Neoplásticas

•     Trombocitopenia inducida por heparina

Best Practice & Research Clinical Obstetrics & Gynaecology Vol. 17, Nº3, pp 491-507, 2003           

El embarazo se considera una condición pro-trombótica. Esto se debe a un aumento de la síntesis hepática de factores de coagulación, una reducción de los anticoagulantes naturales como la proteína S, y a un mayor éstasis venoso. En esta condición basta un daño vascular para activar la coagulación y evidenciar una trombosis. En general, 1 de cada 1000 embarazos se complican con trombosis, la mayor parte corresponden a trombosis venosas. Es mayor cuando existen factores de riesgo adicionales, como reposo prolongado en cama, estrés quirúrgico, tabaquismo o presencia de condiciones congénitas o adquiridas que predisponen a la trombosis. Estas últimas corresponden a las trombofilias. Ellas aumentan el riesgo de trombosis en el embarazo, principalmente venosa con consecuencias para la mujer y/o el feto. Aproximadamente el 50% de todos los fenómenos trombóticos en el embarazo se asocian a trombofilias.

Respecto de las complicaciones reproductivas, existe evidencia discutible de la importancia de estas condiciones como causa de aborto recurrente, muerte fetal, pre eclampsia severa, restricción de crecimiento fetal y desprendimiento placentario. La generación de trombosis microvascular y macrovascular en la placenta y arteriolas uterinas es el punto fisiopatológico de unión entre estas complicaciones y las trombofilias.

Tabla 3: Asociación entre Complicaciones Obstétricas y Trombofilias Razón de Oportunidad (Intervalo de Confianza 95%)

Trombofilia

Aborto Precoz

Aborto Recurrente

Aborto Tardío

Pre eclampsia

DPPNI

RCF

Factor V Homocigoto

2,71

(1,32-5,58)

ND

1,98

(0,40-9,69)

1,87

(0,44-7,88)

8,43

(0,41-171,2)

4,64

(0,19-115,6)

Factor V Heterocigoto

1,68

(1,09-2,58)

1,91

(1,01-3,61)

2,06

(1,10-3,86)

2,19

(1,46-3,27)

4,70

(1,13-19,59)

2,68

(0,59-12,13)

Gen Protrombina

2,49

(1,24-5,00)

2,70

(1,37-5,34)

2,66

(1,28-5,53)

2,54

(1,52-4,23)

7,71

(3,01-19,76)

2,92

(0,62-13,70)

MTHFR Homocigoto

1,40

(0,77-2,55)

0,86

(0,44-1,69)

1,31

(0,89-1,91)

1,37

(1,07-1,76)

1,47

(0,40-5,35)

1,24

(0,84-1,82)

Deficit Antitrombina III

0,88

(0,17-4,48)

ND

7,63

(0,30-169,93)

3,89

(0,16-97,19)

1,08

(0,06-18,82)

ND

Deficit Proteína C

2,29

(0,20-26,43)

ND

3,05

(0,24-38,51)

5,15

(0,26-102,22)

5,93

(0,23-151,5)

ND

Deficit Proteína S

3,55

(0,35-35,72)

ND

20,1

(3,70-109,15)

2,83

0,76-10,57)

2,11

(0,47-9,34)

ND

Anticardiolipinas

3,40

(1,33-8,68)

5,05

(1,82-14,01)

3,30

(1,62-6,70)

2,73

(1,65-4,51)

1,42

(0,42-4,77)

6,91

(2,70-6,78)

Anticoagulante lupico

2,97

(1,03-9,76)

ND

2,38

(0,81-6,98)

1,45

(0,70-4,61)

ND

ND

Hiperhomocisteinemia

6,25

(1,37-28,42)

4,21

(1,28-13,37)

0,98

(0,17-5,55)

3,49

(1,21-10,11)

2,40

(0,36-15,89)

ND

 

ND: Información no disponible

RCF: Restricción de crecimiento fetal DPPNI: Desprendimiento de placenta

Modificado de Chest 2012; 141 (2) (Suppl):e691-e736

¿En quienes sospecharía?

 En mujeres que han sufrido eventos trombóticos sin causa externa o circunstancial (cirugía, reposo, contraceptivos o embarazo). Especialmente en sujetos jóvenes (< 40-50 años), ante even- tos trombóticos recurrentes o severos, en presencia de familiares directos con trombofilias genéticas de fuerza trombogénica o con fuerte historia de enfermedad trombótica (sobre todo si la presentan antes de los 50 años). Un tercio de estas mujeres tendrá una trombofilia.

En sujetos asintomáticos (población general) la recomendación es no realizar tamizaje para es- tas condiciones salvo exista una fuerte historia familiar de trombosis y/o se haya diagnosticado una trombofilia familiar de alto riesgo trombogénico o la existencia de defectos combinados.

¿Cómo y cuando se estudian?

El embarazo no es el mejor momento para estudiarlas, considerando las modificaciones fisiológicas de los factores de coagulación o de los anticoagulantes naturales. La excepción son los análisis de las mutaciones. El mejor momento es alejado del puerperio (al menos 6 semanas posparto) y sin el uso de anticoagulantes.

Tabla 4: Clasificación del SAAF: Consenso Internacional de Sydney 2006

CRITERIOS CLÍNICOS

1.   No reproductivos: ≥ 1 trombosis arterial y/o venosa

2.   Reproductivos:

         ≥ 1 muerte fetal ≥ 10 semanas

         ≥ 1 parto < 34 semanas por preeclampsia severa o insuf. placentaria

         ≥ 3 abortos inexplicados < 10 semanas

 

CRITERIOS DE LABORATORIO (Confirmado en al menos 12 semanas)

1.   Anticoagulante Lúpico (prolongación de 2 test dependientes de fosfolípidos)

2.   Anticardiolipinas (> 40 GPL/MPL o > Percentil 99)

3.   Anti-ß2 Glicoproteína I (> Percentil 99)

 

CATEGORÍAS DE SAAF:

Pre-SAAF

SAFF propiamente tal

I.  Clínica + ≥ 2 exámenes de laboratorio alterados

II.   a. Clínica + ACL

      b.  Clínica + aCL

      c.  Clínica + ß2GPI

El diagnóstico requiere un criterio clínico y un criterio de laboratorio, este último confirmado en 12 semanas

¿Qué ocurrirá en el embarazo y el posparto?

Los riesgos de trombosis van aumentando a lo largo del embarazo y puerperio. En términos didácticos, un tercio de las trombosis ocurren en los dos primeros trimestres, un tercio en el tercer trimestre y un tercio en el puerperio. Por tanto, el riesgo diario es mayor en las primeras

6 semanas posparto. En caso de requerir anticoagulación la heparina de bajo peso molecular es el fármaco de elección, ya que no cruza la placenta por lo que no produce anticoagulación en el feto ni se asocia a malformaciones fetales.

¿A quienes tratar? ¿Cuándo tratarlas?

Básicamente se estatifican según la presencia de trombosis venosa previa, el grado de riesgo (alto o bajo) de trombosis (según el tipo de trombofilia) y la historia familiar de trombosis. (Tabla 5)

Tabla 5: Prevención de TVP en pacientes portadoras de trombofilias en embarazo

Condición

Embarazo

Puerperio

Calidad  Recomendación

Sin antecedentes de TVP

Trombofilia de Alto Riesgo

Con historia familiar

Profilaxis

Profilaxis

2B

Sin historia familiar

Vigilancia

Profilaxis

2B

SAAF

AAS+Profilaxis

Vigilancia

2B

Trombofilia de Bajo Riesgo

Con historia familiar

Vigilancia

Profilaxis

2C

Sin historia familiar

Vigilancia

Vigilancia

2C

Con antecedentes TVP

Trombofilia de Alto Riesgo

Episodios múltiples

Tratamiento

Tratamiento

2B

Episodio aislado

Tratamiento

Profilaxis

2B

SAAF

Tratamiento

Profilaxis

2B

Trombofilia de Bajo Riesgo

Episodios múltiples

Profilaxis

Profilaxis

2B

Episodio aislado

Vigilancia

Profilaxis

2B

Profilaxis: Heparina bajo peso molecular (Enoxaparina 40 mg/día o Dalteparina 5000 u/día)

Tratamiento: Heparina bajo peso molecular (Enoxaparina 40 a 60 mg cada 12 hrs. o Dalteparina 5000 a 7500 cada 12 hrs.) TVP: Trombosis Venosa Profunda

Modificado de Chest 2012;141(2) (supp):e691 -e736

Respecto del SAAF, deben recibir tratamiento anteparto (heparina- aspirina) y posparto (heparina o antagonistas de la vitamina K).

Respecto de mujeres con complicaciones reproductivas previas y trombofilias en ausencia de historia de trombosis venosa previa, la evidencia no es definitiva.

¿Cómo tratarlas?

El fármaco de elección es la heparina de bajo peso molecular. Esta podrá usarse en dosis profilácticas o terapéuticas dependiendo de los antecedentes trombóticos y del riesgo de cada trombofilia en particular (Tabla 6).

Para el parto, el tratamiento debe suspenderse, al menos 12 horas antes en caso de profilaxis o 24 horas antes en caso de tratamiento. En caso de una urgencia puede revertirse la anticoagulación utilizando plasma fresco congelado y debe preferirse la anestesia general. El tratamiento se reanudará 6 horas después de un parto vaginal y 12 horas después de una cesárea siempre que no exista riesgo de sangrado mayor del habitual. En el período puerperal puede utilizarse antagonistas de la vitamina K, su empleo es seguro (excepto en deficiencia de proteína C y S) y debe mantenerse un INR entre 2.0 y 3.0.

Los inhibidores directos de la trombina pueden ser utilizados, si bien su paso a la leche es bajo, su perfil de seguridad en el puerperio no ha sido completamente establecido. En el embarazo hay evidencia de paso placentario in vitro y su inocuidad no ha sido demostrada.

En caso del SAAF deberá utilizarse heparina y aspirina (100 mg/d vo) desde el inicio del embarazo.

Una mención especial para anormalidades en el metabolismo del ácido fólico. Se ha considerado a estas condiciones en el subgrupo de las trombofilias congénitas y su asociación con un aumento de los niveles de homocisteína el factor vinculante con enfermedad trombótica no reproductiva y reproductiva. El ácido fólico es un nutriente importante, su suplementación se ha asociado a una reducción del riesgo de malformaciones del Tubo Neural pero también de Síndrome de Down, Autismo y Parto Prematuro. Los mecanismos son múltiples e involucran modificaciones en la metilación del DNA en lo que se ha denominado epigenética. El ácido fólico se ingiere en forma inactiva y para ejercer su función debe ser activado por varios sistemas enzimáticos. El de mayor atención hasta ahora ha sido el de la metil tetrahidrofolato reductasa (MTHFR).

Tabla 6: Esquemas utilizados con Heparinas de bajo peso molecular

Heparina  fraccionada

Profilaxis

Tratamiento

Dalteparina (Fragmin, Pfizer)

5000 U cada 24 hrs.

5000-7500 U (100 U/kg) cada 12

hrs.

Enoxaparina (Clexane, Sanofi / Nurox, Lab. Chile)

40 mg cada 24 hrs.

40 a 60 mg (1 mg/kg) cada 12 hrs.

¿Cómo proceder con el control del embarazo en presencia de un tratamiento?

Deberá implementarse un manejo multidisciplinario, considerando hematólogo, especialista en medicina materno fetal y obstetra. La monitorización del embarazo se hará desde el inicio de la gestación. Debe vigilarse la existencia de trombocitopenia materna como complicación del uso de Heparina, así como el bienestar materno en situaciones de trombosis previas. Si existe el antecedente de complicaciones del embarazo debe procederse con un control cercano y riguroso dirigido, vigilando el crecimiento y bienestar fetal en forma seriada. El momento de la interrupción no debiera ir más allá de las 39 semanas de gestación.

¿Cúales son los cuidados no reproductivos?

El uso de anticonceptivos orales debe considerarse un factor de riesgo adicional para mujeres con trombofilias, por lo que se preferirá usar las que no contengan estrógenos y por vías no enterales. Deberá tenerse especial cuidado cuando se expongan a otras condiciones predisponentes a trombosis, como cirugías, inmovilizaciones, reposo prolongado dada la sinergia que se establece.

Tabla 7: Trombofilias. Riesgo Trombogénico en el embarazo

ALTO RIESGO

Síndrome anticuerpos antifosfolípidos Mutación Factor V Leiden Homocigoto Mutación Protombina Homocigoto Deficiencia Antitrombina III Deficiencia Combinada

RIESGO INCIERTO

(En general bajo o desconocido)

Deficiencia Factor XIII Beta fibrinógeno

Polimorfismo Trombomodulina Polimorfismo Receptor Proteína C Poliformismo PAI

Aumento Factor VIII

Polimorfismo Enzima Convertidora Deficiencia Proteína Z

Síndrome Plaquetas Pegajosas Mutación Factor XII

Mutación Factor  JAK2V617F

 

BAJO RIESGO

Mutación Factor V Leiden Heterocigoto Mutación Protombina Heterocigoto Mutación MTHFR Homocigoto

¿Cuándo estudiar a familiares en primer grado?

En presencia de un tromboembolismo no explicado o de una historia familiar de tromboembolismo. En el caso de una trombosis placentaria extensa o una historia reproductiva adversa debe considerarse caso a caso, dada la ausencia de evidencia concluyente.

13. Manejo de la Isoinmunización Rh

XIV.    MANEJO DE LA ISOINMUNIZACIÓN RH

1. Introducción

La isoinmunización Rh consiste en la producción de anticuerpos maternos contra un antígeno específico, en la membrana de los hematíes fetales (Rh-D), que trae como consecuencia la hemólisis de los glóbulos rojos en el sistema retículo-endotelial fetal por reconocimiento de este complejo hiperinmune, siendo la principal causa de anemia fetal inmune. Otros antígenos Rh susceptibles de ser afectados son los Rh C, c, E y e, los cuales a pesar de su baja frecuencia, pueden contribuir a la morbimortalidad perinatal.

La prevalencia ha disminuido con las estrategias de profilaxis desarrolladas las últimas décadas, reportándose en 1 a 6,8 x 1000 RNV, logrando una disminución de la mortalidad perinatal desde 46/100.000 nacimientos a cifras cercanas a 1,6/100.000 nacimientos.

2. Objetivos

  • Conocer las indicaciones de profilaxis con inmunoglobulina anti Rh-D en mujeres Rh (-) no sensibilizadas.
  • Conocer la utilidad del Doppler de arteria cerebral media en la predicción de anemia fetal.
  • Aplicar las estrategias de prevención de la isoinmunización Rh.
  • Reconocer el manejo de la embarazada con isoinmunización Rh.
  • Conocer las complicaciones a mediano plazo de niños afectados por isoinmunización Rh durante el embarazo.
  • Aplicar consejería a los padres con isoinmunización Rh en embarazo actual para embarazos futuros.

3. Prevención de la isoinmunización RH

  • 1. ¿Qué fármaco ha demostrado mayor utilidad para prevenir la isoinmunización Rh? Diversas Guías internacionales han demostrado la utilidad del uso de Inmunoglobulina anti Rh-D como el mejor método de prevenir la isoinmunización en mujeres Rh (-) no sensibilizadas.

3.2.    ¿Qué mujeres deben recibir profilaxis con Inmunoglobulina anti Rh-D?

 

RECOMENDACIÓN

GRADO

Se recomienda que toda mujer Rh (-) no sensibilizada, dentro de las 72 horas posparto reciba una dosis de inmunoglobulina anti Rh-D, ante confirmación de hijo Rh (+).

 

A

En caso de embarazos en vías de prolongación, se recomienda una segunda dosis a las 40 semanas sólo en los casos que la dosis previa fue hace más de 12 semanas.

C

Toda mujer con riesgo de hemorragia feto-materna debe recibir profilaxis con inmunoglubulina anti Rh-D.

C

No se recomienda profilaxis en mujeres con aborto espontáneo completo de menos de 12 semanas de gestación.

C

Se considera como riesgo de hemorragia feto-materna las siguientes situaciones:

  • Aborto espontáneo o provocado.
  • Embarazo ectópico.
  • Mola hidatidiforme incompleta.
  • Procedimientos invasivos (amniocentesis, cordocentesis, biopsia vellosidades  coriales).
  • Metrorragia del tercer trimestre (Desprendimiento prematuro de placenta normoinserta, vasa previa, placenta acreta).
  • Versión cefálica externa.
  • Trauma abdominal (penetrante o contuso).

El riesgo de hemorragia feto-materna posterior a un aborto espontáneo completo en embarazos de menos de 12 semanas, la profilaxis sólo estaría indicada durante el primer trimestre si requiere vaciamiento uterino..

El embarazo molar, debido a su escasa o mínima vascularización, presenta un riesgo mínimo de sensibilización materna. Sin embargo, la variante incompleta ha demostrado en estudios histológicos la presencia de vasos sanguíneos fetales, por lo que tiene potencial de sensibilización  materna.

La amniocentesis se ha asociado a un 2% de hemorragia feto-materna, suficiente para producir sensibilización materna.

La biopsia de vellosidades coriales (BVC) ha demostrado presentar un 14% de hemorragia feto- materna suficiente para producir sensibilización materna.

La cordocentesis (especialmente si es transplacentaria) ha demostrado tasas más elevadas de hemorragia feto-materna que la amniocentesis, por lo que se recomienda profilaxis.

Diversos escenarios clínicos asociados a trauma placentario o disrupción de la interfase feto- materna se han asociado con hemorragias feto-maternas extensas. Por lo que se indica profilaxis en estos casos.

3.3.    ¿Cuál es la dosis y vía recomendada para la profilaxis antenatal de isoinmunización Rh?

RECOMENDACIÓN

GRADO

Se recomienda el uso de 300 ug de inmunoglobulina anti Rh-D tanto para profilaxis como en situaciones de riesgo de hemorragia feto-materna.

C

Ante sospecha de hemorragia feto-materna extensa, se recomienda ajustar dosis de profilaxis según cuantificación de Test de Kleihauer.

C

Se recomienda la vía de administración intramuscular de la profilaxis anti Rh-D.

A

 

4. Predicción de anemia fetal por isoinmunización RH

4.1.    ¿Qué métodos son útiles para identificar fetos en riesgo de anemia por isoinmunización Rh?

RECOMENDACIÓN

GRADO

Se recomienda la medición del pick sistólico de la arteria cerebral media en mujeres isoinmunizadas con títulos de anticuerpos ≥ 1:64 para la identificación de fetos con anemia moderada a severa.

 

C

Se recomienda que la medición del pick sistólico de ACM sea realizado por personal acreditado, bajo estándares validados internacionalmente.

C

No se recomienda la amniocentesis para espectrofotometría de líquido amniótico como método de pesquisa de anemia fetal, debido a las complicaciones potenciales asociadas a su naturaleza invasiva.

 

C

La medición del pick sistólico de ACM requiere de personal capacitado, con conocimiento en los requisitos para una medición confiable:

  • Visión de corte axial de cerebro fetal, incluyendo tálamo y septum pelúcido.
  • Visualización de polígono de Willis, con medición de ACM en su tercio proximal.
  • El ángulo de insonación debe ser lo más aproximado a 0°.
  • Se debe medir el punto más alto de la onda espectral.
  • Evitar la compresión excesiva del cráneo fetal.

4.2.    ¿Es más sensible el Doppler de arteria cerebral media por sobre la amniocentesis en la pesquisa de fetos con anemia por isoinmunización Rh?

RECOMENDACIÓN

GRADO

El  Doppler de arteria cerebral  media  se recomienda por sobre la amniocentesis en la pesquisa de fetos en riesgo de anemia, por ser un método no invasivo y más sensible.

 

A

4.3.    ¿Qué parámetro predictor de anemia fetal debe utilizarse en transfusiones intrauterinas subsecuentes?

RECOMENDACIÓN

GRADO

Luego de dos transfusiones intrauterinas no se recomienda el uso del Doppler de ACM para decidir la siguiente, en cambio, se recomienda utilizar la estimación de pérdida diaria de hemoglobina.

 

C

5. Manejo antenatal

5.1.    ¿Cómo debe monitorizarse una mujer Rh (-) no sensibilizada durante el embarazo?

RECOMENDACIÓN

GRADO

Toda mujer debe determinarse el grupo sanguíneo ABO y Rh en el primer control antenatal.

C

Se recomienda a toda mujer Rh(-) la determinación del Coombs indirecto en cada trimestre.

C

Se recomienda la determinación del grupo Rh de la pareja para estimar el riesgo de sensibilización en el embarazo actual.

C

5.2.    ¿Cuál es la mejor estrategia de manejo en una mujer Rh (-) sensibilizada?

RECOMENDACIÓN

GRADO

En gestante cursando su primera sensibilización en el embarazo actual se recomienda control mensual de títulos de anticuerpos hasta las 24 semanas, luego cada dos semanas.

 

C

Se recomienda que toda mujer Rh (-) con títulos de anticuerpo anti Rh-D ≥ 1:64 sea evaluada con Doppler de arteria cerebral media para identificar feto en riesgo de anemia moderada a severa.

 

C

Se recomienda que toda mujer con antecedente de embarazo previo afectado por isoinmunización Rh y sin cambio de pareja sea evaluada con Doppler de arteria cerebral media desde las 18 semanas de gestación.

 

C

En mujer con antecedente de embarazo previo afectado por isoinmunización Rh no se recomienda la determinación de títulos de anticuerpos anti Rh-D en el embarazo actual.

 

C

Se recomienda control con Doppler de arteria cerebral media semanal para la decisión de la primera transfusión intrauterina.

C

Se recomienda la transfusión fetal intravascular en la inserción placentaria de cordón umbilical, por sobre la transfusión intraperitoneal.

C

5.3.    ¿Qué características debe tener la sangre a utilizar en una transfusión intrauterina?

Se debe coordinar previamente con el Banco de Sangre del Hospital, la preparación de una unidad de glóbulos rojos para la transfusión intrauterina. La muestra debe ser de grupo O Rh (-), irradiada, desleucocitada y concentrada, con un hematocrito aproximado de 75%, lo cual deberá confirmarse previo al procedimiento. El volumen a transfundir será calculado según el nivel de hemoglobina del donante y del feto, con un valor esperado post transfusión de 14 g/dl. Se ha descrito una estimación de la cantidad a transfundir según la fórmula: EPF x 0,02 siendo EPF la estimación de peso fetal, para lograr un incremento de 10% del hematocrito, considerando un hematocrito del donante de 75%.

6. Parto

6.1.    ¿Cuál es la vía de parto y edad gestacional más recomendada en embarazos con isoinmunización Rh?

RECOMENDACIÓN

GRADO

La vía del parto debe ser decidida según indicaciones obstétricas.

C

En ausencia de hidrops, se recomienda inducción de parto a las 37 a 38 semanas de gestación.

C

Ante la presencia de hidrops fetal entre 34 y 35 semanas se recomienda amniocentesis para evaluar madurez pulmonar y determinar necesidad de corticoides previa a interrupción.

 

C

6.2.    ¿Es recomendable la cesárea en fetos con hídrops inmune?

Hasta la fecha no existen estudios que evalúen la mejor vía de parto en fetos con hidrops. Expertos opinan que debido al riesgo de distocia de los tejidos blandos en fetos hidrópicos, la opción más segura en estos casos es la vía alta.

7. Complicaciones infantiles a mediano plazo

7.1. ¿Existen riesgos infantiles asociados a la isoinmunización Rh?

RECOMENDACIÓN

GRADO

Se recomienda asesorar a las mujeres con isoinmunización Rh sensibilizadas que requirieron transfusión fetal, sobre el riesgo de rehospitalización y transfusión top- up (conservadora) durante los primeros seis meses de vida.

 

C

Se recomienda asesorar a las mujeres con isoinmunización Rh sensibilizadas que requirieron transfusión fetal, que el desarrollo neurológico a largo plazo de los niños afectados es normal.

 

C

Debido a la disminución notoria de la mortalidad perinatal gracias al avance en el manejo de las embarazadas isoinmunizadas, actualmente el enfoque ha ido dirigido a evaluar las secuelas a largo plazo de niños afectados durante el embarazo

Tabla 1: Peak sistólico esperado de arteria cerebral media según edad gestacional. (23)

Semanas gestación                                                         Múltiplos de la Mediana

 

1,00 (mediana)

1,29

 

1,50

1,55

   

cm / seg

   

 

18

 

23,2

 

29,9

 

 

34,8

 

36,0

20

25,5

32,8

 

38,2

39,5

22

27,9

36,0

 

41,9

43,3

24

30,7

39,5

 

46,0

47,5

26

33,6

43,3

 

50,4

52,1

28

36,9

47,6

 

55,4

57,2

30

40,5

52,2

 

60,7

62,8

32

44,4

57,3

 

66,6

68,9

34

48,7

62,9

 

73,1

75,6

36

53,5

69,0

 

80,2

82,9

38

58,7

75,7

 

88,0

91,0

40

64,4

83,0

 

96,6

99,8

 

Flujograma 1: Manejo del embarazo Rh (-) no sensibilizado

rh flujo 1.png

Flujograma 2: Manejo del embarazo afectado por isoinmunización Rh(40)

 rh flujo 2.png

 

12. Diabetes y Embarazo

1. Epidemiología de la diabetes

Diabetes Pregestacional (DPG)

La hiperglicemia al momento de la concepción aumenta el riesgo de malformaciones fetales durante el primer trimestre del embarazo. Existe una correlación altamente significativa entre el riesgo absoluto de malformaciones congénitas y el nivel de HbA1c periconcepcional. Niveles de HbA1c>10% se asocian a una tasa de 50% de malformaciones congénitas. Por el contario, con niveles de HbA1c bajo 7,0%, esta tasa tiende a cero.

Por otra parte, el mal control metabólico de las mujeres con diabetes que se embarazan, se asocia a una mayor tasa de complicaciones: mayor incidencia de hipertensión, mayor frecuencia de pre- eclampsia en las mujeres con diabetes tipo 1 y de hipertensión crónica, en las con diabetes tipo 2. La presencia de proteinuria al inicio del embarazo se asocia a mayor riesgo de desarrollar hipertensión; también se ha descrito el deterioro permanente de la función renal en mujeres con creatinina sérica elevada durante el embarazo. Adicionalmente, el mal control metabólico de la diabetes durante el embarazo, se asocia a un mayor riesgo de progresión de retinopatía diabética.

Las complicaciones más frecuentes son una mayor tasa de cesárea, infección/dehiscencia de la herida, sangrado excesivo, tromboflebitis venosa profunda y endometritis posparto al compararlas con mujeres de peso normal. El efecto de la obesidad materna también tiene consecuencias adversas a largo plazo en la vida del hijo, como tendencia hacia obesidad, diabetes e hipertensión arterial.

Diabetes gestacional (DG)

La prevalencia de la DG está en directa proporción con la prevalencia de la DM tipo 2 en una determinada población. El riesgo de DG aumenta en mujeres según categoría de sobrepeso, con un OR de 3,5, 7,7 y 11 en mujeres con sobrepeso (IMC 25 a 29,9), obesidad tipo I (IMC 30-34,9) y obesidad II y III (IMC ≥35), respectivamente. La DG no solamente produce efectos durante el embarazo concurrente, sino que además determina un riesgo de progresión a DM tipo 2.

Situación en Chile

Según las estadísticas del Programa Salud de la Mujer, en el Sistema Público de Salud, 5,1% del total de mujeres que ingresaron a control prenatal el 2012 tenía diabetes. Entre las clasificadas como de alto riesgo obstétrico, 17,7% tenía el diagnóstico de diabetes ese mismo año.

2. Definición

El término DPG se refiere a una mujer con diabetes, que se embaraza, o que cumple con los criterios de diagnóstico de diabetes de la OMS durante el primer trimestre del embarazo:

  • Síntomas clásicos de diabetes (polidipsia, poliuria, polifagia y baja de peso) y una glicemia en cualquier momento del día mayor o igual a 200 mg/dl.
  • Glicemia en ayunas mayor o igual a 126 mg/dl. Debe confirmarse con una segunda glicemia mayor o igual a 126 mg/dl en un día diferente.
  • Glicemia mayor o igual a 200 mg/dl dos horas después de una carga de 75 g de glucosa durante una PTGO.

Diabetes gestacional (DG)

Se refiere a cualquier grado de intolerancia a la glucosa que se manifiesta o se detecta durante el embarazo.

  • Glicemia en ayunas entre 100 y 125 mg/dL en 2 días diferentes y/o
  • Glicemia a las 2 horas post carga mayor o igual a 140 mg/dL, en el 2do o 3er trimestre del embarazo.
  1. Métodos de tamizaje y criterios de diagnóstico de diabetes en el embarazo

    Ante esta falta de consenso, en nuestro país el grupo de trabajo acordó los siguientes criterios para hacer tamizaje y diagnóstico de diabetes en el embarazo:

Criterios de tamizaje y diagnóstico de la diabetes en el embarazo

A: Realizar tamizaje universal, con un examen de glicemia en ayunas, a toda mujer embarazada en el primer control prenatal (1er trimestre).

B: El diagnóstico de DM durante el 1er trimestre del embarazo se basa en los mismos criterios que se utilizan para la población general mencionados arriba.

El carácter larvado u oligosintomático de la diabetes tipo 2, permite que algunas mujeres desconozcan el diagnóstico de su condición al momento del embarazo. Por esta razón, toda diabetes diagnosticada durante el 1er trimestre del embarazo se considera DPG.

C: Si el resultado del examen de tamizaje muestra una glicemia entre 100 y 125 mg/dl, se debe hacer un nuevo examen en un plazo máximo de 7 días. Si se confirma una glicemia en ayunas entre 100 y 125 mg/dl se hará el diagnóstico de DG o intolerancia a la glucosa.

D: Realizar una PTGO a las 24-28 semanas a toda mujer con una glicemia normal en el 1er trimestre.

  • Si la glicemia en ayunas es inferior a 100 mg/dl y a las 2 horas post-carga inferior a 140 mg/dl, y la mujer no tiene factores de riesgo se descarta el diagnóstico de DG.

E: Repetir la PTGO a las 30-33 semanas a toda mujer con factores de riesgo de DG (polihidroamnios, macrosomía fetal y aumento de peso mayor a 2 DS o cambio de curva según Gráfica Atalah), y con glicemias normales en la PTGO realizada en el 2do trimestre.

  • Si la glicemia en ayunas es inferior a 100 mg/dl y a las 2 horas post-carga inferior a 140 mg/dl, se descarta el diagnóstico de DG.
  • Si la glicemia en ayunas es mayor o igual a 100 mg/dl y/o la glicemia a las dos horas post- carga mayor o igual a 140 mg/dl, se diagnostica DG.

Precauciones:

  • La PTGO está contraindicada en las mujeres con el antecedente de cirugía bariátrica.
  • En estos casos y en aquellas mujeres que no toleran la carga de glucosa (ej. presenta vómitos) y no es posible realizar la PTGO, se debe hacer un monitoreo de la glicemia durante 24 horas, con glicemias capilares, antes de las comidas y post-prandiales.

El diagnóstico de DG se realiza en toda mujer con una glicemia en ayunas entre 100 y 125 mg/ dl y/o una glicemia ≥ 140 mg/dl a las 2 horas post carga de glucosa oral, en cualquier momento del embarazo.

Factores de riesgo para el desarrollo de diabetes gestacional

  • Antecedentes de DG en un embarazo anterior.
  • Antecedentes de DM en familiares de 1º grado (mujer, padre, hermanos).
  • Mujeres con IMC ≥ 27 al comienzo del embarazo.
  • Antecedentes de macrosomía fetal (un hijo de 4000 g o más).
  • Síndrome de ovario poliquístico.
  • Crecimiento fetal cercano o mayor al percentil 90 o menor o cercano al percentil 10.
  • Glucosuria positiva.

Flujograma: Detección y diagnóstico de diabetes en el embarazo

 

dm flujo 1.png

 

  1. Repetir glicemia sin restricción alimentaria en un plazo máximo de 7 días
  2. Toda diabetes diagnosticada en 1º trimestre se considera pregestacional
  3. Factores de riesgo: polihidroamnios, macrosomía fetal y aumento de peso mayor a 2 DS o cambio de curva Gráfica Atalah.

4.     Prevención Primaria

Cuidado  preconcepcional

Se define como un conjunto de intervenciones que se realizan antes del embarazo que tienen como propósito identificar y modificar factores de riesgo, cuando sea posible, para reducir daños o evitarlos en un próximo embarazo.

Importancia de conocer el diagnóstico de DM en mujeres en edad fértil

Está demostrado que la concepción en período de descompensación de la diabetes causa malformaciones fetales. Está demostrado que el estricto control preconcepcional de la DM reduce la frecuencia de anomalías congénitas a niveles cercanos a los de la población general: en mujeres con DM tipo 1, la condición es conocida y resulta más sencillo motivar para programar el embarazo en las mejores condiciones.

Situación nacional

En Chile, 46% de los embarazos son planificado, tan solo 1,5% de las mujeres beneficiarias de FONASA en edad fértil ha tenido un control preconcepcional. El desafío es lograr que al menos el 100% de las mujeres en edad fértil con diabetes, tipo 1 y tipo 2, planifiquen su embarazo. El objetivo terapéutico primario es lograr que la mujer que se embaraza lo haga con niveles normales de glucosa (idealmente HbA1c <6,5%) y los mantenga durante todo el período preconcepcional, de lo contrario aumenta el riesgo de muerte materna y fetal, prematuridad, macrosomía y malformaciones fetales.

5.     Prevención  Secundaria

Para minimizar los riesgos, el tratamiento, control y seguimiento del embarazo en estas mujeres, debe ser realizado por un equipo multidisciplinario liderado por el equipo obstétrico.

5.1     Diabetes pregestacional DPG Ultrasonografía:

La ecografía en el primer trimestre (11 – 14 semanas), evalúa la viabilidad embrionaria, ya que la tasa de aborto espontáneo es mayor en mujeres con diabetes, especialmente aquellas que tienen un mal control metabólico previo. Permite confirmar o corregir la edad gestacional, e identificar hasta un 50% de las malformaciones mayores.

La velocimetría Doppler de arterias uterinas permite identificar a las mujeres con riesgo elevado de preeclampsia. Sensibilidad de 50%.

En el segundo trimestre (20-24 semanas), el estudio ecográfico permite una evaluación detallada de la anatomía fetal, en especial del corazón fetal. En las mujeres diabéticas embarazadas por ser un grupo de alto riesgo, el examen anatómico detallado tiene una mejor sensibilidad.

La velocimetría Doppler de arterias uterinas el segundo trimestre es un examen con una alta sensibilidad para detectar preeclampsia precoz, de hasta un 90%.

En el tercer trimestre (30 a 34 semanas), el objetivo de la ecografía es evaluar el crecimiento fetal, la ubicación de la placenta así como la cantidad de líquido amniótico.

En mujeres diabéticas la evaluación de la biometría y estimación de peso fetal se debe realizar cada 2 a 4 semanas, y este examen debe incluir perfil biofísico y una evaluación hemodinámica materno y fetal, en especial en aquellas mujeres con DPG y mal control metabólico o RCIU, donde se debe incluir una evaluación anatómica y funcional del corazón fetal.

La evaluación hemodinámica debe incorporar velocimetría Doppler de arterias uterinas, arteria umbilical y cerebral media, en mujeres con mal control metabólico o RCIU, se debe agregar evaluación de la función cardíaca fetal.

Monitoreo materno de movimientos fetales (MMMF)

Se sugiere realizar el MMMF durante el tercer trimestre (después de las 30 semanas). Ante la disminución de la percepción de movimientos (menos de 6 movimientos fetales) fetales la mujer debe consultar con la matrona o médico según corresponda, quien podrá indicar exámenes adicionales .

Registro basal no estresante (RBNE):

Se utiliza a partir de la semana 32 y/o ante una prueba de movimientos fetales alterada.

Perfil Biofísico Fetal (PBF)

Este examen debe realizarse ante la presencia de un RBNE no reactivo o no concluyente. Ante un PBF alterado debe indicarse flujometría Doppler materno-fetal para evaluación de hipoxia.

5.2     Diabetes gestacional

Aquellas mujeres con DG que no logran un adecuado control metabólico deben seguir el protocolo de control descrito para la mujer con DPG.

El control y seguimiento de las mujeres con DG y buen control metabólico solo con dieta, requieren un control clínico estricto y evaluación de la unidad feto-placentaria por un equipo especializado con énfasis en la evaluación del crecimiento fetal clínico y ecográfico.

Ultrasonografía (ecografía)

Los mismos exámenes indicados en la embarazada con DPG, salvo la ecocardiografía fetal y la flujometría Doppler materno fetal. Este último solo está indicado en mujeres con mal control metabólico y/o pruebas de bienestar fetal alterados.

En embarazadas de tercer trimestre con mal control metabólico y/o fetos con estimación de peso fetal mayor al percentil 90 y polihidroamnios, se debe evaluar antenatalmente signos ecográficos de hipertrofia ventricular (34 – 38 semanas).

Pruebas de Bienestar Fetal

En mujeres con buen control metabólico con curva de crecimiento fetal normal y sin polihidroamnios, se indicará MMMF a partir de la semana 36 de gestación. Desde la semana 38 se indicará RBNE bisemanalmente hasta el momento del parto.

6.     Detección de complicaciones de la diabetes en el embarazo

6.1     Retinopatía en la mujer con DPG

El embarazo es un factor de riesgo para la progresión de la retinopatía diabética (RD). El factor más importante de la progresión es la severidad de la RD previa al embarazo.

Las mujeres con peor control glicémico basal y con la mayor reducción de la HbA1c al inicio del embarazo, tienen el mayor riesgo de progresión. Sin embargo, la RD no debe considerarse una contraindicación para la optimización rápida del control glicémico al inicio del embarazo. La antigüedad de la DM, así como la hipertensión arterial crónica o inducida por el embarazo, son también factores de riesgo para la progresión de la retinopatía.

En las diabéticas que estén contemplando la posibilidad de un embarazo, debe aconsejarse un examen oftalmológico previo a la concepción; Si tienen retinopatía diabética que amerite tratamiento, este debe completarse antes de la concepción.

En la diabética ya embarazada, debe realizarse un examen de fondo de ojo en el primer trimestre; si el examen de fondo de ojo es normal, o la mujer presenta RD no proliferativa leve o moderada, debe ser controlada por oftalmólogo cada 3 meses. Si presenta RD no proliferativa severa, la mujer deberá controlarse mensualmente. Se indicará panfotocoagulación con láser por especialista al más mínimo brote de neovascularización.

Mujeres con retinopatía no proliferativa severa (pre-proliferativa) deberán continuar bajo control oftalmológico por al menos 6 meses después del parto.

Durante la gestación, la visión puede disminuir por la aparición de un edema de la mácula, que a menudo mejora con el parto. No se recomienda el tratamiento con inyecciones intravítreas de antiangiogénicos, que pueden tener efectos adversos serios en embarazadas.

Las mujeres con DG no tienen indicación de control oftalmológico, ya que no tienen mayor riesgo de desarrollar RD.

La RD no es contraindicación para el parto vaginal.

6.2     Nefropatía diabética

El diagnóstico de nefropatía diabética se basa en la presencia de albuminuria persistente, mayor de 300 mg/día (macroalbuminuria), en las primeras 20 semanas de embarazo, en ausencia de infección urinaria. La excreción persistente de albumina en orina en un rango entre 30 y 300 mg /día (microalbuminuria), indica la presencia de nefropatía incipiente. En el embarazo normal ocurre un pequeño aumento en la excreción de proteínas en la orina, debido a la hiperfiltración; en mujeres con nefropatía diabética, en cambio, la albuminuria aumenta a medida que progresa el embarazo retornando a niveles previos a la gestación, dentro de las 12 semanas después del parto.

El método más utilizado y seguro para cuantificar la albumina en orina es la razón albúmina/ creatinina (RAC) en una muestra aislada de orina. Excepcionalmente, se realiza una medición de proteinuria de 24 horas.

Efecto de la nefropatía diabética en el embarazo

En la nefropatía diabética en el embarazo es un potente factor de riesgo de restricción del crecimiento fetal intrauterino, preeclampsia asociada, parto prematuro y mortinato. La microalbuminuria o nefropatía incipiente en la mujer con DPG también se asocia con resultados adversos: RN PEG, parto prematuro y PE. El tratamiento antihipertensivo precoz e intensivo se asocia con una reducción del riesgo de parto prematuro (<34 semanas de gestación), en mujeres con diabetes tipo 1 con microalbuminuria.

Las mujeres embarazadas con diabetes con niveles de creatininemia menor de 1,4 mg/dl, proteinuria menor de 1 gramo/día y buen control de la presión arterial, tienen buen pronóstico. Por otra parte, aquellas mujeres que tienen deterioro de la función renal con niveles de creatininemia >1,4 mg/dl, proteinuria > 1 gramo/día o proteinuria en rango nefrótico, hipertensión arterial severa, o enfermedad cardiovascular preexistente, son de elevado riesgo.

Efecto del embarazo en la nefropatía diabética

Para prevenir o minimizar efectos adversos maternos y neonatales, en toda mujer con diabetes que se embaraza se debe detectar la presencia de nefropatía diabética. Con este propósito en el primer control prenatal (antes de las 20 semanas) se deben realizar los exámenes que permitan detectar esta condición: creatinina plasmática y la razón albúmina/creatinina en una muestra matinal de orina. Hacer nuevos controles cada 2 semanas hasta la semana 28, continuar con una frecuencia cada 2 semanas hasta la semana 36, y semanalmente hasta la resolución del embarazo.

Tabla 1: Exámenes adicionales en la mujer embarazada con DPG O DG y mal control metabólico

dm tabla 2.png

7.     Tratamiento

7.1     Diabetes pregestacional (DPG)

Objetivo del tratamiento de la mujer embarazada con DPG

La columna vertebral del tratamiento médico de la mujer con DPG es el monitoreo frecuente de los niveles de glicemia con ajustes en la dieta y el tratamiento con insulina para lograr normoglicemia. Idealmente se debe lograr normoglicemia antes de la concepción y mantenerla hasta el puerperio. Se sugiere realizar un examen HbA1c en el primer trimestre del embarazo.

En Chile, el consenso es mantener niveles de glicemia en ayunas entre 60 y 90 mg/dL y <140 mg/dL, 1 hora postprandial y <120 mg/dL, 2 horas postprandial. (Tabla 2)

Tabla 2: Metas control glicémico durante el embarazo

Glicemia capilar Metas
Antes del desayuno 60-90 mg/dL
Antes de otras comidas 60-105 mg/dl
1 hora después de las comidas < 140 mg/dl
2 horas después de las comidas < 120 mg/dl
Durante la noche 60-99 mg/dl
Hb A1c en DPG < 6,0 %

Efectos adversos de un control glicémico estricto

Una glicemia promedio diaria ≤86 mg/dL se asocia a incidencia de PEG. Las hipoglicemias que puedan ocurrir son habitualmente bien toleradas, tanto por la mujer como por el feto, y no se ha asociado a teratogenia en humanos.

Autocontrol

Frecuencia de los controles de glicemia durante el embarazo

En las mujeres con DPG se recomienda realizar mediciones de glicemia capilar al menos cuatro veces al día, en ayunas, pre y postprandiales. Esto requiere disponer de los insumos necesarios para la medición, monitores y cintas. En aquellas mujeres que están en tratamiento con insulina se recomienda una medición adicional antes de acostarse.

La cetoacidosis diabética (CAD) es una emergencia médica y obstétrica que se asocia con riesgos tanto para la mujer como el feto. Los factores precipitantes más frecuentes, son la infección y la interrupción de la terapia con insulina o una terapia inadecuada.

Ante una hiperglicemia (glicemia sobre 250 mg/dl) o cuando exista una enfermedad aguda intercurrente, la mujer debe medir cetonas (en orina o sangre), y ajustar la dosis de insulina, mientras es evaluada por su médico.

7.2 Diabetes gestacional

Resultados de estudios muestran que el tratamiento de la DG reduce la morbilidad grave perinatal y puede mejorar la calidad de vida de la mujer asociada a la salud, y otro ensayo clínico multicéntrico de mujeres con DG leve mostró que las mujeres con el diagnóstico DG deben ser tratadas con medidas nutricionales y si fuera necesario con medicamentos, para el beneficio de ambos.

Tratamiento de la DG

Una vez hecho el diagnóstico de DG debe iniciarse a la brevedad el tratamiento nutricional.

Junto a la alimentación se indica el monitoreo de las glicemias capilares. La frecuencia y los tiempos del control se realizarán en función de la severidad de la alteración de la prueba que llevó al diagnóstico:

a. Si glicemia de ayunas mayor o igual a 100 mg/dl repetida en primer trimestre realizar 1 control diario alternando ayunas y post-prandial.

b. Si la glicemia basal es normal y sólo el valor a las 2 horas post carga está alterado, la frecuencia mínima es una medición una vez al día, una hora postprandial alternando: post desayuno, post almuerzo, post onces y post cena y recomenzar. Esta modalidad permite en 4 días evaluar todos los períodos postprandiales.

c. Si la PTGO estuvo alterada en ayunas y a las 2 horas post-carga, efectuar mínimo 2 controles diarios: ayunas y 1 hora postprandial, alternando el horario cada día.

Estos esquemas deben mantenerse mientras la mujer continúe con tratamiento exclusivamente en base a la alimentación. El período de observación habitual con la alimentación es de 2 semanas.

Tratamiento médico nutricional

La terapia nutricional es parte integral del tratamiento de la diabetes, el consejo dietético especializado ha demostrado capacidad para disminuir la hemoglobina glicosilada hasta en 2,6%.

La intervención nutricional tiene  siguientes metas:

  1. Minimizar las excursiones en los niveles de glicemia y mantener valores dentro de los rangos de la meta.
  2. Proveer una ingesta calórica suficiente, que aporte la cantidad de energía apropiada, permita lograr un incremento de peso gestacional adecuado y evite la cetosis.
  3. Asegurar los nutrientes adecuados y seguros para una salud materna y fetal.

Evaluación del estado nutricional

La obesidad es el mayor contribuyente para desarrollar diabetes gestacional, por lo tanto tratar a la mujer obesa antes de la gestación y prevenir el excesivo aumento de peso durante el embarazo es de máxima importancia. Se debe realizar adecuación de las calorías que debe consumir diariamente. Según estudios de metabolismo en mujeres chilenas, con distinto estado nutricional, el gasto calórico en reposo es de 20,7 calorías/kg/día cuando tienen IMC normal, reduciendo en sobrepeso a 19,8 calorías/kg/día y en estado de obesidad a 18,3 calorías/kg/día.

La embarazada con diabetes debe recibir consejo dietético profesional para adecuar el consumo de hidratos de carbono, prevenir el aumento exagerado de peso y asegurar la ingesta de nutrientes necesarios para la gestación.

8.    Tratamiento farmacológico

8.1     Tipos de insulina Insulina humana

Se recomienda el uso de insulina NPH durante el embarazo, como ha sido la costumbre en nuestro país hasta ahora. Su seguridad y efectividad en el embarazo está demostrada en la literatura publicada a través de varias décadas. No se considera que los datos disponibles sean lo suficientemente contundentes para recomendar el uso rutinario de análogos de insulina (detemir) en lugar de NPH durante la gestación. No obstante, si una mujer está en tratamiento con insulina detemir antes del embarazo y tiene un buen control glicémico, parece razonable continuar con el mismo tratamiento.

Requerimientos de insulina durante el embarazo

Los requerimientos de insulina de las mujeres con diabetes tipo 1 y tipo 2 durante el primer trimestre del embarazo son similares a los que se requieren antes del embarazo. Durante la segunda parte del embarazo, los requerimientos aumentan más en las mujeres con diabetes tipo 2.

El requerimiento de DM tipo 1 en el primer trimestre es 0,7 U/ kg. Estudios observacionales han mostrado una baja significativa de los requerimientos entre la semana 7 y 15; se sospecha embarazo cuando existen hipoglicemias recurrentes sin una causa evidente. Los mayores requerimientos se observan entre las semanas 28 y 32, 0,9 U/kg en las semanas 29 a 34, y 2,0 U/kg a la semana 35.

Los requerimientos de insulina se estabilizan y a veces disminuyen después de la semana 35. Esto es más frecuente en mujeres con DM tipo 1 que en mujeres con DG, y en mujeres con una mayor duración de la DM tipo 1.

8.2     Insulinoterapia en diabetes pregestacional

Lo ideal es iniciar el tratamiento con insulina antes de la concepción en la DM tipo 2, aun en la mujer con buen control metabólico con antidiabéticos orales, con el objetivo de optimizar el control glicémico durante el primer trimestre, periodo crítico en que ocurre la organogénesis.

8.3     Insulinoterapia en DM tipo 1

Toda mujer con DM tipo 1 debe estar en tratamiento con insulina. El equipo de salud responsable de controlar el embarazo de estas mujeres, debe tener presente la inestabilidad metabólica propia de este tipo de DM.

Toda mujer con DM tipo 1 utiliza insulina basal y bolos prandiales de insulina rápida o ultrarrápida. En general, el 50% de la dosis total diaria, corresponde a la insulina basal y la mitad restante a los bolos prandiales. Debido a que las mujeres con DM tipo 1 no producen insulina, la dosis de NPH debe fraccionarse al menos en 2 dosis, habitualmente 2/3 en la mañana y 1/3 en la noche. La dosis prandial se fracciona según el número de comidas y se le adiciona una dosis de corrección según el resultado de la glicemia capilar.

Existen distintas fórmulas para ajustar el tratamiento con insulina, sin embargo, lo más importante durante la gestación, cualquiera sea el esquema a utilizar, es que los cambios sean realizados sin demora.

Es importante recordar la mayor inestabilidad metabólica de las mujeres con DM tipo 1 comparado con las con DM tipo 2, particularmente la tendencia de las con DM tipo 1 a sufrir hipoglicemias de madrugada (≈3:00 AM), seguidas de hiperglicemia de rebote a las 7:00 AM. En ellas, además ocurren aumentos post-prandiales más acentuados.

8.4     Insulinoterapia en DM tipo2

La planificación del embarazo en una mujer con DM tipo 2 y en tratamiento con hipoglicemiantes orales, debe incorporar el cambio a insulina.

La forma de comenzar la insulinoterapia está en función del grado de descompensación previa: si la hiperglicemia es permanente (ayunas, pre-comidas y postprandiales) y la HbA1c es mayor de 9,0%, la mujer deberá iniciar el tratamiento con insulina hospitalizada. Iniciar el tratamiento con una dosis de 0,4 a 0,6U/kg/día.

Si la alteración metabólica es moderada y existe disponibilidad de control frecuente y comunicación garantizada, se inicia en forma ambulatoria. Es recomendable que la dosis de comienzo sea de 0,2U/kg/día de insulina NPH, en 1 o 2 dosis dependiendo de la glicemia en ayunas. Iniciar con una dosis matinal; si está elevada, iniciar con doble dosis, 2/3 AM y 1/3 PM.

Si se requiere aumentar la dosis, este aumento debe corresponder a un 10% de la dosis. Una vez alcanzada la meta en estos tiempos, controlar los períodos postprandiales. Si éstos están sobre la meta de 140 mg/dl, se agrega insulina rápida previa a la comida. La cantidad menor que produce efecto son 2 U media hora antes de la comida, cuya excursión se quiere controlar; si el valor post-prandial es moderadamente elevado (140-179 mg/dl), comenzar con 2 U, si es mayor de 180mg/dl, 4 U. Cuando se indica la insulina prandial, si es pre-desayuno, puede mezclarse en la jeringa con la NPH de esa hora y evitar otra inyección. Si la NPH nocturna es pre-cena y la hiperglicemia postprandial es post-cena, se procede de igual manera.

8.5     Insulinoterapia en diabetes gestacional

La insulina está indicada cuando no se alcanzan los objetivos metabólicos en el plazo de dos semanas con tratamiento médico nutricional. Mujeres sin automonitoreo y solo con glicemia capilar realizada en ocasión de los controles habituales, la frecuencia del uso de insulina fue de 5% en comparación con aquellas con automonitoreo que aumentó a 44%.

La indicación de insulina debe considerar las características de la mujer y la frecuencia del automonitoreo. La dosis diaria promedio es habitualmente baja, de modo que se recomienda comenzar con 0,1 a 0,2 U/k/día para insulina NPH y el esquema inicial dependerá del perfil del control:

  • Sólo alterado en ayunas, >100mg/dl: NPH nocturna (0,1U/kg/día).
  • Sólo alterado después de desayuno: insulina rápida pre desayuno (2U media hora antes si glicemia 140-179mg/dl y 4 U si >180mg/dl).
  • Normal pre y post desayuno, pero sobre meta post almuerzo, post onces y pre cena: NPH matinal (0,15/kg/día antes del desayuno).
  • Sobre meta pre-desayuno, post-almuerzo y pre cena: NPH pre desayuno y en la noche (0,2U/kg/día: 2/3 antes desayuno y 1/3 en la noche).
  • Según el perfil metabólico de la mujer, puede ser necesario utilizar múltiples dosis de insulina, lo que deberá ser ajustado por un especialista.
  • En casos excepcionales, mujeres con horarios de comida impredecibles, el médico especialista podrá indicar detemir (análogo de acción prolongada), o lispro o aspártica (análogos ultrarrápidos).

El inicio del tratamiento con insulina se realiza en forma ambulatoria cuando las condiciones sociales y culturales lo permiten, o con una hospitalización breve, de 24 horas.

Control glicémico durante el trabajo de parto

El principal objetivo terapéutico durante el trabajo de parto es evitar la hiperglicemia materna, que aumenta el riesgo fetal de acidosis e hipoglicemia neonatal.

El nivel de glicemia durante este período se ve afectado por el tipo de diabetes de la mujer (tipo 1, tipo 2 o gestacional) y la fase del trabajo del parto (latente vs activo). La fase latente del parto se caracteriza por cambios lentos en la longitud del cuello uterino a través de las horas, aunque la duración es muy variable. Cuando el trabajo de parto se induce, la fase latente puede extenderse más allá de 24 horas. Esta fase causa cambios mínimos en las necesidades metabólicas de la mujer. En contraste, el trabajo de parto activo es un período de una dilatación cervical relativamente rápida, con descenso fetal que culmina con el parto. Ocurre a través de pocas horas y puede ser homologado al ejercicio intenso, con un aumento en el gasto energético y disminución de los requerimientos de insulina.

Aquellas mujeres que ingresan a trabajo de parto con un mal control de su diabetes pueden requerir dosis mayores de insulina. En estos casos, la normoglicemia durante el trabajo de parto no es capaz de prevenir una hipoglicemia fetal en respuesta a un período prolongado de hiperglicemia antenatal.

Cuando la glicemia supera los 140 mg/dl, sin evidencia de resultados adversos neonatales. Lo que sí está establecido que se debe evitar alcanzar glicemias sobre 180 mg/dl, lo que se asocia con hipoglicemia neonatal.

En mujeres con DM tipo 1, está demostrada la necesidad de una infusión basal de insulina para mantener euglicemia durante la fase latente de un parto espontáneo o inducido. A medida que el trabajo de parto avanza, el requerimiento de insulina baja casi cero y aumenta el requerimiento de glucosa en 2,5 mg/kg/minuto (en infusión) para mantener una glicemia entre 70 y 90 mg/dl; requerimiento análogo al observado con el ejercicio vigoroso y sostenido.

Mediciones cada dos a cuatro horas durante la fase latente, y cada una a dos horas durante la fase activa, y cada hora durante la infusión de insulina.

Las mujeres con DG, tanto las que logran buen control metabólico solo con medidas médico nutricionales, como las que requirieron insulina durante la gestación, excepcionalmente van a requerir insulina durante el trabajo de parto. Por esta razón, bastaría medir la glicemia capilar al momento de la hospitalización y cada cuatro a seis horas.

Tratamiento médico del parto

Durante el trabajo de parto activo, espontáneo o inducido, se administra solución glucosada al 5% más electrolitos, a 125 ml/hora. Si la inducción es programada, se suspende la dosis habitual de insulina y se efectúan controles de glicemia al inicio y cada 1-2 horas. Simultáneamente se comienza una infusión endovenosa continua (con infusor o microgoteo pediátrico) con insulina.

Tabla 3: Ajuste de la dosis de insulina en infusión endovenosa durante el trabajo de parto

 

Glicemia mg/dl* Insulina U/hora
<90 Suspender goteo
90-110 0,5
111-140 1,0
141-170 1,5
171-200 2,0
>200 2,5

*Muestras en sangre capilar procesadas con cintas reactivas en sensores glicémicos.

La velocidad de infusión depende del sistema utilizado.

  1. Micro infusores. Preparar 50 U insulina cristalina en 500 ml solución fisiológica. Velocidad inicial de infusión 2,5 ml/hora (0,25 U/hora).
  2. Infusión por microgoteo. Preparar 5 U insulina cristalina en 500 ml de solución fisiológica. Velocidad inicial 25 ml/hora (0,25 U/hora).

Si el trabajo de parto fue espontáneo y con la dosis de insulina ya colocada, se administra solución glucosada al 5%, 200 ml/hora monitoreando la glicemia; si ésta es >120 mg/dl, se agrega insulina. La infusión se suspende una vez producido el parto. Si se trata de una DM tipo 1, es importante no suspender la insulina NPH de la noche previa y, si la inducción tarda en la fase activa, indicar 2/3 de la dosis matinal.

Operación cesárea

La cesárea electiva debe ser programada a primera hora de la mañana, particularmente en una mujer con DM tipo 1; debe colocarse su dosis habitual de NPH nocturna. Se debe suspender la dosis matinal de insulina y dejar a la mujer con régimen cero, sin embargo, si la cirugía se retrasa hasta la tarde, dar una dosis basal de insulina (aproximadamente un tercio de la dosis de insulina NPH de la mañana) con una infusión de suero glucosado al 5% para evitar una cetosis. El control de la glicemia post-operatorio se realiza cada dos horas hasta que se estabiliza (70 a 150 mg/dl); se administra una solución glucosada al 5% para evitar cetosis.

En la cesárea de urgencia, se inicia la intervención bajo solución glucosada y sólo se indica insulina si la glicemia es >120 mg/dl. La anestesia debe ser raquídea o epidural, para evitar la depresión fetal.

Inducción del trabajo de parto

Se procede del mismo modo que con la cesárea, idealmente programar la inducción para primera hora de la mañana; la mujer se debe haber administrado su dosis habitual nocturna de NPH.

La mañana de la inducción, se reduce la dosis de insulina (NPH e insulina rápida) en 50%, y se solicita a la mujer que ingiera un desayuno liviano. Como el trabajo de parto puede durar muchas horas, se permite la ingesta oral y se monitorea la glicemia capilar pre y post-prandial y al acostarse, titulando la glucosa con insulina de acción corta. Durante la fase latente del pre-parto, si la mujer tiene una ingesta adecuada, no es necesario glucosa endovenosa, sin embargo, siempre es deseable mantener una vía venosa permeable para la administración de medicamentos o en emergencias.

Control glicémico en el puerperio

En el período inmediato posparto, después del alumbramiento de la placenta, el estado de resistencia a la insulina que caracteriza al embarazo desaparece en forma rápida. Los niveles de glicemia en las mujeres DPG deben ser controlados ya que los requerimientos de insulina bajan en forma muy importante. Pasadas las 48 horas posparto, los requerimientos posteriores de insulina son iguales o inferiores a los existentes antes del embarazo. Es más, en mujeres con DM tipo 2 puede no requerirse.

Tabla 4: Escala sugerida para el manejo de los niveles de glucosa en el puerperio

 

Valores de glicemia

(mg/dl)

Mujeres insulino- sensibles* Mujeres insulino- resistentes* El resto de las mujeres
PP Al acostarse PP Al acostarse PP Al acostarse
<150 0 0 0 0 0 0
<150-200 0 0 4 2 2 0
201-250 2 0 8 4 4 0
251-300 3 1 12 6 8 4
301-350 4 2 16 8 8 4
351-400 5 3 20 10 10 6

PP: preprandial (antes de las comidas)

*Se asume que las mujeres delgadas y DM tipo 1 son con alta probabilidad insulinosensibles, mientras que las mujeres obesas con DM tipo 2 serían insulinorresistentes.

Las mujeres con DM tipo 1 con parto vaginal y que pueden alimentarse requieren un tercio a la mitad de la insulina NPH preparto para las necesidades basales posparto. También sus necesidades de insulina rápida preprandial deben ser reducidas en esta misma proporción.

Las mujeres con DM tipo 2 pueden no requerir ninguna medicación durante las primeras 24 a 48 horas posparto. Si requieren insulina y se están alimentando pueden empezar con 0,2 U/kg posparto. Alternativamente, se puede iniciar tratamiento con HO, metformina o glibenclamida después de 24-48 horas y antes del alta. Lo habitual es que las mujeres con DM tipo 2 solo deban hacerse automonitoreo con glicemia capilares durante los primeras semanas posparto.

Las mujeres con DG con glicemias capilares <126 mg/dL posparto, deben ser aconsejadas a continuar con su régimen alimenticio, realizar actividad física y mantener un peso saludable para prevenir una diabetes en el futuro. Deben hacerse una PTGO a las 6 u 8 semanas posparto para definir su estatus glicémico. No está indicado se realicen automonitoreo de la glicemia después del alta hospitalaria.

Hipoglicemiantes orales (HO)

El uso de HO en mujeres con DM tipo 2 no embarazadas es común. Sin embargo, la recomen- dación de expertos en base a consenso aconsejan descontinuar estos fármacos e iniciar tratamiento con insulina lo antes posible durante el embarazo, por aprensiones en la capacidad de estos fármacos en lograr un adecuado control glicémico y potenciales efectos en el feto y recién nacido por el traspaso transplancentario de estos agentes.

No se recomienda iniciar tratamiento con HO durante el embarazo. El uso de metformina o glibenclamida será reservado para casos seleccionados y bajo un protocolo de tratamiento. Sin embargo, en aquellas mujeres que se embarazan mientras están en tratamiento con metformina (ej: síndrome ovario poliquístico), se sugiere continuar con el tratamiento hasta que sea evaluada por un médico especialista.

9.    Resolución del parto

Diabetes  pregestacional

La evidencia muestra que las mujeres con diabetes tienen una mayor tasa de inducción del parto y de cesárea que aquellas que no tienen diabetes. Estas intervenciones tendrían como objetivo prevenir mortinatos y distocia de hombro, condiciones asociadas a la macrosomía. Sin embargo, se observa que la tasa de cesáreas se mantiene elevada aun cuando la diabetes esté controlada y sin presencia de macrosomía.

La inducción del parto de rutina en mujeres con DPG a las 38-39 semanas reduce el riesgo de mortinatos y de distocia de hombro sin aumentar el riesgo de cesárea. Sin embargo, no existe evidencia suficiente para determinar la edad gestacional precisa para hacer la inducción electiva. Los expertos han destacado la necesidad de hacer un balance entre el riesgo de inmadurez pulmonar del feto asociado con una inducción a la semana 36-37 de gestación vs el riesgo de un mortinato asociado a una inducción más tardía.

En mujeres con un mal control metabólico, se sugiere realizar una amniocentesis antes de la semana 39 de gestación para determinar madurez pulmonar fetal. En algunas mujeres con vasculopatía, nefropatía, mal control metabólico o con el antecedente de mortinato podría estar indicado adelantar la fecha del parto. Un manejo expectante más allá de la fecha estimada de parto no es recomendable. Aun cuando la estimación del peso fetal por ultrasonido podría descartar macrosomía, este examen no ha demostrado ser más certero que la evaluación clínica para determinar el tamaño de fetos grandes. Para prevenir un parto traumático en mujeres con DPG, se puede considerar realizar una cesárea si el peso estimado del feto es mayor de 4.500 g. La inducción del parto en embarazos en que se sospecha macrosomía, no ha demostrado reducir el trauma del parto y puede aumentar la tasa de cesáreas. Si bien existen complicaciones relacionadas al parto vaginal, la diabetes por sí sola no debe ser considerada contraindicación para parto vaginal, incluso en mujeres con el antecedente de una cesárea previa.

Diabetes gestacional

En gestantes con DG y buen control metabólico y sin otras complicaciones la conducta puede ser expectante. Aun cuando la evidencia no es concluyente, parece razonable que aquellas mujeres con DG y mal control metabólico o una condición médica concomitante (ej. hipertensión) se sugiere la inducción a las 38 semanas de gestación, después de la confirmación de la madurez pulmonar fetal.

Cuidados neonatales

Riesgos del hijo de mujer diabética (HMD) y cómo minimizarlos

Existe una mayor frecuencia de complicaciones neonatales en hijos de mujeres que cursan el embarazo con diabetes, ya sea DG o DPG; de ahí la importancia de un reconocimiento precoz de la patología para mejorar su manejo. Es así como el HDM con DPG tiene un mayor riesgo de enfermedades congénitas y mortalidad perinatal,  mientras que el hijo de mujer con DG tiene un mayor riesgo de macrosomía e hipoglicemia neonatal.

Los efectos neonatales están en función del grado de control de la diabetes durante el embarazo. El fenotipo del HMD permite identificar al niño de mayor riesgo: recién nacido grande para edad gestacional, con incremento del peso, tanto para edad gestacional como para talla, con gran depósito de tejido adiposo subcutáneo y visceral. La hiperglicemia y el hiperinsulinismo secundario es la principal causa de la macrosomía, pero hay evidencias que aun con control adecuado de la glicemia, el ambiente metabólico materno y las modificaciones placentarias también contribuyen al sobrecrecimiento y a los cambios epigenéticos observables.

Dentro de los factores de riesgo analizados en la literatura se encuentran la diabetes diagnosticada precozmente en el embarazo, niveles de glicemia marcadamente elevados y de difícil manejo, IMC preconcepcional >25, alta sospecha de DPG no diagnosticada ni tratada. El número de defectos del tubo neural es más frecuente en el HMD en comparación a la población general.

Macrosomía y traumatismos del parto

Se define como RN por sobre los 4 ó 4,5 kg, no considera la edad gestacional ni tampoco su potencial genético, por lo que en muchas ocasiones también se incluye su fenotipo para caracterizarlo.

La presencia de macrosomía u órganomegalia es atribuida a la presencia de hiperinsulinismo fetal secundaria al paso de altas concentraciones de glucosa desde la mujer al feto a través de la placenta. La macrosomía aumenta el riesgo de complicaciones durante el trabajo de parto, con un mayor riesgo de retención de hombros, fractura de clavícula y húmero y de parálisis o paresia del plexo braquial, complicaciones que deberán buscarse dirigidamente en el examen físico posparto.

Puerperio y cuidados postnatales

Tamizaje posparto de prediabetes y DM2 en la mujer con DG

El diagnóstico de DG implica una mayor probabilidad de mantener un estado hiperglicémico después de finalizado el embarazo, con el consecuente aumento del riesgo cardiovascular.

Intervenciones efectivas para retrasar la aparición de DM tipo 2 luego de un embarazo complicado por DG

La escasa evidencia disponible con respecto a las intervenciones para prevenir el desarrollo de DM tipo 2, específicamente en mujeres con DG, independiente de la calidad, dificulta hacer una recomendación debido al número pequeño de individuos. Se debe ofrecer consejería en estilos de vida saludable a toda mujer con DG y considerar el uso de farmacoterapia caso a caso.

Tamizaje

Se recomienda el tamizaje de DM entre 6 a 12 semanas posparto. El examen de preferencia es la PTGO por su mejor sensibilidad para detectar intolerancia a la glucosa que la glicemia en ayunas. Con seguimiento periódico y a largo plazo de estas mujeres, basado en su alto riesgo de progresión a DM tipo 2.

La detección temprana de los estados “pre-diabéticos” en las mujeres con DG es imprescindible, el tamizaje debe realizarse 6 a 12 semanas posparto con una PTGO. De ser negativo, el tamizaje deberá repetirse cada 3 años como parte del Examen de Medicina Preventiva.

11. Colestasia intrahepática del Embarazo

XII. COLESTASIA INTRAHEPÁTICA DEL EMBARAZO

1. Introducción

La colestasia intrahepática del Embarazo (CIE) es una enfermedad propia del embarazo caracterizada por un alza de los ácidos biliares plasmáticos y un aumento en la frecuencia de algunas complicaciones maternas y fetales. Aunque descrita por primera vez en 1883, se caracterizó clínicamente en 1950 como “prurito intenso con o sin ictericia, de aparición durante el embarazo, con resolución pronta posparto y recurrencia en siguientes embarazos”.

Epidemiología

La incidencia tiene variaciones según el área geográfica estudiada. Presenta una alta, aunque oscilante prevalencia en Chile y Escandinavia, siendo infrecuentemente diagnosticada en otros lugares del mundo. Este es uno de los elementos más curiosos asociados a la enfermedad, pues a partir de 1970 su incidencia ha disminuido en estas dos regiones, sin una explicación convincente. En Chile, previo a 1985 la incidencia de la enfermedad era de hasta un 15%, mientras que hoy en día no supera el 2% de los embarazos. La prevalencia actual de esta condición en Chile oscila entre un 1 a 2% de los partos.

2. Cuadro clínico

Características clínicas que presenta la Colestasia Intrahepática del Embarazo

  • La CIE debe considerarse un diagnóstico de exclusión, descartando patologías médicas asociadas a prurito y/o ictericia. Recomendación C.
  • El diagnóstico debe ser principalmente clínico, con prurito generalizado de predominio palmo-plantar nocturno a partir del tercer trimestre de embarazo. Recomendación C.
  • Para considerarlo una CIE, la sintomatología debe ceder completamente en el período posparto.  Recomendación C.
  • Alteraciones en los niveles de pruebas hepáticas deben considerarse en el diagnóstico de severidad de CIE, no siendo necesario para su forma leve. Recomendación C.

Las mujeres afectadas por CIE presentan prurito generalizado, principalmente en las palmas y las plantas, de predominio nocturno, no asociado a lesiones de la piel, que aparece en la segunda mitad del embarazo, permanece hasta el final de la gestación y desaparece algunos días después del parto, usualmente dentro de los primeros 10 días posparto, aunque se han descrito persistencias mayores a ocho semanas. Ocasionalmente ha sido reportada en la primera mitad de la gestación.

Ante presentaciones clínicas atípicas debe hacerse un esfuerzo por realizar diagnóstico diferencial con otras condiciones (Tabla 1).

En un grupo de mujeres (10 a 12%) es posible observar ictericia leve, asociado a hiperbilirrubinemia de predominio directo. Así como el prurito, usualmente la ictericia progresa a medida que avanza la gestación.

El diagnóstico de esta enfermedad es eminentemente clínico y no requiere de exámenes de laboratorio, excepto cuando se desea hacer el diagnóstico diferencial con otras enfermedades o presenta un cuadro atípico (Tabla 1).

Tabla 1:

Diagnóstico diferencial de la CIE

1.   Hepatitis viral
2.   Colelitiasis-colédocolitiasis.
3.   Cirrosis biliar.
4.   Enfermedades parasitarias.
5.   Enfermedades  dermatológicas.
6.   Trastornos metabólicos (Insuficiencia Renal Crónica, Diabetes Mellitus, Patología tiroídea)

Particular atención debe concederse a la coexistencia con náuseas y vómitos muy intensos, otros síntomas digestivos, ictericia severa, así como la presencia de compromiso importante del estado general o hipertensión arterial. En esta situación, debe sospecharse la existencia de otras condiciones, especialmente aquellas asociadas a complicaciones de la preeclampsia. Ocasionalmente puede presentarse esteatorrea intensa que disminuya los niveles hepáticos de vitamina K y por lo tanto interfiera con la síntesis de los factores de coagulación y reducción en los niveles de protrombina.

El principal marcador bioquímico hoy conocido de esta condición es un incremento en los niveles plasmáticos de los ácidos biliares, especialmente ácido cólico y quenodeoxicólico, los cuales se incrementan entre 10 a 100 veces respecto de embarazadas sin CIE. Sin embargo, sólo un 50% de las mujeres presentan un aumento en sus niveles plasmáticos en ayunas o postprandial. Adicionalmente existe hasta un 10% de embarazadas sanas, asintomáticas con aumento de ácido cólico en plasma. Sólo 2 a 3% de esas personas desarrollan CIE posteriormente en la gestación. El aumento de los niveles de bilirrubina es en general moderado en un 10 a 15% de las mujeres, y rara vez supera los 3 mg/dl, aunque valores superiores a 1,8 mg/dl han sido utilizados para definir su forma ictérica.Los niveles de transaminasas pueden elevarse aunque usualmente en forma moderada (entre 2 a 10 veces especialmente ALT). Recientemente se ha reportado que un aumento en los niveles plasmàticos de Glutatión- S -transferasa alfa, una enzima de detoxificación hepática que aumenta en el daño hepático agudo, aumenta precozmente en esta condición, por lo que se ha sugerido de utilidad para su diagnóstico. Desde un punto de vista anatomopatológico, existe una colestasia intrahepática moderada demostrada por acumulación de pigmentos biliares en el hepatocito y tumefacción de los canalículos biliares. La microscopía electrónica muestra dilatación de los capilares biliares con microtrombos de bilis, pero arquitectura lobulillar conservada.

3. Efectos de la enfermedad sobre la mujer y el feto

3.1.    Efectos que produce la CIE en el pronóstico materno

  • Ante el diagnóstico de CIE se debe considerar una patología de bajo riesgo materno, independiente de la presencia de alteraciones en la función hepática. Recomendación C.
  • Se recomienda que durante la consejería de una mujer afectada por CIE, se mencione la alta probabilidad de recurrencia en gestaciones futuras. Recomendación C.

Se describe que el pronóstico materno es bueno, con una mejora rápida del prurito en el período posparto. Las alteraciones bioquímicas, cuando las hay, también retornan a la normalidad las primeras semanas después del parto. El riesgo de recurrencia en embarazos posteriores es del 50 a 60%. El riesgo de colelitiasis aumenta 2 a 7 veces. Adicionalmente se han descrito alteraciones en el control glicémico, función tubular renal, función intestinal y producción de prolactina. Todas estas alteraciones son leves y transitorias y no se han descrito casos de falla hepática severa o persistente luego de un episodio de CIE.

3.2.    Efectos que produce la CIE en el feto

  • Se recomienda instruir a la mujer sobre las eventuales complicaciones fetales asociadas a la CIE. Recomendación C.
  • No se recomienda el uso de monitorización electrónica fetal antenatal, Doppler de arteria umbilical o perfil biofísico como predictor de muerte intrauterina en mujeres con CIE. Recomendación C.

No se conoce la causa para estos problemas, pero se consideran posiblemente consecuencia de un aumento de los ácidos biliares en la circulación fetal. Esto considerando los mayores niveles de ácidos biliares en líquido amniótico, meconio y sangre de cordón umbilical. Además estudios en tejido placentario,  han evidenciado una reducción del transporte de ácidos biliares del feto a la mujer, como resultado de una reducción del transporte independiente de ATP, lo que llevaría a un aumento en los niveles en la circulación fetal. Se han demostrado trastornos del metabolismo energético del eritrocito fetal y alteraciones de la función placentaria encontrándose una reducción de la actividad de las enzimas que metabolizan esteroides y xenobióticos. Aunque la CIE se ha asociado en el pasado con una mayor incidencia de meconio en el líquido amniótico, parto prematuro y muerte fetal intrauterina, estudios realizados durante los últimos años, muestran que junto con disminuir su frecuencia, la enfermedad ha atenuado significativamente su impacto sobre el pronóstico fetal.

En mujeres con CIE se ha demostrado que existe una anormalidad en la arquitectura de la actividad contráctil uterina durante el embarazo y una mayor sensibilidad del miometrio a la ocitocina. Esto podría explicar el aumento en la incidencia de parto prematuro reportado para esta condición.

La CIE se ha asociado a una tasa de muerte fetal de 12 a 30 por mil nacidos vivos. Sin embargo, los métodos conocidos de evaluación de bienestar fetal no han demostrado utilidad para diagnosticar los individuos en riesgo de presentarla. He J et al evaluó a 21 casos de muerte fetal en mujeres con CIE, no pudiendo demostrar una relación de las pruebas de bienestar fetal antenatal con la predicción de muerte fetal. Tampoco el estudio anatomopatológico fetal o placentario han dilucidado la causa de estas muertes abruptas. Como mecanismo causal, se ha propuesto que niveles elevados de ácidos biliares fetales generan arritmias, que en casos extremos podrían producir una muerte súbita fetal. Esto es biológicamente posible pero no ha sido demostrado en humanos. Estudios en cardiomiocitos únicos de rata tratados con ácido taurocólico, muestran una anormalidad contráctil reversible y en cultivo muestran anormalidades para generar actividad contráctil sincronizada. Estas alteraciones se revierten al adicionar ácido ursodeoxicólico (URSO).

4. Manejo clínico y tratamiento

4.1.    Componentes principales en la atención de una mujer con CIE

  • Ante una mujer con CIE se recomienda control semanal en nivel primario de salud. Recomendación C.
  • Se recomienda derivar a nivel secundario a toda mujer con sospecha de CIE de presentación atípica o severa. Recomendación C.
  • Ante ausencia o disminución de movimientos fetales se recomienda derivar en forma inmediata a Servicio de Urgencia Maternidad correspondiente. Recomendación C.

En la gran mayoría de los casos las mujeres con CIE pueden ser manejadas en un nivel primario de salud. Es recomendable efectuar controles semanales desde el momento del diagnóstico, habiendo realizado previamente un esfuerzo en el diagnóstico diferencial, especialmente si hay síntomas o signos que sugieran una evolución atípica (Tabla 2).

Tabla 2:

Evoluciones  Atípicas
1.   Presentación en primera mitad de la gestación.
2.   Persistencia mayor a 8 semanas posparto.
3.   Compromiso del estado general severo persistente.
4.   Ictericia severa.
5.   Dolor abdominal o vómitos persistentes.
6.   Asociación a Hipertensión o trombocitopenia.

En los controles se evaluará:

  • Percepción de movimientos fetales.
  • Aparición de coluria e ictericia.
  • Evolución del prurito.
  • Aparición de enfermedades asociadas.

4.2.    ¿Existe un tratamiento farmacológico eficaz en el manejo de mujeres con CIE?

  • No se recomienda el uso de antihistamínicos, fenobarbital, S-adenil Metionina o epomediol como tratamiento de mujeres con CIE, dado su ineficacia en la disminución de las complicaciones perinatales. Recomendación C.
  • Se recomienda el uso de ácido ursodeoxicólico en el manejo de mujeres con CIE dado su superioridad sobre otros fármacos y reducción de la morbilidad perinatal asociada. Recomendación A.

El parto es el único tratamiento demostradamente eficaz para la CIE.

En general, el tratamiento medicamentoso de la CIE no ha sido exitoso. Entre las drogas utilizadas podemos mencionar: Colestiramina, fenobarbital, S- Adenil Metionina y epomediol, todas ellas capaces de producir algún alivio sintomático del prurito, escasa o nula mejoría de los parámetros bioquímicos hepáticos y ningún cambio en el pronóstico fetal.

Se sugiere que el tratamiento con Ácido Ursodeoxicólico (URSO) podría impactar positivamente en el prurito materno y la inflamación hepática. El URSO presenta diferentes mecanismos de acción, estimulando la secreción biliar por modificaciones post transcripcionales en diferentes transportadores (BSEP, MRP4 y MRP3), actúa como antipoptótico y reduce los niveles de 17B Glucurónido, un metabolito de estrógenos fuertemente colestásico.

Diversos estudios y ensayos clínicos sugieren un efecto benéfico de URSO sobre la función hepática materna y sobre la evolución neonatal. No se logró demostrar efecto en la mortalidad fetal o neonatal, posiblemente por insuficiente número de mujeres.

4.3.    ¿Cuál es el mejor momento del parto en mujeres con CIE?

  • En mujeres con CIE moderada se recomienda el parto desde las 38 semanas. Recomendación C.
  • En mujeres con CIE severa o ictérica se recomienda interrupción del embarazo desde las 36 semanas, o antes, ante la presencia de meconio en líquido amniótico. Recomendación C.
  • Se recomienda el uso de tocolíticos ante la presencia de dinámica uterina previo a las 35 semanas. Recomendación C.
  • La vía de parto se decidirá según condiciones obstétricas, siendo de preferencia la inducción de parto. Recomendación C.

En ausencia de anormalidades asociadas, se sugiere la interrupción del embarazo desde las 38 semanas de gestación en función de las condiciones obstétricas. Sin embargo, ante la aparición de ictericia, enfermedades asociadas o prurito invalidante debe ser referida a un nivel secundario de atención. En dicho lugar se realizará una evaluación, buscando elementos que hagan requerir la interrupción de la gestación por causa materna o fetal. En el caso de la ictericia, luego del diagnóstico diferencial con otras condiciones, se procederá a la interrupción de la gestación a partir de las 36 semanas, previa comprobación de la madurez pulmonar fetal.

Rara vez se requerirá hospitalización para el manejo de esta condición. Esta se reserva para casos de prurito invalidante, o cuando hay asociación con otra condición patológica que requiera manejo hospitalario. El método de vigilancia fetal utilizado en CIE ictérica es semejante al esquema planteado en el capítulo de métodos de vigilancia antenatal. La tocolisis profiláctica no está indicada. Se utiliza tocolisis terapéutica en casos de síntomas de parto prematuro menor a 35 semanas.

Ante la existencia de patologías asociadas a la CIE, se decide el momento de la interrupción dependiendo del tipo y severidad del cuadro coexistente.

La inducción del parto, es el método de elección para la interrupción del embarazo. Esta será con monitorización electrónica de la frecuencia cardíaca fetal o con auscultación intermitente cada 20 a 30 minutos. La operación cesárea se reserva para los casos en que la vía vaginal esté contraindicada o la inducción haya fracasado.

En suma, el tratamiento de la CIE es la interrupción del embarazo con vigilancia de la unidad fetoplacentaria adecuada. En mujeres muy sintomáticas, con alteración del laboratorio hepático o altos niveles de ácidos biliares, está indicado el uso de ácido ursodeoxicólico 15 mg/kg/día (250-500 mg 2 a 3 veces al día) (Tabla 3).

Tabla 3:

Resumen del manejo de la mujer con CIE
1. Controles semanales desde el diagnóstico. Evaluar condición fetal.
2.   Controlar pruebas hepáticas.
3.   Establecer si hay aparición de ictericia y progresión del prurito.
4.   Considerar el uso de ácido ursodeoxicólico 10-15 mg/kg/día en dos a tres tomas diarias.
5. Interrupción del embarazo desde las 38 semanas según condiciones cervicales y desde las 36 semanas en casos con ictericia.
6.   Vía del parto se decidirá según indicaciones obstétricas habituales.

Con respecto a las consecuencias a largo plazo, se ha asociado la CIE a mayor frecuencia de hipotiroidismo, cáncer de mama y enfermedad hepato biliar.

La contracepción hormonal no está contraindicada en forma absoluta, si la función hepática es normal.

10. Metrorragias de la segunda mitad de la gestación

III. METRORRAGIAS DE LA SEGUNDA MITAD DE LA GESTACIÓN

1. Introducción

El sangrado genital en cualquier momento del embarazo es motivo de preocupación, pero es sólo después de las 24 semanas de edad gestacional, que su manejo se ve marcadamente influenciado por la posibilidad de sobrevida fetal. Entre el 2 y 5% de las embarazadas sufre de hemorragia genital en algún momento de la segunda mitad de su embarazo. Las principales causas se pueden clasificar en ginecológicas y obstétricas. Entre las causas obstétricas cabe destacar el desprendimiento prematuro de placenta normoinserta (DPPNI) y la placenta previa (PP). Además, existe un grupo importante de casos en los cuales no es posible identificar la etiología del sangrado y que se clasifican como metrorragias “idiopáticas” (ver tabla 1).

La metrorragia de la segunda mitad del embarazo ocupa en nuestro país uno de los primeros lugares como causa de mortalidad materna después de la hipertensión y el aborto y constituye una causa importante de los ingresos de mujeres obstétricas a las unidades de tratamiento intensivo. La mortalidad perinatal se debe principalmente a su asociación con prematurez e hipoxia intrauterina.

Tabla 1: Causas de metrorragia durante la segunda mitad del embarazo

 

Momento del embarazo

 

Anteparto

•     Metrorragia “idiopática”

•     Desprendimiento prematuro de placenta

•     Placenta previa

•     Rotura de las membranas

 

Intraparto

•     Desprendimiento prematuro de placenta

•     Placenta previa

•     Rotura uterina

•     Vasa previa

 

2. Evaluación inicial de la mujer

2.1     Evaluación del estado general y edad gestacional

En decúbito lateral, establecer signos vitales maternos y auscultación de latidos cardiofetales (LCF). Examen obstétrico abdominal, altura y tono uterinos. Especuloscopía para precisar cuantía y excluir causas ginecológicas de genitorragia.

No realizar tacto vaginal si no se ha verificado que la placenta esté normoinserta. Precisar la edad gestacional utilizando la fecha de última regla (FUR), las ecotomografías previas y/o la ultrasonográfica actual, en ausencia de otros datos.

Causas ginecológicas de metrorragia:

  • Cervicitis.
  • Erosiones cervicales.
  • Pólipos endocervicales.
  • Cáncer cervicouterino.
  • Infecciones vaginales.
  • Várices vaginales y/o vulvares.
  • Cuerpos extraños.
  • Laceraciones genitales.

2.2     Historia dirigida a precisar la causa

Características de la hemorragia, inicio, color, dolor, contracciones uterinas, antecedentes de traumatismo, presencia de hipertensión arterial, compromiso fetal, episodios previos de genitorragia, resultado del último Papanicolau, antecedentes de cirugías uterinas (cesáreas, miomectomías), consumo de cocaína y tabaquismo (ver tabla 2). Recordar que la metrorragia puede ser la primera manifestación de una rotura prematura de membranas.

Tabla 2: Diagnóstico diferencial entre DPPNI, placenta previa y rotura uterina 

tabla 2 metrorragia.png

 

3. Ultrasonografía al ingreso

Localización placentaria, vitalidad fetal, perfil biofísico (PBF), estimación de peso fetal (EPF) y de la edad gestacional si no se dispone de información previa, evaluación del líquido amniótico (LA), localización del cordón umbilical y otros.

4. Manejo inicial y laboratorio

  1. Vía venosa permeable.
  2. Hospitalización en área de preparto, a fin de permitir una observación estricta de la condición hemodinámica (pulso, presión arterial, cuantía de la hemorragia, diuresis, evaluar la necesidad de monitorizar presión venosa central).
  3. Monitorización fetal (en gestaciones mayores de 26 semanas, potencialmente viables).
  4. Solicitar hematocrito, clasificación de grupo y Rh en toda mujer. Pruebas cruzadas ante la necesidad de transfusión.
  5. Estudio de coagulación en DPPNI o sospecha de coagulopatía por pérdida de sangre.
  6. Solicitar recuento plaquetario, tiempo de protrombina (TP, INR), tiempo de tromboplastina parcial activada (TTPK) y, en los casos con coagulopatía evidente solicitar fibrinógeno, dímero-D y productos de degradación del fibrinógeno (PDF).

5. Placenta previa

5.1     Definición y clasificación

La placenta previa es aquella que se inserta en el segmento inferior del útero. Tradicionalmente se ha clasificado dependiendo de su ubicación en relación al orificio cervical interno en placenta previa oclusiva total, oclusiva parcial, marginal y de inserción baja. Hoy en día, gracias al empleo del ultrasonido es posible definir en forma simple y precisa la relación del borde inferior de la placenta con el orificio cervical interno (ver tabla 3).

Tabla 3: Clasificación ultrasonográfica de la placenta previa

Tipo

Descripción

Oclusiva total

La placenta cubre completamente el orificio cervical interno y se extiende hacia la pared uterina opuesta

Marginal

El borde placentario se relaciona con el orificio cervical interno, sin sobrepasarlo

Inserción baja

El borde placentario no se relaciona con el orificio cervical interno, pero se encuentra a menos de 30 mm de éste.

 

5.2     Frecuencia y mortalidad

Se presenta en alrededor del 0.5% del total de los partos. En las ecotomografías de rutina del segundo trimestre, la placenta puede relacionarse con el orificio cervical interno hasta en un 6% de las mujeres. Este hallazgo no debe ser considerado de alarma en ausencia de sintomatología, ya que alrededor del 90% de las placentas previas diagnosticadas antes de las 20 – 24 semanas están normoinsertas al término.

La mortalidad materna debida a placenta previa es muy rara y de ocurrir se debe al sangrado masivo con o sin coagulación intravascular diseminada (CID).

5.3     Condiciones  asociadas

La etiología exacta de placenta previa se desconoce. A continuación se enumeran los factores de riesgo asociados con la enfermedad.

Factores de riesgo placenta previa

  • Antecedente de cicatrices anteriores.
  • Edad mayor a 35 años.
  • Multiparidad.
  • Antecedente de legrado uterino.
  • Embarazo gemelar.
  • Tabaquismo.
  • Residencia en altura.
  • Miomas uterinos.

De especial importancia actual son los antecedentes de cesárea anterior y la edad materna avanzada, debido al notorio aumento de los partos por operación cesárea en nuestro país y a la postergación del momento en que las mujeres deciden embarazarse. Además, la mujer que tiene el antecedente de cicatrices de cesáreas previas y presenta una placenta previa tiene un riesgo aumentado de acretismo placentario. La mayoría de estos casos ocurren cuando la placenta previa es anterior y se inserta sobre la cicatriz uterina.

5.4     Cuadro clínico

El síntoma más frecuente es la pérdida indolora de sangre fresca, de magnitud variable y curso reincidente. Habitualmente no hay compromiso fetal a menos que exista un importante compromiso materno. Mientras más precozmente se presente el primer episodio, mayor es el riesgo perinatal.

5.5     Diagnóstico

El diagnóstico anteparto de placenta previa se realiza mediante ecotomografía transabdominal y/o transvaginal, confirmando la relación del borde placentario con el cuello uterino. El método transvaginal debe preferirse en mujeres obesas y en placentas de localización posterior. La ecografía transvaginal es un método seguro, puesto que el transductor no requiere contactarse con el cuello uterino para la obtención de imágenes adecuadas.

5.6     Manejo clínico

  • Nivel de atención

La mujer portadora de una placenta previa debe ser derivada a un centro terciario de atención dado que el sangrado puede ser de curso impredecible, la resolución quirúrgica del cuadro no está exenta de riesgos y se debe contar con banco de sangre y unidades de cuidados intensivos para la eventual atención de la mujer y/o del recién nacido.

•      Hemorragia severa y compromiso hemodinámico

Interrupción del embarazo mediante operación cesárea, independiente de la edad gestacional, de la condición fetal o del tipo de placenta previa.

•      Hemorragia moderada y embarazo mayor de 36 semanas

Interrupción del embarazo.

•      Hemorragia moderada y embarazo menor de 36 semanas

  • − Conducta expectante con la mujer hospitalizada para efectuar una estricta vigilancia materna y
  • − Reposo en
  • − Inducción de madurez pulmonar con corticoides si la edad gestacional es menor de 35
  • − Tocolisis si hay actividad uterina
  • − Vigilar hematocrito con el objeto de llegar al parto con valores > 28%.
  • − Ferroterapia
  • − Medidas para facilitar la evacuación

•      Hemorragia leve o intermitente

  • − Privilegiar la hospitalización.
  • − En mujeres cuyo sangrado haya cesado por al menos 48 horas se puede plantear el manejo
  • − Interrupción del embarazo hacia las 36-37
  • − Idealmente confirmar madurez pulmonar previo a la interrupción.
  • − El resto de las indicaciones como en el punto

•      Placenta previa asintomática

Cesárea electiva a las 37 semanas si la placenta es oclusiva. En las placentas marginales o de inserción baja, se puede esperar el inicio del trabajo de parto espontáneo y decidir la vía de parto según la evolución de cada caso.

6. Desprendimiento Prematuro de Placenta Normoinserta (DPPNI)

6.1     Definición

Es la separación de la placenta de su inserción uterina después de las 20 semanas de embarazo y antes del nacimiento del feto.

6.2     Frecuencia y morbimortalidad

Ocurre aproximadamente en el 1% a 2% de todos los embarazos. Puede poner en riesgo la vida de la mujer debido a la hemorragia y/o la coagulopatía de consumo asociada. La mortalidad perinatal depende de la severidad del DPPNI y la edad gestacional en la que se presenta.

6.3     Factores de riesgo para DPPNI

  • Síndrome hipertensivo del embarazo (especialmente preeclampsia e hipertensión crónica severa).
  • Traumatismos abdominales.
  • Mujer fumadora.
  • Abuso de sustancias ( cocaína y alcohol).
  • Descompresión uterina repentina (rotura prematura de membranas, parto del primer gemelo).
  • Antecedente de DPPNI en embarazos previos.
  • Cordón umbilical corto.
  • Malformación uterina.

6.4     Cuadro clínico

Sangrado oscuro, de inicio brusco, cuantía variable y asociado a dolor abdominal. Contractilidad uterina, con polisistolía e hipertono en las formas más graves, lo que ocasiona el compromiso hipóxico fetal. Las formas graves se acompañan de muerte fetal, descompensación hemodinámica materna y coagulación intravascular diseminada. Evidencia sonográfica de DPPNI: imagen retroplacentaria ecorrefringente, heterogénea, que puede aumentar el grosor placentario, con o sin disección de las membranas ovulares. La imagen puede evolucionar hacia la ecolucencia en la medida que el coágulo se desorganiza.

6.5     Clasificación operacional

Con fines prácticos, sugerimos el uso de la clasificación que se muestra en la tabla 4.

Tabla 4: Clasificación de los DPPNI

 

Tipo

Descripción

 

Moderado

Hemorragia escasa o moderada con el útero relajado o irritable, pero sin descompensación hemodinámica CID ni compromiso fetal. Puede seguir curso crónico.

 

Severo

Hemorragia severa o contenida en el hematoma retroplacentario y evidenciada por cuadro clínico y ultrasonido. Hipertonía uterina y descompensación hemodinámica con o sin CID. Compromiso fetal (sufrimiento fetal o muerte).

 

6.6     Manejo clínico

  • Nivel de atención

Las mujeres con DPPNI que se encuentren en situación de urgencia (ver: DPPNI severo), deben ser manejadas por el nivel que recibe a la mujer, procediendo a su traslado a un centro terciario luego de resolver la urgencia y estabilizar a la mujer.

– DPPNI severo

Metrorragia masiva, descompensación hemodinámica materna, CID, hipertonía uterina y/o sufrimiento fetal (con edad gestacional mayor a 25 semanas).

Interrumpir el embarazo de inmediato por la vía más expedita. En caso de óbito fetal, debe favorecerse un parto vaginal, pero es importante recordar que la muerte del feto traduce un desprendimiento masivo, con alto riesgo de descompensación hemodinámica y/o alteración significativa de las pruebas de coagulación.

Evaluación hemodinámica: administrar cristaloides y valorar la necesidad de transfundir glóbulos rojos. Acompañar 1 unidad de plasma fresco congelado por cada 4 U de glóbulos rojos para evitar coagulopatía por dilución. Mantener un hematocrito > 28% y una diuresis > 30 ml/h.

Evaluación hemostática: la CID resulta de la liberación masiva de tromboplastina desde la región del coágulo retroplacentario, con consumo de fibrinógeno y otros factores de la coagulación. Solicitar exámenes de coagulación (ya enunciados al inicio del capítulo) o realizar test de observación del coágulo. Es anormal si no se forma un coágulo a los 6 minutos y latencias mayores a los 30 minutos se asocian con una concentración de fibrinógeno < 100mg/dl (en promedio, cada unidad de crioprecipitado aumenta el fibrinógeno en 5 mg/dl).

  • DPPNI moderado: Si no se presentan las condiciones graves descritas en: DPPNI severo, el tratamiento depende de la edad gestacional:

Edad gestacional mayor a 35-36 semanas: interrupción del embarazo mediante inducción ocitócica o cesárea según condiciones obstétricas. Durante el trabajo de parto, este puede conducirse utilizando las siguientes acciones:

  • Rotura precoz de membranas.
  • Administración de ocitocina si hay incoordinación de la contractilidad uterina.
  • Anestesia peridural.
  • Monitorización continua de la frecuencia cardíaca fetal.

Edad gestacional menor a 35-36 semanas: es posible plantear un manejo expectante con vigilancia estricta, el que debe transcurrir en un centro de atención terciaria:

  • Inducción de madurez pulmonar fetal. Interrumpir el embarazo según evolución clínica.
  • Monitorización de la FCF y PBF cada 48-72 horas. Evaluar cuidadosamente el volumen de líquido amniótico porque existe un porcentaje de mujeres con DPPNI crónico que desarrollan oligoamnios.
  • Doppler umbilical cada 48-72 horas, intercalado con monitorización y PBF.
  • Amniocentesis si se sospecha infección intrauterina subclínica.
  • Si hay contractilidad uterina asociada, valorar individualmente la posibilidad de administrar tocolisis via oral con nifedipino como 1ª línea, en edades gestacionales menores a 32 semanas, que clínicamente impresiona como DPPNI leve. De lo contrario, permitir la evolución espontánea.
  • Histerectomía. Tanto las mujeres que son sometidas a cesárea como aquellas que resuelven el parto por vía vaginal, pueden sufrir una hemorragia uterina como consecuencia de la infiltración hemática del útero (útero de Couvaliere). La decisión de practicar una histerectomía debe tomarse cuando el útero es incapaz de producir retracción y disminución apropiada de la hemorragia luego de masaje, administración de ocitocina La histerectomía debe practicarse precozmente en mujeres con alteraciones de la coagulación.

7. Rotura Uterina

7.1     Definición

Es la solución de continuidad de la pared uterina. Se denomina completa cuando existe compromiso del peritoneo visceral con frecuente extrusión de partes fetales en la cavidad peritoneal. La forma incompleta se caracteriza porque la lesión sólo afecta el miometrio, respetando el peritoneo visceral.

7.2 Factores de riesgo

  • Cicatrices uterinas.
  • Traumatismo uterino.
  • Trabajo de parto prolongado.
  • Maniobra de Kristeller.

Es infrecuente y se asocia a cesárea anterior, maniobras obstétricas (versión fetal, compresión desmedida del fondo uterino), traumatismos, (accidentes automovilísticos, heridas a bala o arma blanca) y trabajo de parto abandonado con desproporción cefalo pelviana.

7.3    Diagnóstico y manejo clínico

Los signos clásicos son: dolor abdominal brusco, sufrimiento fetal agudo, sangrado genital, shock, detención del trabajo de parto (elevación de la presentación al realizar tacto vaginal), palpación fácil de partes fetales por vía abdominal y muerte fetal. El signo más frecuente de sospecha, es la alteración del registro de la frecuencia cardíaca fetal. Su diagnóstico anteparto obliga a una cesárea de urgencia.

Ante el hallazgo de un útero roto, la decisión de practicar una histerectomía debe estar basada en la integridad del órgano y en la percepción razonable de que se dejará un útero que no requerirá reintervenciones por hemoperitoneo. La histerectomía subtotal es una alternativa razonable cuando existen dificultades técnicas o el equipo quirúrgico no es experimentado. Sin embargo, es esencial que el mismo equipo comprometa a la mujer a seguir un programa de pesquisa de patología cervical en forma adecuada. En mujeres con paridad cumplida, es recomendable practicar una salpingoligadura bilateral si se ha decidido conservar el útero.

9. Complicaciones del embarazo gemelar

III.   COMPLICACIONES DEL EMBARAZO GEMELAR

1. Introducción

El embarazo múltiple es una entidad que ha ido en aumento los últimos 20 a 30 años a causa del desarrollo progresivo de técnicas de fertilización asistida (TRA) y del aumento de la edad materna. Las TRA han logrado incrementos variables de embarazos múltiples, dependiendo del grado de complejidad de la técnica utilizada. El uso de inductores de ovulación ha demostrado aumentar en 20% los embarazos gemelares bicigotos, mientras que el uso de técnicas de alta complejidad como la fertilización in vitro (FIV) ha demostrado incrementar hasta 10 veces los embarazos gemelares (tanto bi como monocigotos). Esto ha llevado a diversos países a plantear la transferencia de un embrión como un método de disminuir este problema.

La incidencia de embarazos gemelares varía en distintas zonas geográficas, con frecuencias de 1 de cada 80 a 100 embarazos (1%). Sin embargo, actualmente se describen tasas de hasta un 3%.  Desde el punto de vista de la cigocidad, los gemelos bicigotos poseen una incidencia de 1%, mientras que los monocigotos poseen una incidencia constante de 3,5 x 1.000 nacimientos, siendo un tercio de este grupo monocoriales.

El embarazo múltiple es un embarazo de alto riesgo fetal, pues tiene, entre otros problemas, mayor incidencia de prematurez, restricción del crecimiento fetal, malformaciones congénitas y muerte fetal in útero comparado con las gestaciones únicas.

Existen además complicaciones únicas de los embarazos gemelares como: crecimiento discordante, muerte in útero de alguno de los gemelos, síndrome de transfusión feto-fetal, gemelos monoamnióticos y secuencia de perfusión arterial reversa en uno de los gemelos, que también dan cuenta de un mayor riesgo de estos embarazos. Por otra parte, se ha demostrado en embarazos gemelares que existe un mayor riesgo de morbimortalidad materna.

2. Importancia de realizar el diagnóstico precoz de corionicidad

El diagnóstico ecográfico precoz de corionicidad es lo que señalará el pronóstico y el manejo de los embarazos gemelares. Recomendación B.

Existe clara evidencia que el diagnóstico de embarazo gemelar mejora con el uso rutinario de la ultrasonografía. Lo mismo ocurre con el diagnóstico de corionicidad, estimándose que en el primer o segundo trimestre (< 16 semanas) la ultrasonografía determinará la corionicidad en el 100% de los casos.

El momento ideal para evaluar la corionicidad de un embarazo gemelar es entre las 11 y las 14 semanas.La corionicidad es lo que dará el pronóstico en estos embarazos.

Los embarazos gemelares se clasifican según corionicidad y amniocidad en bicoriales biamnióticos, monocoriales biamnióticos, monocoriales monoamnióticos y siameses.

3. Manejo general de los embarazos gemelares

El control y seguimiento prenatal de estos embarazos, debe realizarse en policlínicos con especialistas en embarazos gemelares, esta estrategia mejora la morbi mortalidad materna e infantil. Recomendación C.

4. Complicación más importante de este tipo de embarazo

El parto prematuro es la complicación más frecuente e importante.

La medición de longitud cervical por ecografía transvaginal, es capaz de detectar acortamiento cervical como predictor de parto prematuro. Recomendación B.

La medición de la presencia de fibronectina fetal es capaz de predecir riesgo de parto prematuro. Recomendación C.

Para la predicción de parto prematuro en embarazos gemelares, existe buena evidencia, avalando la detección del acortamiento cervical por examen digital o por medición ultrasonográfica, como buen predictor del riesgo de parto prematuro. Existe también buena evidencia de que la presencia cervicovaginal de fibronectina fetal (FF), predice un mayor riesgo de parto prematuro, sin embargo, no existen estudios intervencionales bien diseñados para indicar la incorporación del tamizaje rutinario de FF al manejo prenatal de embarazos gemelares.

El reposo en cama ambulatorio o con la mujer hospitalizada, no disminuye el riesgo de parto prematuro.  Recomendación A.

El uso de cerclaje de rutina no disminuye el parto prematuro. Recomendación A.

Se han descrito diversas conductas orientadas a prevenir el parto prematuro,

Por largo tiempo se recomendó el reposo en cama en el hogar o en el hospital para disminuir la tasa de prematurez, sin embargo, los estudios han demostrado que el reposo en cama en el hospital no disminuye la tasa de parto prematuro o la mortalidad perinatal en los gemelares. Por lo señalado anteriormente la hospitalización para reposo en cama como conducta rutinaria no es recomendable. Tampoco existe evidencia que apoye la restricción de actividades o abandono del trabajo.

No se ha demostrado que el cerclaje profiláctico de rutina disminuya el parto prematuro, más bien existe evidencia moderada en contra.  Finalmente, el uso de tocolisis profiláctica con betamiméticos fue analizado en una revisión sistemática publicada en la Cochrane Library en 2008, los autores concluyeron que no hay evidencia suficiente para apoyar o desaconsejar su uso como una estrategia de prevención del parto prematuro en gemelares.

El uso de progesterona no disminuye el riesgo de parto prematuro en embarazos gemelares. Recomendación A.

No existe consenso, respecto al uso de progestinas para prevenir el parto prematuro en embarazos gemelares. Todas las publicaciones hasta la fecha no han mostrado su beneficio. No se recomienda la administración de progestinas de forma rutinaria.

En cuanto al uso de corticoides ante la posibilidad de parto prematuro inminente, los estudios randomizados sobre el uso de corticoides han sido en embarazos únicos, no existen estudios específicos en población de embarazos múltiples, no existe una razón biológica por la cual estos fármacos no beneficiarían a fetos en embarazos gemelares, de modo que las pautas de administración deben seguir las de embarazos únicos.

Complicaciones propias de los embarazos gemelares monocoriales

Las complicaciones asociadas a los gemelos monocoriales, son las siguientes:

  • Síndrome de Transfusión Feto-fetal (STFF): incidencia 1 – 3 x 100.000 RNV.
  • Secuencia Anemia Policitemia (SAP): incidencia 3 a 5% de gemelos monocoriales (espontáneo), 2 a 13% post laser por STFF (iatrogénico).
  • Restricción de Crecimiento Fetal Selectiva (RCFs): incidencia 11 a 14% de gemelos monocoriales.
  • Secuencia Perfusión Arterial Reversa (TRAP): incidencia 1 en 35.000 embarazos, 1% de gestaciones monocoriales.
  • Muerte intrauterina del co-gemelo: incidencia 12% de las gestaciones monocoriales.

5. Diagnóstico de las complicaciones asociadas a los embarazos monocoriales

Sindrome de transfusión Feto-Fetal (STFF)

Es una entidad de diagnóstico ecográfico antenatal que requiere la presencia de oligoamnios (bolsillo vertical máximo BVM ≤ 2cms) y polihidramnios (BVM ≥ 8 cms) en el feto donante y receptor respectivamente, con disminución o ausencia de visualización de la vejiga del feto donante.

La clasificación actual se basa en los criterios descritos por Quintero et al. Diversos autores han intentado incorporar a la práctica clínica nuevas clasificaciones basándose fundamentalmente en la evaluación de la función miocárdica fetal sin embargo, aún no han logrado validarse por falta de estudios prospectivos.

Tabla 1: Clasificación de STFF según Quintero

ETAPA

HALLAZGO  ECOGRÁFICO

Etapa I

Secuencia polihidramnios/anhidramnios (receptor/donante), vejigas visibles.

 

Etapa II

Vejiga de gemelo donante no visible en al menos 60 minutos de observación, Doppler fetal de ambos gemelos dentro de límites normales.

 

Etapa III

Doppler críticamente alterado en cualquiera de los gemelos: arteria umbilical con flujo ausente/reverso al fin de diástole, ductus venoso con flujo reverso, vena umbilical con flujo pulsátil.

Etapa IV

Presencia de ascitis, derrame pleural o pericárdico, edema cutáneo o hídrops presente en uno o ambos gemelos.

Etapa V

Muerte de uno o ambos gemelos.

La evaluación ecográfica entre 11-14 semanas es capaz de identificar aquellos embarazos de más riesgo de presentar STFF. Recomendación C.

Durante el primer trimestre se han podido identificar hallazgos sugerentes de STFF en el examen de rutina a las 11+0 – 13+6 semanas. Matías et al demostraron que la combinación de la presencia de ductus venoso anormal en alguno de los gemelos, combinado con una discordancia de la translucencia nucal Transfusión Nucal (TN) ≥ 0,6mm intergemelar se asocia a un riesgo relativo de STFF de 21 (IC 95% 5,47 – 98,33) (19)

6. Síndrome de Anemia Policitemia (SAP)

Definición: discordancia severa en la concentración de hemoglobina fetal entre ambos fetos, secundario a comunicaciones vasculares placentarias unidireccionales arterio-venosas en vasos de pequeño calibre, sin discordancia de líquido amniótico. El diagnóstico puede ser antenatal o postnatal (tabla 2).

Tabla 2: Criterios diagnósticos de SAP

MOMENTO AL DIAGNÓSTICO

HALLAZGO

Criterios Antenatales

Pick sistólico arteria central media (ACM) > 1,5 MoM gemelo donante y <1,0 MoM gemelo receptor. (10)

Criterios Postnatales

Anemia crónica en el gemelo donante (Hb <11g/dl) y poliglobulia en gemelo receptor (Hb >20g/dl) (21)

 

7. Restricción de Crecimiento Fetal selectiva (RCFs)

Se define como la presencia de un gemelo con un peso estimado inferior al percentil 10, según la curva de edad gestacional. La presencia de una discordancia >25% entre ambos gemelos puede observarse pero no es necesaria para el diagnóstico. El grado de discordancia se determina con la fórmula: (A – B)*100 / A (siendo A el gemelo de mayor peso y B el gemelo de menor peso).

La RCFs se clasifica según los hallazgos del Doppler en la arteria umbilical del feto afectado (tabla 3).

Tabla 3: Clasificación de la RCFs según hallazgos del Doppler

CLASIFICACIÓN

CARACTERÍSTICAS DE DOPPLER UMBILICAL

Tipo I

Doppler arteria umbilical normal.

Tipo II

Doppler arteria umbilical con flujo ausente o reverso a fin de diástole persistente.

Tipo III

Doppler arteria umbilical con flujo ausente o reverso a fin de diástole intermitente.

Secuencia Perfusión Arterial Reversa  TRAP

Corresponde a la situación extrema del STFF, caracterizándose por el flujo sanguíneo desde la arteria umbilical del gemelo bomba hacia la arteria umbilical del gemelo receptor (acárdico) en sentido retrógrado, secundario a comunicaciones arterio-arteriales, retornando la sangre al gemelo bomba por comunicaciones veno-venosas. El traspaso de sangre poco oxigenada al feto receptor trae como consecuencia la alteración del desarrollo de estructuras como cabeza, corazón y extremidades superiores.

Siempre considerar la posibilidad de desarrollo de TRAP posterior a la muerte de un gemelo durante el primer trimestre en gestaciones monocoriales.

8.  Evidencia actual relacionada al manejo antenatal de las distintas complicaciones de las gestaciones monocoriales

Seguimiento y Tratamiento

Sindrome de transfusión Feto-Fetal (STFF)

El tratamiento de elección para el STFF es la coagulación laser de vasos placentarios. Recomendación A.

Una vez diagnosticado un STFF, el seguimiento dependerá de la etapa y la edad gestacional. No existen estudios randomizados que demuestren la periodicidad óptima de la evaluación ecográfica y Doppler. La Sociedad de Medicina Materno-Fetal americana recomienda control semanal con Doppler de ambos fetos y evaluación de líquido amniótico:

  • Etapas II, III y IV: Senat M et al, randomizaron a 72 mujeres de menos de 26 semanas con STFF a fotocoagulación láser y 70 mujeres tratadas con amniodrenaje, demostrando que el láser se asoció a sobrevida significativamente mayor y menor morbilidad neurológica severa. Existe evidencia reciente que la terapia láser, al igual que el amniodrenaje, podría ser efectiva en STFF diagnosticadas sobre las 26 semanas de gestación. En un análisis retrospectivo demostraron que la terapia láser sobre las 26 semanas se asoció a menos morbilidad neonatal severa que el amniodrenaje pero con resultados semejantes de sobrevida. Valsky et al, a su vez compararon la sobrevida de fetos con STFF realizada entre las 26+0 y 28+6 semanas con aquellas realizadas antes de las 26 semanas, demostrando tasas de sobrevida semejantes. Se necesitan estudios randomizados que apoyen la terapia láser sobre las 26 semanas.
  • Etapa V: no existen estudios randomizados que evalúen el manejo de embarazos con STFF y muerte de un gemelo (ver manejo “Muerte intrauterina del co-gemelo”).

Síndrome Anemia-Policitemia (SAP)

No existe evidencia en el manejo óptimo de esta patología.

Todo embarazo gemelar afectado por STFF que haya sido tratado con fotocoagulación láser, debe ser evaluado periódicamente con Doppler de ambos gemelos en busca de signos sugerentes de SAP, sin embargo, aún no hay consenso en la periodicidad. Hasta la fecha no existen estudios randomizados ni multicéntricos que evalúen el manejo ideal de SAP, siendo la evidencia limitada a reporte de casos o series de casos.

El uso de transfusiones intravasculares (TIV) fetales en el feto anémico no ha demostrado mejorar el pronóstico, incluso asociándose a complicaciones en el gemelo poliglobúlico por transfusión excesiva de glóbulos rojos desde el feto anémico.

La fetoscopía láser selectiva no ha demostrado efectividad ya que las comunicaciones vasculares en SAP son de pequeño calibre, no siendo posible identificarlas al momento del procedimiento, asociado a la mayor dificultad técnica por la ausencia de discordancia en líquidos amnióticos. Actualmente está en curso un estudio multicéntrico que busca comparar la técnica de Solomon (no selectiva) con la coagulación selectiva en fetos con STFF y evaluar si la primera se asocia a una menor recurrencia de STFF y menor incidencia de SAP (Solomon Trial).

Restricción de Crecimiento Fetal Selectivo (RCFs)

El manejo de la RCFs depende de la clasificación del feto afectado:

  • RCFs tipo I: debido al buen pronóstico, progresión infrecuente y a su nula a escasa secuela neurológica neonatal e infantil, el manejo expectante con seguimiento ecográfico semanal o bisemanal en busca de progresión al tipo II ha sido planteado como una buena estrategia. En caso de mantener Doppler normal, mantener embarazo hasta cercano al término.
  • RCFs tipo II: este grupo se asocia a un deterioro precoz intraútero en aproximadamente el 90% de los casos, con tasas elevadas de mortalidad tanto del feto afectado (29%) como del feto sano (22%). Reporte de casos han demostrado que el deterioro precoz observado requiere frecuentemente interrupción a las 30 semanas. Sin embargo, debido a las comunicaciones vasculares intergemelares, el deterioro es más lento que en embarazos únicos con Doppler umbilical reverso, siendo peor predictor de muerte fetal que el Ductus venoso (DV). Expertos consideran que ante DV normal, un seguimiento ecográfico semanal con Doppler es razonable, y controles más estrictos si hay alteración venosa fetal. El manejo activo con fotocoagulación láser de las comunicaciones vasculares pudiera plantearse asumiendo un riesgo elevado de mortalidad intrauterina del gemelo RCF (45% vs 41% en manejo expectante) debido a la pérdida de comunicaciones vasculares que compensan en parte su trastorno hemodinámico.  Chaouhi et al evaluaron recientemente a 45 mujeres con RCFs y demostraron que la ligadura del cordón del gemelo RCF ofrece las tasas más altas de sobrevida del gemelo normal en comparación con la fotocoagulación láser de la placenta (90,9% vs 74% respectivamente). A falta de estudios randomizados sobre la terapia más adecuada, la consejería y decisión de los padres debe ser fundamental en la toma de decisión.
  • RCF tipo III: el manejo puede ser expectante o activo. No existen estudios randomizados que establezcan la mejor terapia en RCFs con flujo reverso intermitente umbilical. Opinión de expertos plantean que el manejo expectante debe ser similar al tipo II, seguimientos ecográficos con Doppler semanal si Doppler venoso es normal, o seguimientos más frecuentes con alteraciones venosas iniciales. El manejo activo con mejores resultados de sobrevida del gemelo sano es la coagulación del cordón del gemelo RCF. La fotocoagulación láser se asocia con tasas muy elevadas de mortalidad del feto afectado (75%) durante la primera semana post procedimiento, pero con reducción significativa de mortalidad del gemelo sano.

Secuencia TRAP

El tratamiento de elección es la coagulación vascular del feto arcádico. Recomendación B.

No existe evidencia tipo I que establezca la periodicidad de los controles ecográficos en gemelos TRAP para disminuir la tasa de mortalidad del gemelo bomba. El diagnóstico de TRAP durante el primer trimestre ha demostrado tasas de mortalidad de 33% del gemelo bomba en el intervalo diagnóstico-fetoscopía. Diversos estudios han establecido que el mejor momento para realizar la oclusión vascular del feto acárdico es la semana 16 a 18. Las opciones terapéuticas descritas son la oclusión vascular del cordón (ablación láser, coagulación monopolar o bipolar y embolización) y la coagulación intrafetal (instilación de alcohol, coagulación láser o bipolar). Un estudio comparó ambas técnicas, demostrando que la coagulación intrafetal se asocia con edades gestacionales al parto mayores, tasas menores de rotura de membranas y menores tasas de fracaso. Un estudio reciente no demostró diferencias significativas de sobrevida entre ablación con alcohol intrafetal o coagulación del cordón (60% y 50% respectivamente), siendo consideradas ambas técnicas como alternativas válidas.

9. Muerte Intrauterina del co-gemelo

En presencia de muerte de un gemelo en gestación monocorial se recomienda la evaluación con Doppler de ACM dentro de las primeras 24 horas del diagnóstico. Recomendación B.

Una revisión sistemática de seguimiento prospectivo de casos, demostró que la muerte de un gemelo monocorial posterior al primer trimestre se asocia a un 12% de mortalidad del segundo gemelo, 18% de secuela neurológica y 68% de prematuridad. Hasta la fecha no existen estudios prospectivos randomizados que evalúen el mejor manejo del feto sobreviviente en caso de muerte de un gemelo monocorial. Senat el al evaluaron a 20 gemelos con STFF, con Doppler de ACM dentro de las 24 horas de la muerte de un gemelo, identificando 10 casos con anemia fetal severa que requirieron transfusión intrauterina (TIU). Seguimiento a un año de vida en una serie de casos de STFF con muerte de un gemelo y con TIU dentro de las 24 horas siguientes, ha demostrado un desarrollo neurológico normal en 66,7% de los casos (4/6). La TIU se plantea como una alternativa válida en gestaciones monocoriales con STFF y muerte de un gemelo con alteración del Doppler de ACM dentro de las 24 horas de la muerte.

Momento más indicado para el parto en las gestaciones gemelares monocoriales complicadas

STFF

No existen estudios randomizados ni consensos que definan el mejor momento del parto en embarazos afectados por STFF. Un comité de expertos recomienda que en Etapas I y II, con seguimiento periódico normal, el mejor momento del parto debe ser entre las 34 y 37 semanas. En Etapas III y IV sin otra complicación asociada el parto debiera ser entre las 32 y 34 semanas previo uso de corticoides.

SAP

No existen estudios randomizados ni consensos que definan el mejor momento del parto en embarazos afectados por SAP. Basados en reportes de casos, algunos grupos proponen el manejo según la edad gestacional al diagnóstico. En embarazos afectados menores a 30 semanas, se recomienda realizar Transfusión Intrauterina (TIU) al gemelo anémico con el fin de aumentar la edad gestacional (no más de dos TIU por el riesgo de poliglobulia del gemelo receptor), en gestaciones de más de 30 semanas se sugiere la administración de corticoides y su posterior interrupción.

RCFs

No existen estudios randomizados ni consensos que definan el mejor momento del parto en embarazos afectados por RCFs. Evidencia en estudios de casos ha demostrado que la evolución de gemelos con RCFs etapa I con control ecográfico estricto, permite una interrupción electiva alrededor de las 34 – 35 semanas. En RCFs etapa II el momento de la interrupción va a ser dependiente del deterioro del DV. Opinión de expertos plantean la interrupción si es diagnosticado después de las 28 semanas, previo uso de corticoides. En RCFs etapa III expertos plantean la interrupción a las 32 – 34 semanas.

Secuencia TRAP

No existen estudios randomizados ni consensos que definan el mejor momento del parto en embarazos afectados por TRAP. El momento de interrupción sólo ha sido descrito en reporte de casos, fluctuando entre las 31 y 36 semanas a causa de deterioro hemodinámico del feto bomba. Sin embargo, si no hay deterioro del gemelo bomba, el embarazo puede evolucionar hasta el término.

Muerte Intrauterina del co-gemelo

No existen estudios randomizados ni consensos que definan el mejor momento del parto en embarazos afectados por la muerte de uno de los gemelos. Se ha demostrado en serie de casos que la edad gestacional al parto del gemelo sobreviviente fluctúa entre las 28 y las 40 semanas, siendo determinante en la decisión de la interrupción, el compromiso hemodinámico fetal.

 

Flujograma 1: Enfoque integral de gestaciones monocoriales desde el primer trimestre de embarazo 

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 Flujograma 2: Manejo del Síndrome de Transfusión Feto-Fetal diagnosticado antes de las 26 semanas

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 Flujograma 3: Manejo de la secuencia Restricción Fetal Selectiva

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Flujograma 4: Manejo de la secuencia TRAP

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8. Restricción del Crecimiento Intrauterino

III. RESTRICCIÓN DE CRECIMIENTO  INTRAUTERINO

1. Introducción

La Restricción del Crecimiento Fetal Intrauterino (RCIU) constituye una de las principales complicaciones del embarazo, asociándose con un mayor riesgo de morbimortalidad perinatal, asimismo se asocia a efectos negativos a largo plazo que se extienden hasta la vida adulta. En la actualidad existe una clara evidencia de que las alteraciones de la curva de crecimiento en etapas tempranas del desarrollo humano es un factor de riesgo importante para el desarrollo de un grupo de enfermedades crónicas, que incluyen enfermedades cardiovasculares y diabetes. Por lo tanto, el feto con restricción de crecimiento representa una enorme carga tanto para el individuo afectado como para la sociedad. Velar por el bienestar fetal y determinar el momento óptimo para el parto del feto con restricción de crecimiento, es un objetivo primordial del obstetra. La etiología de la RCIU es variada y envuelve una diversidad de procesos patológicos. Esta patología se considera una condición multifactorial donde están incluidos aspectos fisiopatológicos fetales, placentarios y maternos, entre los que se destacan reducción de nutrientes y disponibilidad de oxígeno, ingestión de drogas, disminución de la masa y flujo placentario, infección congénita y anomalías cromosómicas. Muchos aspectos de este complejo problema aún no están claros, una proporción significativa de los fetos con crecimiento restrictivo no son identificados antes de nacer, y la terapéutica preparto eficaz para prevenir o corregir el déficit de crecimiento sigue siendo difícil de alcanzar. La identificación temprana de la restricción del crecimiento intrauterino (RCIU) es fundamental en el intento de reducir la mortalidad y la morbilidad asociada a este problema.

2. Definiciones

La Restricción de Crecimiento Intrauterino se ha definido como la incapacidad de lograr un crecimiento intrauterino óptimo dado por su potencial genético.

El Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos ha optado por definir RCIU como ‘’un feto con un peso estimado por debajo del décimo percentil para la edad gestacional’’, porque la mortalidad y la morbilidad perinatal aumentan cuando el peso al nacer es inferior a este percentil.

Existe una limitación fundamental en la definición de RCIU por normogramas específicos por edad gestacional; y es que no todos los fetos pequeños tienen restricción de crecimiento, algunos son sólo constitucionalmente pequeños para la edad gestacional (PEG).

Cómo diferenciar fetos con RCIU verdadera y fetos PEG

Basados en las diferentes recomendaciones internacionales deben considerarse RCIU los fetos con las siguientes características:

  • Crecimiento fetal por debajo del percentil 10 para la edad gestacional con signos de compromiso fetal que incluyen anormalidades de la circulación feto placentaria identificadas por Doppler, disminución del líquido amniótico o alteraciones en las pruebas de bienestar fetal (Perfil biofísico fetal, monitoreo no estresante).
  • El feto con un peso inferior al percentil 3 para la edad gestacional calculado por ecografía.
  • Feto con circunferencia abdominal por debajo del percentil 2,5 para la edad gestacional sin alteraciones de otros parámetros biométricos.

Un feto pequeño para la edad gestacional (PEG) es aquel cuyo peso fetal está entre el percentil 3 y 10, muestra una valoración anatómica por ultrasonido normal, presenta pruebas de bienestar fetal normales y al realizar una valoración prospectiva persiste en similares percentiles de crecimiento.

3. Clasificación

  • Según proporcionalidad del cuerpo: simétrica o asimétrica.
  • Según la gravedad del compromiso de crecimiento: severo se define como el peso fetal bajo percentil 3 para la edad gestacional. Esta categorización conlleva peor pronóstico con una mortalidad y morbilidad perinatal sustancialmente mayor.
  • Según momento de aparición: La RCIU precoz es aquella que se diagnostica antes de la semana 28 de gestación.

4. Etiología

Las causas de RCIU las podemos agrupar de acuerdo al mecanismo de daño en: Hipóxicas, malformaciones, infecciones, y eventualmente a una variante normal del crecimiento fetal, es decir fetos que cumpliendo a cabalidad su potencial genético de crecimiento, se encuentran bajo el percentil 10. Las condiciones asociadas o que representan un incremento en el riesgo de presentar RCIU se encuentran en la tabla 1.

 

Tabla 1: Etiología de RCIU

 

 

Causas maternas

•     Constitución materna: peso <50 kg y/o talla <150 cm

•     Desnutrición severa previa o escasa ganancia de peso

•     Enfermedades crónicas: hipertensión arterial, diabetes gestacional, enfermedad vascular, mesenquimopatías, cardiopatía cianótica, insuficiencia respiratoria crónica

•     Abuso de sustancias: tabaco, alcohol, cocaína

•     Factores ambientales: nivel socioecnómico bajo

•     Anomalías uterinas

•     Infecciones durante embarazo: TORCH

 

Causas fetales

•     Gestación múltiple

•     Malformaciones congénitas

•     Anomalías cromosómicas

•     Síndromes genéticos

•     Embarazo prolongado

 

 

Causas ovulares

•     Placentarias

−       Insuficiencia placentaria

−       Desprendimiento placentario crónico

−       Placenta previa

−       Acretismo placentario

•     Patologías del cordón umbilical

−       Inserción velamentosa del cordón

−       Arteria umbilical única

 

5. Diagnóstico

El ultrasonido es el método más preciso y sensible para la identificación de fetos con RCIU. Para realizar el diagnóstico de RCIU es fundamental tener una estimación lo más exacta posible de la edad gestacional.

6. Prevención primaria de RCIU

¿Se puede evitar el desarrollo de RCIU?

Existen numerosos factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo de RCIU, sobre los que teóricamente podría ser posible alguna intervención previa para disminuir el riesgo.

Alrededor de 45% de los factores de riesgo descritos para RCIU corresponden a características maternas.

Los resultados perinatales adversos en embarazos previos se asocian frecuentemente con mayor riesgo de RCIU en el embarazo actual, destacan:

  • Recién nacido previo con RCIU: El antecedente de una RCIU sin diagnóstico etiológico implica una tasa de recurrencia del 20% en el embarazo siguiente.
  • Muerte fetal en embarazo previo: más de la mitad de los fetos muertos sin anomalías visibles se encuentran asociados a RCIU.
  • Antecedente de preeclampsia/eclampsia en embarazo previo: en especial cuadros de preeclampsia severos y lejos del término.

Tomando en cuenta solamente las características maternas mencionadas, se describe una tasa de detección para RCIU en población de bajo riesgo del 34% para una tasa de falsos positivos (TFP) del 10%.

  • La modificación del estilo de vida, la disminución de las carencias nutricionales y el abandono del consumo de tabaco, alcohol y drogas psicotrópicas son medidas generales que pueden impactar en el peso fetal. Recomendación C.

Tabaquismo: El consumo de tabaco se ha asociado a un incremento del 35% del riesgo de padecer RCIU.

Obesidad: El índice de masa corporal (IMC) previo a la gestación mayor de 29 aumenta 4 veces el riesgo de RCIU.

  • Toda mujer que aspire a quedar embarazada (particularmente si presenta antecedentes de RCIU severo lejos del término, preeclampsia, cardiopatías, enfermedades renales, diabetes pregestacional, colagenopatías o trombofilias) debería idealmente ser valorada pre concepcionalmente por un obstetra especialista en medicina materno-fetal (perinatología) o en su defecto por un obstetra con experiencia en alto riesgo obstétrico. Recomendación C.
  • Todas las mujeres embarazadas deben recibir educación sobre conductas saludables, tales como la nutrición, la prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS) y el evitar la exposición a agentes medio ambientales potencialmente nocivos para el embarazo y el feto. Recomendación C.

7. Prevención secundaria de RCIU

Para que cualquier medida encaminada a la prevención secundaria de una enfermedad sea eficaz es importante que se dispongan de métodos para la detección precoz de las mujeres de riesgo. La prueba de despistaje debe de ser fácil de realizar, accesible a toda la población, no invasiva y con capacidad de detectar a las mujeres de riesgo con la suficiente antelación como para tener la posibilidad de aplicar un tratamiento preventivo. No existe en la actualidad una prueba diagnóstica que cumpla estas expectativas, sin embargo la prueba que hasta el momento parece ser la que se acerca a estas premisas es la realización del Doppler de las arterias uterinas durante el primer y segundo trimestre de la gestación.

  • En mujeres con factores de riesgo establecido, principalmente con antecedentes de preeclampsia grave lejos del término, RCIU severo, trombofilias y enfermedades del colágeno, se ha demostrado que la utilización de ácido acetilsalicílico (Aspirina) 81-100 mg día, permite mejorar el resultado perinatal y disminuir las tasas de preeclampsia, aunque no se ha demostrado que reduzca de manera significativa la incidencia de bajo peso al nacer. Recomendación A.
  • En mujeres con factores de riesgo, debe realizarse estudio Doppler de arterias uterinas durante la ventana de 11 a 13 semanas + 6 días y seguimiento a las 20-24 semanas. Recomendación B.

En estas mujeres de alto riesgo, la utilización del Doppler de arterias uterinas en la semana 11- 14 y/o en la semana 20-24 de gestación, permite identificar el subgrupo de mujeres que van a desarrollar un crecimiento fetal restringido más severo y precoz y/o preeclampsia, principalmente grave y lejos del término.

  • Una vez detectada la alteración de las arterias uterinas, la utilización de Aspirina inicianda en la semana 11-14 parece disminuir la frecuencia de bajo peso y preeclampsia. Recomendación B.

La combinación del Doppler de las arterias uterinas con los factores de riesgo maternos aumenta de forma importante la sensibilidad y la especificidad del examen.

De forma más reciente, la incorporación de marcadores bioquímicos en la predicción temprana de RCIU ha recibido una considerable atención, su utilidad a nivel poblacional está aún a prueba.

8. Manejo de embarazo con RCIU: Prevención Terciaria de RCIU

El seguimiento del feto con RCIU va a depender de la edad gestacional en la cual se establezca el diagnóstico y del grado de afección fetal.

  • Una vez establecido el diagnóstico de RCIU, se debería efectuar una valoración integral en un tercer nivel de atención que cuente con personal obstétrico entrenado, especialistas en medicina materno-fetal y neonatal habituado en el manejo del crecimiento fetal restringido. Se debe realizar una correcta clasificación, búsqueda de las enfermedades maternas o fetales subyacentes y hacer las pruebas de bienestar fetal adecuadas para definir el diagnóstico y el momento óptimo para la finalización de la gestación. Esta conducta es la única que ha demostrado incidir sobre la mortalidad perinatal y la morbilidad a largo plazo. Recomendación B.

El manejo de cada feto con RCIU debe ser individualizado y va a depender de la probable etiología del mismo. El ultrasonido detallado debe ser realizado para detectar defectos estructurales fetales. Es importante la determinación del cariotipo fetal en caso de RCIU precoz (< 20 semanas). La detección de infecciones como varicela, rubéola y citomegalovirus debe ser considerada en los casos de RCIU precoz.

  • Una vez descartada la presencia de anomalías estructurales, cromosómicas o infecciosas, se debe brindar un seguimiento seriado que incluya monitorización fetal, vigilancia del índice de líquido amniótico, perfil biofísico fetal y perfil hemodinámico feto-materno. Recomendación B.

De manera didáctica se proponen los siguientes algoritmos de manejo, basados en el grado de disfunción hemodinámica presente al momento de establecer el diagnóstico:

a rciu.png

 

b rciu.png 

c rciu.png

 d rciu.png

 

Entre los criterios de severidad en las pruebas de bienestar fetal se consideran los siguientes:

 rciu severidad.png

 

Tabla 2: Manejo según adaptación fetal a la Hipoxia

UMBILICAL

ACM

DV

FASE

CONSIDERACIONES

Normal

Normal

Normal

Silente

PBF y pH normal Seguimiento de rutina

 

≥ P95

 

Normal

 

Normal

 

Precentralización

PBF y pH normal Seguimiento semanal Interrupción sem 37

 

≥ P95

 

≤ P5

 

Normal

Centralización inicial

PBF normal / Hipoxia Seguimiento c/48 hr. Interrupción > sem 34

 

FDB

 

≤ P5

Onda “a” Borrada

Centralización avanzada

PBF alterado / Acidosis Seguimiento diario Interrupción SOS sem 28-34

FDR

≤ P5

Onda “a” Reversa

Centralización terminal

PBF alterado / Acidosis Interrupción > 28 sem

FDR/Vena pulsátil

 

≥ P5

Onda “a” Reversa

 

Descentralización

PBF alterado Acidosis

Interrupción inmediata

corticoisteroides.png

La actuación del obstetra para decidir el momento del término de la gestación debe radicar en sopesar entre los riesgos de la prematuridad y los riesgos de dejar el feto en un ambiente hostil, que puede llevar a complicaciones a corto y largo plazo.

  • Se sugiere la hospitalización de la mujer en los casos de trastornos hipertensivos asociados con el embarazo, cambios en el Doppler sugerentes de asfixia fetal, enfermedades maternas asociadas, dificultad para realizar un adecuado seguimiento ambulatorio o indicación de terminación de la gestación. Recomendación C.
  • Los criterios para la inducción de la maduración fetal con esteroides no cambian con respecto a las normas generales (24-34 semanas) y se deben utilizar cuando se piensa finalizar la gestación entre los rangos establecidos. Recomendación A.
  • Cuando se decide la interrupción del embarazo por debajo de las 34 semanas de gestación, se recomienda la infusión de sulfato de magnesio para disminuir el riesgo de trastornos del movimiento y de parálisis cerebral infantil. Recomendación A.

Cuando el diagnóstico se realiza antes de las 24 semanas, la conducta es controversial y requiere un manejo interdisciplinario entre Obstetricia, Neonatología y la familia.

Otras medidas para prevención y tratamiento de RCIU

En la literatura mundial, existen investigaciones y estudios aleatorizados publicados, que evalúan el aporte suplementario de oligoelementos, como zinc o magnesio, aceites de pescado con lípidos supuestamente beneficioso al ser difícilmente oxidables. Ninguno de estos estudios ha podido demostrar diferencias razonables como para justificar la administración rutinaria y a la población general de suplementos para prevenir la RCIU.

Aspirina (Acido Acetil Salicílico):

  • El tratamiento con Aspirina a bajas dosis hoy en día muestra una eficacia clara en la prevención de la preeclampsia y RCIU de etiología vascular, en las mujeres de alto riesgo. Recomendación A.

Su uso en la población de bajo riesgo no está justificado. Hasta que no se disponga de mayor información, no estaría indicado su uso a dosis más altas ni antes de las 11 semanas de gestación.

Aceite de pescado (Omega 3):

  • Los suplementos de aceite de hígado de pescado no son un tratamiento efectivo para la prevención de preeclampsia, pero pudieran generar un efecto benéfico sobre la ganancia ponderal fetal y la prevención de la retinopatía del prematuro. Recomendación C.

Esto se sustenta en la alta concentración de Omega 3 presente en las vainas de mielina a nivel del SNC.

Vitaminas antioxidantes: vitamina E y C:

  • No se recomienda en nuestra población la administración rutinaria de estas vitaminas.

Recomendación C.

Los niveles séricos en nuestra población no están estudiados y los resultados en estudios internacionales son diversos.

Aminoácidos:

El consumo de etanol, nicotina, morfina y cocaína afecta notablemente el transporte de aminoácidos de la placenta al feto. Una disminución en la transferencia de aminoácidos a través de la placenta, o una dieta baja en proteínas (desnutrición proteico-calórica), puede ser causa de RCIU.

Por su parte, la L-carnitina es esencial para el transporte de ácidos grasos de cadena larga y de otros ácidos orgánicos a través de la membrana interna de la mitocondria. Se ha determinado una deficiencia de L-carnitina en recién nacidos pretérmino y con diagnóstico prenatal de RCIU.

Hasta ahora, no se ha demostrado que los suplementos nutricionales sean un tratamiento estándar para la restricción del crecimiento intrauterino.

  • Algunos complementos como la L-carnitina pueden contribuir a mejorar el pronóstico fetal al disminuir la morbilidad neonatal. Recomendación C.

Varios estudios reportan la utilidad de la L-carnitina como coadyuvante en el tratamiento de la RCIU, planteando un efecto doblemente benéfico: sobre la ganancia ponderal fetal y la reducción del riesgo de distress respiratorio del recién nacido.

Seguimiento Postnatal:

  • Se considera indispensable la valoración mediante anatomía patológica de la placenta en los casos de RCIU. Recomendación C.
  • La presencia de RCIU severa en forma precoz debe llevar a una valoración materna en el posparto de los posibles factores desencadenantes como son: síndrome de anticuerpos antifosfolípidos, enfermedades del colágeno, nefropatías y trombofilias. Es aconsejable una visita al especialista en medicina maternofetal o alto riesgo obstétrico para la adecuada consejería y valoración. En estos casos, se desaconseja la utilización de anticonceptivos orales hasta completar el estudio. Recomendación C.
  • Los niños con antecedente de RCIU deben ser evaluados durante intervalos regulares, una vez superado el período postnatal, en búsqueda de alteraciones del desarrollo psicomotor. En la vida adulta, se han encontrado alteraciones tales como diabetes, hipertensión y síndrome metabólico; por lo tanto, debería existir una intervención sobre los factores de riesgo cardiovasculares. Recomendación C.

7. Manejo del Síndrome Hipertensivo del Embarazo

III.     MANEJO DEL SINDROME HIPERTENSIVO DEL EMBARAZO

La enfermedad hipertensiva es una de las complicaciones médicas más frecuentes del embarazo, y ha compartido, con aborto séptico, entre 1990 y 1996, el primer lugar entre las causas de mortalidad materna en nuestro país (20% de las muertes). Su prevalencia varía entre el 7 y 10% de la población gestante.

El síndrome hipertensivo del embarazo (SHE) se clasifica en:

  1. Hipertensión inducida por el embarazo
    1. Pre-eclampsia (PE): es la hipertensión específicamente inducida por el embarazo, que se caracteriza por aumento de la presión arterial en la segunda mitad de la gestación asociada a proteinuria, y es característicamente reversible en el posparto.
    2. Eclampsia (E): es la forma más severa de PE, en la que la magnitud del alza tensional y del daño endotelial provoca una encefalopatía hipertensiva capaz de producir un cuadro convulsivo y/o coma en ausencia de patología neurológica previa.

2. Hipertensión crónica

Es la elevación tensional detectada antes del embarazo o antes de las 20 semanas de gestación y que persiste en el posparto alejado. Predomina en mujeres sobre los 30 años, habitualmente multíparas, con antecedentes familiares de hipertensión.

  1. Hipertensión esencial (sobre el 90% de los casos).
  2. Hipertensión secundaria (o crónica de causa conocida).

3. Hipertensión crónica + Preeclampsia (PE) sobreagregada

  1. Hipertensión esencial + PE sobreagregada.
  2. Hipertensión crónica de causa conocida + PE sobreagregada.

4. Hipertensión transitoria o Hipertensión gestacional sin proteinuria.

Corresponde al aumento de la presión arterial después de las 20 semanas sin asociación con proteinuria. Puede presentarse en forma fugaz, como hipertensión tardía del embarazo o de los primeros días del puerperio, sin signos de repercusión visceral materna ni perinatal, o como alzas tensionales a lo largo del tercer trimestre, sin proteinuria. Se presenta en forma recurrente en embarazos sucesivos, iniciándose en forma cada vez más precoz.

HTA: Hipertensión arterial

Factores de riesgo para desarrollar PE

Los factores de riesgo más reconocidos son:

  • Nuliparidad.
  • Grupos de edades extremos.
  • Embarazo adolescente.
  • Obesidad.
  • Historia familiar de preeclampsia.
  • Embarazo múltiple.
  • Antecedente  preeclampsia previa.
  • Hipertensión arterial crónica.
  • Enfermedad renal crónica.
  • Sindrome antifosfolípidos.
  • Diabetes Mellitus.
  • Mola hidatidiforme.
  • Gen Angiotensinógeno T235.

Dentro de éstos, los factores más importantes son síndrome antifosfolípido, insuficiencia renal y antecedente de preeclampsia severa en embarazo anterior.

Fisiopatología de la PE

Actualmente se cree que la cadena de eventos que lleva a una preeclampsia incluye dos elementos centrales: isquemia placentaria absoluta o relativa, seguida de activación difusa de las células endoteliales, lo que finalmente produce las manifestaciones clínicas de la enfermedad.

La isquemia placentaria se ha relacionado con una penetración trofoblástica superficial. Aún no se conoce el defecto de la interacción de los tejidos maternos y fetales que causa esta penetración trofoblástica insuficiente, pero sí se sabe que debido a ésta, persiste una vasculatura uterina de menor diámetro y mayor resistencia que disminuye el territorio de síntesis de sustancias vasodilatadoras (prostaciclina, óxido nítrico), y que la placenta isquémica libera a la circulación materna factor(es) hipertensógeno(s) aún no conocido(s). Estos factores por sí solos o asociados, poseen propiedades citotóxicas que dañan el endotelio, aumentan su permeabilidad y son responsables del edema; a nivel renal causan la tumefacción celular (endoteliosis propia de la PE) y favorecen la agregación plaquetaria.

Factores inmunológicos podrían ser responsables de la placentación anormal, con falla del trofoblasto para inducir dilatación fisiológica y remodelación de las arterias espirales. Tales factores mediarían una respuesta inmunológica materna anormal a antígenos fetales “extraños” derivados del semen paterno. El aumento de la frecuencia de la enfermedad en embarazos múltiples, enfermedad del trofoblasto y gestaciones asociadas a placentas de mayor tamaño, sugiere que la carga antigénica fetal y el volumen trofoblástico podrían tener un rol patogénico.

Riesgos Maternos y Fetales asociados a PE

Estas complicaciones son las que determinan el aumento de los resultados adversos tanto maternos como perinatales, y se resumen en la tabla II

Tabla 2

Clasificación de la PE

La PE se clasifica en moderada o severa, dependiendo de criterios de severidad que se señalan a continuación. Basta la presencia de una de ellas para catalogar a una PE como severa.

Tabla 3: Clasificación de la Preeclampsia

La proteinuria en la actualidad, según normas de la ACOG, no es considerada factor de severidad.

Consideraciones  clínicas

  • ¿Se puede predecir el riesgo de PE?

La ultrasonografía Doppler de arterias uterinas es la técnica más utilizada para predecir el riesgo de preeclampsia. Recomendación A.

Se debe realizar ecografía Doppler de arterias uterinas entre las 22 y 24 semanas para predecir el riesgo de preeclampsia. Recomendación C.

El doppler de arterias uterinas entre las 22-24 semanas presenta una sensibilidad cercana al 90% para el desarrollo de PE severa que requiera interrupción antes de las 34 semanas. 11 El aumento de resistencia de las arterias uterinas (índice de pulsatilidad > p 95) a esta edad gestacional se relaciona con un 18% de riesgo de para desarrollar PE o RCF grave.

2.¿Se puede prevenir el desarrollo de preeclampsia?

El uso de aspirina aparentemente reduce el riesgo de PE. Recomendación A.

Revisiones de la evidencia reciente concluyen que la utilización de 100 mg de aspirina antes de las 16 semanas en mujeres de alto riesgo (HTA crónica, antecedente de PE en embarazo anterior, enfermedad renal crónica) reduce el riesgo de desarrollar PE.

(13) Por tal razón se sugiere realizar ecografía Doppler entre las 11-14 semanas para detectar pacientes que requieran uso de aspirina como profilaxis.

Otras estrategias como la utilización de calcio o vitaminas antioxidantes no han demostrado su utilidad.

3. ¿Diagnóstico de preeclampsia

El diagnóstico se establece ante la presencia de hipertensión arterial después de las 20 semanas (2 cifras tensionales > 140 sistólica o > 90 diastólica, separadas por 6 hrs) y proteinuria > 300 mg/24 hrs. Recomendación C.

Frente a una mujer con sospecha de un cuadro hipertensivo, se debe realizar una anamnesis y examen físico acucioso, además de la toma de exámenes de laboratorio.

Anamnesis: cuando se ha comprobado una HTA establecida, es necesario que evaluar si la mujer posee antecedentes familiares de hipertensión o de PE y si ha tenido HTA antes del embarazo actual. Si la tuvo, debe consignarse si la presentó en relación a gestaciones previas, cuál fue la conducta adoptada y si se comprometió el peso del recién nacido (RN). La detección de cifras tensionales elevadas antes de las 20 semanas de gestación, apoya la hipótesis que se trata de una HTA crónica y no de una PE. La ausencia o presencia de cefalea, fotopsia y tinitus permite catalogar a una mujer como portadora de un cuadro moderado o severo, en los cuales las medidas terapéuticas van a ser diferentes.

Examen físico: el elemento cardinal es precisar los niveles de PA para confirmar la hipertensión a través de 2 tomas de presión arterial > 140 sistólica o > 90 diastólica separadas por 6 hrs. En mujeres hospitalizadas la presión debe tomarse en decúbito dorsal o lateral izquierdo. En esta última posición el manguito se coloca en el brazo izquierdo. Si la determinación se realiza en el brazo derecho se pueden obtener cifras falsamente menores, dadas por el nivel mayor al del corazón. Otros hechos importantes son el edema facial y lumbar, los reflejos osteotendíneos exaltados y la presencia de otras complicaciones como insuficiencia cardíaca, epigastralgia y compromiso de conciencia. El examen de fondo de ojo permite caracterizar la cronicidad del cuadro (aumento del brillo arteriolar y alteración de cruces arteriovenosos) o certificar la gravedad del cuadro actual (vasoespasmo importante, retina brillante edematosa, exudados, hemorragias, edema de papila).

Laboratorio:

Hemograma: el hematocrito elevado certifica la hemoconcentración propia de la PE. Las alteraciones en el recuento de plaquetas y las alteraciones morfológicas en los glóbulos rojos reflejan daño endotelial y señalan la severidad del cuadro (trombocitopenia, esquistocitos, signos de hemólisis y/o aparición de crenocitos).

Uricemia: un valor sobre 5 mg/dl es característico de PE.

Proteinuria: cualitativa o cuantitativa (sobre 300 mg en orina de 24 horas o sobre 1 gr/lt en una muestra aislada) indica nefropatía previa o PE.

Clearance de creatinina: es el mejor parámetro para evaluar la función renal, porque si se consideran otros como la creatininemia o uremia pueden existir alteraciones que no sobrepasan los valores normales de estas determinaciones, pero que sí traducen una reducción de función renal o una incapacidad para alcanzar el aumento propio de una gestación normal.

Electrocardiograma: la presencia de hipertrofia ventricular indica hipertensión previa al embarazo.

Enzimas hepáticas: esta determinación se agrega en una PE severa o si existen indicadores de consumo plaquetario o de glóbulos rojos que indiquen daño endotelial importante. Una elevación de enzimas hepáticas asociada a estas alteraciones hace el diagnóstico de síndrome de HELLP (Hemolysis, Elevated Liver enzymes, Low Platelet count), forma grave de PE.

Una vez que el SHE está establecido, el manejo está dirigido a:

  • Evaluar la severidad del síndrome hipertensivo.
  • Realizar el diagnóstico diferencial entre los distintos tipos de hipertensión.
  • Precisar la magnitud del daño causado por la hipertensión en parénquimas maternos (encéfalo, corazón, riñones, vasos sanguíneos de calibre fino) y en la unidad fetoplacentaria (flujo uteroplacentario, feto, placenta).
  • Estimar la duración de la hipertensión y cuando es posible su etiología.

4.¿De qué manera se establece el bienestar fetal en una mujer con PE?

Se debe establecer en todas las mujeres con diagnóstico de PE mediante exámenes que permitan evaluar la UFP. Recomendación A.

La evaluación de la UFP en esta patología permite precisar las posibilidades de prolongar el embarazo y decidir la vía de parto, además de potencialmente reducir la mortalidad perinatal. Esto se realiza a través de:

  • Evaluación de movimientos fetales
  • Monitorización electrónica de la FCF
  • Biometría fetal ultrasonográfica
  • Perfil biofísico
  • Velocimetría Doppler fetal: La alteración del Doppler de la arteria umbilical fetal permite evaluar mejor que otras herramientas el bienestar fetal in útero.

5.Cuál es el tratamiento óptimo de la PE

No existe un tratamiento efectivo para la PE. La solución final es la interrupción del embarazo.

Recomendación A.

Por ser la PE una enfermedad causada por una placenta isquémica dañada en las primeras etapas de la invasión trofoblástica, la interrupción del embarazo es la única medida que revierte las alteraciones características de la enfermedad En la práctica clínica es inconveniente interrumpir la gestación en un gran número de casos, ya que se hace necesario prolongar la estadía del feto in útero para permitir una madurez que asegure su viabilidad. Por esto, cuando hablamos de “tratamiento” nos referimos a medidas destinadas a:

  • Evitar el compromiso materno secundario al alza tensional (edema y/o hemorragia cerebral, insuficiencia cardíaca, insuficiencia renal).
  • Prevenir la aparición de HELLP y de PE sobreagregada.
  • Prevenir la eclampsia.
  • Promover la mejoría o detener el deterioro de la circulación placentaria.
  • Prolongar, con el menor riesgo posible, la estadía fetal in útero con el fin de evitar las complicaciones propias del prematuro.

Finalmente, el momento de la interrupción va a depender de la severidad de la PE y de la edad gestacional.

6. Manejo de la PE moderada

En ausencia de criterios de severidad, se debe realizar un manejo expectante e interrupción del embarazo a las 37-38 semanas. Recomendación A.

En ausencia de criterios de severidad, debe mantenerse un manejo expectante y realizar monitoreo materno y fetal bisemanal, en busca de criterios de severidad. Las acciones a seguir son las siguientes:

  • Hospitalización
    • − Reposo, de preferencia en decúbito lateral izquierdo
    • − Régimen  completo, normosódico
    • Control de signos vitales maternos y LCF cada 4-6 hrs
    • − medición del peso y diuresis
  • Si se requiere sedar a la mujer para adherir al reposo puede emplearse Diazepam oral (5 mg cada 8-12 horas).
  • Antihipertensivos

En aquellas mujeres que presentan presión diastólica mayor o igual a 100 mmHg deberán usarse drogas hipotensoras, como hidralazina, alfa metildopa, labetalol o antagonistas del calcio, hasta lograr cifras de presión diastólica entre 90 y 100 mmHg. Si se logra el control adecuado de las cifras tensionales y se demuestra buen funcionamiento de la unidad fetoplacentaria, no debe interrumpirse el embarazo.

  • Criterios de interrupción del embarazo. Si no se logra un buen control de las cifras tensionales y aparecen signos de mayor daño materno (elevación de la proteinuria, deterioro del clearance de creatinina) o fetal, debe plantearse la interrupción del embarazo, ya sea por inducción o por operación cesárea, según cada caso.
  • Cuando la evolución del cuadro hipertensivo señala la conveniencia de interrumpir el embarazo, y se trata de gestaciones menores de 34 semanas, con pulmón fetal inmaduro, es conveniente inducir la maduración pulmonar con corticoides (betametasona 12 mg c/24 horas por 2 veces), e interrumpir la gestación a las 48 horas de la primera dosis.

7.Manejo de la PE severa

Las mujeres con PE severa < 34 semanas se deben manejar de manera expectante en lo posible e interrumpir a las 34 semanas, o antes si existen situaciones de compromiso materno o fetal severos. Recomendación A.

Si la PE severa se presenta después de las 34 semanas, se debe proceder a la interrupción del embarazo.  Recomendación C.

Se debe realizar profilaxis con sulfato magnesio a todas las mujeres con PE severa para reducir el riesgo de eclampsia. Recomendación A.

Existen estudios que concluyen que el manejo expectante es aplicable a cierto grupo de mujeres con PE severa, y que logra la prolongación del embarazo en 7-15 días, además de reducir la morbilidad neonatal. La utilización de sulfato de magnesio en mujeres con PE severa reduce el riesgo de desarrollar eclampsia, así como reducir el riesgo de DPPNI.

Las acciones a seguir son las siguientes:

  1. Hospitalización en sala de tratamiento intensivo oscura, aislada de ruidos.
  2. Reposo absoluto.
  3. Régimen normosódico (cero a completo), según tolerancia de la mujer.
  4. Sulfato de magnesio: 5 grs iv en dosis inicial, 1-2 gr/hora en dosis de mantención. Su utilidad en la profilaxis de PE está demostrada. Debe usarse siempre en casos de PE severa.
  5. Inducción de madurez pulmonar fetal (uso de corticoides parenterales).
  6. Hipotensores por vía parenteral frente a falta de respuesta a los antihipertensivos orales. En la mujer con PE grave debe considerarse como objetivo lograr presiones sistólicas entre 140-155 y diastólicas entre 90 y 105 mm mm Hg.
  7. Control de diuresis. Sonda vesical a permanencia en caso de oligoanuria, control de diuresis horaria.
  8. Control de signos vitales, reflejos maternos y LCF cada 1 a 2 horas según condición clínica de la mujer.
  9. Exámenes de laboratorio bisemanales: hemograma con recuento de plaquetas, albuminuria 24 horas, clearance creatinina, perfil bioquímico (o pruebas hepáticas y ácido úrico).
  10. Evaluación unidad fetoplacentaria.
  11. Medias antitrombóticas, para prevenir trombosis venosa.
  12. Interrupción del embarazo, según criterios que se detalla a continuación. Los estudios clínicos randomizados disponibles avalan que en embarazos de pretérmino (<34 sem), el manejo expectante es mejor que la interrupción inmediata, en términos de resultados maternos y perinatales. Excepción a esta conducta debe hacerse en casos de eclampsia, HELLP, compromiso sistémico materno, sufrimiento fetal, DPPNI o patología médicas crónicas tales como enfermedades reumatológicas y nefropatías.
  13. Mantención de la sedación e hipotensores en el puerperio.

8. Manejo de la CRISIS HIPERTENSIVA durante el embarazo

En caso de cifras tensionales > 160/110 mmHg, se debe emplear hipotensores de preferencia por vía parenteral, siendo el labetalol EV el fármaco de primera línea. Recomendación A.

Una vez controlada la crisis hipertensiva, y de ser necesario su uso se pueden emplear hipotensores orales. Recomendación C.

El objetivo del tratamiento farmacológico es mantener presiones arteriales en rango de 140- 155/90-105 mmHg. Recomendación B.

Los fármacos más utilizados para el control de la crisis hipertensiva son:

  • Labetalol: es administrado en forma de infusión, 0,5 mg/min en dosis inicial, la que puede ser incrementada a 4 mg/min, o en bolos de 20 mg ev repetidos según el comportamiento de las cifras tensionales. Si el efecto es insuficiente se aumenta la dosis a 40 mg, que pueden repetirse cada 20 a 30 minutos. Luego se administran dosis de 80 mg por tres veces como máximo; con dosis máxima = 300 mg.
  • Nifedipino: se ha propuesto el uso de 10 mg en cápsula, con la excepción de mujeres con alto riesgo de enfermedad coronaria (> 45 años, diabetes mellitus tipo 1); estas dosis pueden repetirse cada 20 a 30 minutos. Su administración puede ser sublingual u oral.
  • Hidralazina: se puede administrar por vía endovenosa (20-40 mg diluidos en 500 mL de suero glucosado al 5%) en infusión con una velocidad de goteo que permita el descenso de la presión diastólica bajo 110 mmHg. También se puede usar en dosis fraccionadas de 5 mg iv cada vez que la presión diastólica se eleve sobre 110 mmHg, dosis que puede elevarse a 10 mg iv, y que se repite si es necesario cada 20 minutos.
  • Nitroprusiato de sodio, vasodilatador directo de alta eficacia y acción inmediata. Se administra en goteo endovenoso (5 mg en 500 mL de suero glucosado al 5%) graduado para obtener los niveles de presión arterial deseados. La presión arterial se monitoriza cada minuto hasta lograr el goteo de mantención adecuado, y luego cada 5 minutos mientras se usa la droga. Idealmente la administración debe realizarse con bomba de infusión y catéter intraarterial que permita el control constante de las cifras tensionales. Su efecto colateral es la acumulación de tiocinatos que se han asociado a muertes fetales. Es por esta razón que la única indicación obstétrica de esta droga es la crisis hipertensiva refractaria al uso parenteral de los otros medicamentos y mujeres con crisis hipertensiva en edad gestacional extrema (<24 sem). Su uso se limita al control de la crisis hipertensiva, debiendo interrumpirse el embarazo inmediatamente después de yugulada ésta. Se recomienda uso en UTI o Camas de cuidado medio.
  • Diuréticos: Frente a la emergencia hipertensiva acompañada de edema pulmonar agudo debe usarse diuréticos de gran eficacia y rápida acción. La droga de elección es la furosemida, que puede iniciarse en dosis única de 20 mg por vía endovenosa y elevarse progresivamente hasta obtener una diuresis diaria mayor de 1,5 litros.

Las drogas orales de elección son:

  • Metildopa: es el antihipertensivo más ampliamente empleado en el embarazo. Tiene un amplio rango de dosis, desde 250 mg cada 12 horas a 500 mg cada 6 horas, lo que produce una acción progresiva y un alto grado de eficacia. Como efecto colateral provoca somnolencia, que en el caso de la embarazada puede contribuir a la sedación y al reposo. Es el único antihipertensivo para el cual se dispone de seguimiento de niños de mujeres tratadas, que muestran que a los 7 años de seguimiento no presentan efectos deletéreos.
  • Nifedipino: comprimidos de 10 mg cada 6-8 hrs, con una dosis máxima de 120 mg al día.
  • Hidralazina: posee un rango de dosis amplio, desde una dosis inicial de 25 mg cada 12 horas, hasta un máximo de 50 mg cada 6 horas. Como efecto colateral puede causar cefalea. Si bien no se recomiendan los diuréticos en la enfermedad hipertensiva del embarazo, se hace necesario conocer sus indicaciones, ya que éstos habitualmente se mantienen en la hipertensa que los recibía previamente al embarazo.
  • Hidroclorotiazida: diurético suave, cuya dosis inicial de 12,5 mg por día puede ser elevada a 50 mg cada 12 horas. Sus efectos colaterales son:
  1. Hipokalemia: la embarazada es más susceptible a la depleción de potasio por tener altas tasas de aldosterona. Por este motivo debe monitorizarse el K plasmático en forma seriada y suplementar por vía oral con cloruro o gluconato de potasio, si presenta valores plasmáticos inferiores a 3,5 mEq/L.
  2. Hiperuricemia: se debe tener en cuenta cuando se usa este parámetro para evaluar la aparición o progresión de una preeclampsia.
  3. Hiperglicemia: generalmente muy leve, sólo es significativa en mujeres prediabéticas o portadoras de una diabetes clínica.
  • Clortalidona: diurético de acción suave y mantenida. Puede administrarse en dosis única de 50 a 100 mg/ diarios. Tiene la misma indicación y los mismos efectos colaterales de la hidroclorotiazida.
  • Labetalol: disminuye la resistencia periférica por bloqueo de los alfa receptores y evita la estimulación simpática normalmente inducida por la vasodilatación, por su efecto betabloqueador. Tiene una acción hipotensora eficaz en embarazadas hipertensas y no presenta efectos colaterales importantes sobre la mujer y el recién nacido. Su dosis inicial es de 50 mg cada 12 horas, que puede ser elevada gradualmente hasta 800 mg/día.

9.Cuáles son los antihipertensivos que se deben evitar durante el embarazo?

Debe evitarse el uso de Inhibidores de enzima convertidora y de antagonistas de angiotensina II, debido a su asociación con defectos teratogénicos y daño renal. Recomendación A.

También debe evitarse el uso de Atenolol, debido a su asociación con PEG. Recomendación B.

a. Inhibidores de enzima convertidora (captopril, enalapril, lisinopril) tienen contraindicación absoluta. Esta familia de antihipertensivos, que inhiben el paso de angiotensina I a II y la degradación de bradicinina, se preconizan actualmente como drogas de primera línea en el tratamiento del hipertenso esencial joven. Por esta razón es muy posible que un número considerable de mujeres en edad fértil esté expuesto a su uso.

b. Antagonistas de angiotensina II, como losartan, irbesartan, telmisartan, están también contraindicados, pues para ellos se ha descrito efectos deletéreos en modelos animales.

c. Atenolol, betabloqueador que produce disminución de la presión arterial mediante diversos mecanismos, entre los cuales el principal es la diminución del débito cardíaco. Este efecto puede producir una reducción de la perfusión placentaria, la que es especialmente nociva cuando la vasculatura placentaria ha sido dañada en sus inicios; por esta razón el uso de betabloqueadores ha sido sujeto de controversia.

d. Diureticos, no se recomienda su uso en el manejo crónico. Reservado para el tratamiento de mujeres con edema agudo de pulmon.

10.     Manejo de la mujer con ECLAMPSIA

El manejo de primera línea para el control del episodio convulsivo es el sulfato de magnesio.

Recomendación A.

Los estudios randomizados y revisiones sistemáticas demuestran que el fármaco de elección para el control de la crisis eclámptica es el sulfato de magnesio, por sobre otros fármacos tales como diazepam o fenitoína.

Cuadro clínico. La convulsión eclámptica no puede distinguirse de un ataque de gran mal epiléptico. La crisis convulsiva es seguida de un estado de coma, que dura un período variable según el tratamiento instaurado. En ausencia de tratamiento, las convulsiones se hacen cada vez más frecuentes llevando al coma y paro cardiorrespiratorio.

Tratamiento

Los puntos básicos en el manejo de la eclampsia son:

  • Hospitalización en el área de cuidados medios.
  • Mantención de vía aérea permeable e instalación de vía venosa.
  • Control de la crisis convulsiva.
  • Evaluación hemodinámica y del equilibrio ácido-básico.
  • Disminución de la presión arterial si la hipertensión es severa.
  • Evaluación neurológica y tratamiento del edema cerebral.
  • Interrupción del embarazo.

Control de la crisis convulsiva: el sulfato de magnesio es el medicamento más ampliamente usado para estos fines.

Cuando se emplea para prevenir convulsiones se usa una dosis inicial de 5 gr en 50-10 ml de suero glucosado al 5%, continuando con una infusión del mismo suero, a la que se agrega 10 a 20 g de la droga; se mantiene una velocidad de infusión que permita administrar 1-2 g/hora. Para tratar convulsiones la dosis de carga es 5 g (solución al 20%) administrados en 15 a 30 minutos, seguido de 2 grs/hrs como infusión contínua. Las dosis de mantención sólo pueden administrarse mientras se preserve el reflejo patelar, el ritmo respiratorio sea mayor a 12 por minuto y la diuresis exceda a 100 ml en 4 horas. Si se vigilan cuidadosamente estos signos clínicos de toxicidad no se requiere seguimiento de niveles plasmáticos para determinar rangos óptimos (6-8 mEq/Lt) o tóxicos (mayor a 10 mEq/L). En caso de toxicidad se debe administrar 10 ml de gluconato de calcio al 10% en 3 minutos.

En cado de crisis convulsivas repetidas o estatus convulsivo se recomienda anestésicos generales (Pentotal), estabilizar e interrumpir. No olvidar estudio de imágenes una vez estabilizada la puérpera.

Para facilitar el uso rápido de MgSO4 se recomienda mantener “Paquetes para Eclampsia” que contengan los elementos necesarios para la administración inmediata (jeringas, agujas, MgSO4, gluconato de Ca, un diagrama de flujo para la administración, y una cartilla que describa la detección de los efectos tóxicos).

Evaluación neurológica y tratamiento del edema cerebral. Mujer con más de dos crisis convulsivas o compromiso neurológico, requiere de estudio de imágenes. Eventualmente puede requerirse una punción lumbar para descartar o confirmar el diagnóstico de hemorragia subaracnoídea. El tratamiento del edema cerebral puede efectuarse con dexametasona (10-20 mg endovenoso), seguidos de 6 mg cada 6 horas, hasta obtener un resultado satisfactorio.

Interrupción del embarazo. Hoy se estima razonable interrumpir el embarazo una vez controlado el cuadro convulsivo, las cifras tensionales y recuperada la conciencia por parte de la mujer. Previo a la interrupción del embarazo se recomienda conocer el recuento plaquetario. El parto puede resolverse a través de inducción ocitócica u operación cesárea, de acuerdo a las condiciones obstétricas.

Anestesia. En nuestro medio usamos preferentemente los bloqueos regionales (peridural, raquídea), reservando la anestesia general para casos excepcionales. La anestesia peridural disminuye la vasoconstricción, y por lo tanto la presión arterial, y alivia además el dolor y el estrés que favorecen un aumento de la presión arterial, particularmente en mujeres preeclámpticas.

11.     ¿En qué momento se interrumpe el embarazo en los otros tipos de SHE?

  • HTA crónica con mal control: 36 semanas. Recomendación C.
  • HTA crónica con tratamiento farmacológico y buen control de presiones: 38 semanas. Recomendación C.
  • HTA crónica sin tratamiento farmacológico: a las 40 semanas. Recomendación C.
  • HTA transitoria: 40 semanas. Recomendación C.

La interrupción del embarazo dependerá del tipo de SHE, de si está o no acompañado de tratamiento farmacológico, y del control de las cifras tensionales.

12.     Manejo posparto de las mujeres con SHE

Durante el posparto se debe realizar un seguimiento de la presión arterial, y manejar las crisis hipertensivas.  Recomendación C.

En el puerperio se debe mantener una presión sistólica < 160 mmHg y una diastólica < 110 mmHg.

Los fármacos que se pueden utilizar en la lactancia son enalapril, captopril, nifedipino, labetalol y propanolol. Se desaconseja el uso de Atenolol. No existen datos suficientes para la utilización de Losartan.

Si las presiones se mantienen elevadas después de 3 meses posparto, se denomina HTA crónica.

13.Aspectos que se deben considerar en la mujer con hipertensión arterial crónica sin PE sobreagregada

  • Se debe realizar un seguimiento cercano de la mujer debido al riesgo elevado de desarrollar PE. Recomendación C.
  • Debe utilizarse aspirina 100 mg/día antes de las 16 semanas con el fin de reducir el riesgo de desarrollar PE. Recomendación A.
  • Si la mujer usa atenolol, enalapril o losartán, deben ser reemplazados por otros antihipertensivos. Recomendación A.

La mujer debe ser controlada en forma alternada por su internista y su obstetra, de modo que el intervalo sea de 15 días. Su PA debe mantenerse en cifras no menores de 140/90 mm Hg. Valores inferiores a esta cifra pueden provocar hipoperfusión uterina.

Una vez planteado el diagnóstico, deben solicitarse exámenes de laboratorio que permitan una evaluación completa del cuadro hipertensivo y de sus repercusiones multisistémicas. Desde el punto de vista obstétrico debe practicarse ultrasonografía seriada para curva de crecimiento fetal. La mujer debe realizar reposo relativo a partir del segundo trimestre de la gestación. El uso profiláctico de aspirina se debe iniciar antes de las 16 semanas de gestación.

La aparición de PE sobreagregada puede pesquisarse a través de exámenes de laboratorio (proteinuria cualitativa, Indice proteinuria/creatininuria (IPC), proteinuria 24 horas), aún antes de la exacerbación de la HTA. Con el fin de detectar precozmente variaciones de ellos, es conveniente solicitar en forma periódica (13-16, 25-26, 31-32 y 36 semanas de amenorrea) clearance de creatinina, proteinuria 24 horas, uricemia y hematocrito. La pesquisa de proteinuria cualitativa debe realizarse en todos los controles a partir de las 20 semanas.

Si la evolución clínica y de laboratorio es favorable, la mujer puede prolongar su gestación hasta una interrupción electiva a las 37-38 semanas. En caso contrario, debe hospitalizarse.

Flujograma 1: Manejo del Síndrome Hipertensivo en Atención Primaria

 

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Flujograma 2: Manejo del SHE en embarazadas > 20 semanas

 

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 Flujograma 3: Manejo del Síndrome Hipertensivo en Urgencia Maternidad

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Basado en: Oyarzún E (2013). Segunda edición del Alto Riesgo Obstétrico.