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3) Orientaciones de crianza

Apego y estilos: el apego es un concepto emanado de la teoría del apego la cual indica que las personas forman un patrón de interacción con el entorno u otras personas a partir de la relación temprana que establecieron con su figura de apego o cuidador principal. El apego en definitiva es un tipo especial de vínculo entre el niño/a y el cuidador principal.

El apego seguro o vínculo de buena calidad es esencial para que el niño desarrolle un sentimiento de seguridad y predictibilidad respecto al mundo que lo rodea.

  • Apego seguro: Se caracteriza en que el niño/a utiliza a su cuidador como una base segura para la exploración, protesta o muestra ansiedad de separación, consolándose cuando esta con él o ella. Algunos consejos para promover o mantener un apego seguro son : no dejar llorando a su bebé, dedique atención a su bebé también en los momentos que está activo y alimentado, busque las actividades con las cuales el bebé se muestra más interesado, converse y juegue cerca de la cara con su hijo.
  • Apego inseguro ambivalente: Se caracteriza porque el niño/a no puede utilizar al cuidador como una base segura, y no se tranquiliza al reunirse con su cuidador. En este tipo de apego el bebé está continuamente buscando la proximidad con el cuidador y este es inconsistente. Algunos consejos e indicaciones para mejorar el vínculo son: probar varias formas de consolar, busque apoyo si no sabe que hacer frente al llanto o si se siente sobredemandado/a, ser persistente y tolerante en los momentos de frustración y llanto, no reforzar el uso de agresión para conseguir metas, evite separaciones bruscas e impredecibles, no fuerce la independencia.
  • Apego inseguro evitativo: el niño/a no tiene confianza en recibir cuidado y apoyo del cuidador, muestra poca ansiedad de separación y un claro desinterés en el posterior reencuentro. Las características del cuidado en este caso son de rechazo, rigidez, hostilidad y aversión del contacto, constituyéndose como figuras sobreestimulantes e intrusivas. Algunos consejos para mejorar el vínculo son: diferenciar juego de tarea, evitar obligar al niño a realizar actividades que no lo entretienen, permitir que el niño/a escoja que quiere hacer, si el niño/a evita la mirada no forzar el contacto, aceptar el llanto como un medio para comunicar una necesidad.
  • Apego desorganizado: Se caracteriza por el niño/a realiza conductas estereotipadas, cambios inesperados y aparentemente incomprensibles, busca contacto con la figura de apego pero de una manera contradictoria. Es un tipo de apego aparentemente mixto usual en niños y niñas que han sufrido maltrato y/o abuso.

 

Manejo del llanto y  consuelo efectivo

Es importante que los padres y cuidadores reconozcan que los bebés no lloran sin motivo y que el llanto es un llamado de la atención que indica al adulto que debe identificar la causa y realizar las acciones necesarias para consolar efectivamente al niño/a. Muchas veces, el llanto, enfrenta a los cuidadores o padres a situaciones de estrés al no poder calmar efectivamente a su hijo llegando en algunos casos a cometer maltrato o negligencia, sobre todo aquellos que son inestables emocionalmente o no son capaces de manejar la situación a la que se ven enfrentados.

  1. Características del llanto: Al escuchar el llanto de un niño o niña con detención, se puede lograr identificar su motivo. Cuando los padres o cuidadores se dan la oportunidad de escuchar detenidamente a su hijo e hija son capaces de comprender la necesidad que gatilla el llanto y responder adecuadamente a sus requerimientos. El menor transmite una amplia gama de sentimientos con este llanto: desde temor, rabia o simplemente deseo de compañía.
  2. Problemas en niños y niñas asociados al llanto: Algunos padres y/o cuidadores desarrollan estrategias asertivas que les permiten estar tranquilos y asertivos mientras consuelan al niño o la niña. Otros con menos recursos o apoyo pueden perder rápidamente el control, desplegando estrategias infructíferas, dentro de las conductas más dañinas para la salud del niño se encuentran el zamarreo y golpes.

El llanto persistente ocurre en alrededor del 20% de los lactantes y de ellos el 90% es producido por causas no orgánicas como: los cólicos o el síndrome del niño irritable, el lactante cansado, el lactante que se ha hipoalimentado, el lactante de difícil consuelo, intolerancia a la proteína de la leche de vaca, reflujo gastroesofágico, intolerancia a la lactosa, y solo el 10% tiene su origen en causas orgánicas.

3. Formas de abordar el llanto: Uno de los enfoques que ha sido descrito para calmar al niño o la niña que manifiesta llanto persistente, es la activación del reflejo de calma o método The happiest baby (THB), el que está basado en la hipótesis que al imitar las condiciones que se daban en el útero durante el embarazo, se activará en este su reflejo de calma. Este método está basado en cinco estrategias que se realizan en cascada para que el niño o niña recuerde su condición intrauterina y logre la calma:

–          Envolver al niño en un “lulo” con extremidades superiores inmovilizadas y piernas libres

–          Poner en posición lateralizada con la cabeza más baja que el cuerpo

–          Producir un ruido blanco, un sonido alto de “ shhhhh” constante y cerca de la oreja

–          Mecer con energía

–          Succionar, un chupete o algo blando

Manejo de la frustración (pataletas)

La frustración y el enojo son emociones muy frecuentes en los niños y niñas de 2 a 5 años y preescolares, comienzan a darse cuenta de que no pueden hacer o tener todo lo que desean. La frecuencia de rabietas o las llamadas “pataletas” es alta en la edad preescolar, llegando incluso hasta 6 veces por semana. Algunas recomendaciones para el manejo son : el adulto debe estar tranquilo, bajar su rostro al nivel del rostro del niño y hablar con un tono tranquilo y dar instrucciones simples, avisar con anticipación que se va a quitar un objeto o se va a suspender una actividad para disminuir la frustración, al decir que “no” se debe explicar con pocas palabras por qué no se puede, ayudarlos o cambiar una actividad que no puedan realizar y provoque frustración, intentar calmarlo de forma activa tomándolo, tocándolo o cambiándolo de lugar, una vez calmado es importante que el niño sepa que lo que hizo en la rabieta está mal ( patear, palabras feas, etc.) , no dejar solo ni mostrar ira hacia el niño/a.

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